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portada-temporada.jpg Temporada de las flores tristes (Tezcatlipoca Blues)
Generación espontánea-SCCM-AEM-La Pirámide-Géiser & Toshka
México, 2010.

Por Héctor Carreto

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Aunque Temporada de flores tristes (Tezcatlipoca blues) no es el primer libro de poemas de Xhevdet Bajraj editado en México, sí es su primer “libro mexicano”, escrito en nuestro país, y en el que leemos no sólo en un perfecto español, sino además, muchas expresiones locales, que este poeta albanés, mexicano por naturalización, ha asimilado. Tanto por esa manera de abordar el lenguaje (de elegirlo, más bien), como por los asuntos que asume, se diría que Bajraj pertenece a la rama de la poesía coloquial, es decir, carnal, directa, cotidiana, sin afectados ornamentos del lenguaje, pues, ¿de qué otra manera podría expresar su molestia por un mosquito que no le permite conciliar el sueño? En Temporada de las flores tristes sentimos al Efraín Huerta de Los hombres del alba (“Mientras uno muere a tiros/ a cuchilladas/ de hambre/ por falta de amor o demasiado desamor”), hasta el de Los eróticos y otros poemas y el de los Poemínimos. Cito unos cuantos ejemplos que Bajraj podría hacer pasar como poemínimos:

O el de otro maguey
que haría decir al gran cocodrilo
en hipotético epitafio
no se pulque a nadie de mi muerte.


En otra parte, Bajraj anota:

Mientras sigamos más silenciosos que el mezcal
más pequeños que los calcetines del gusano de la botella
en país de ciegos
el tuerto es güey   


Pero el sentido del humor de Xhevdet Bajraj no se ciñe únicamente a insertar poemínimos propios a su discurso; tiene más y diferentes registros, como en aquellos versos que dicen:
"Para que caigan las máscaras/ a veces es suficiente la cáscara de plátano”.

En otro momento aplica el humor irreverente:

Escuchar a Homero
el muñequito que canta la Ilíada
en inglés y a ritmo de speed metal
pero únicamente cuando tiene pilas.  

Temporada de flores tristes (Tezcatlipoca blues) no es, aunque lo parezca, un extenso poema que se rige bajo los mandatos de la literatura automática. Su estructura es abierta, que no es lo mismo. Es el Big Bang donde la fricción de los elementos hace que éstos se disparen hacia diversos puntos. En una revisión rápida, la estructura del libro podría parecer desordenada. Una lectura atenta nos dirá lo contrario. Veamos el asunto: el insomnio, y su desarrollo: el yo poético no puede dormir porque un mosquito no lo permite. Dicho mosquito le va dando unidad al conjunto; es el leit motiv que nos va recordando, a lo largo del libro, que el sujeto no puede conciliar el sueño. En este sentido, fondo y forma son parte de un organismo inseparable: numerosos pensamientos vienen en desorden cuando uno intenta dormir inútilmente. Estamos ante el flujo de la conciencia, como lo concibió aquel católico irlandés que reescribiera el retorno de Ulises a su casa en Dublín. El tiempo externo del poeta de Kosovo dura unas pocas horas nocturnas; su periodo interior no sólo se expande en el tiempo sino también alcanza grandes distancias; recuerdos y pensamientos inmediatos, personales, se entretejen con sucesos políticos, históricos y sociales. La neurosis del yo poético navega en las mismas aguas que las noticias sobre policías y narcotraficantes: “Los dieciséis movimientos guerrilleros de EU en México/ y los dieciséis movimientos antiguerrilleros gringos/ en nuestro territorio/ que no pueden proteger a un ciudadano de un solo mosquito.”

Con esta salida humorística consigue fusionar dos naturalezas. Poesía política en el más amplio sentido del término, y también, asumida desde diversos ángulos, aunque siempre con mordacidad lúcida. Muy cercanos a nosotros sentiremos lo siguiente:

El buen político
es aquel que se hizo cirugía plástica
a quien le pusieron en la cara la piel del culo
habla poco
pero cuando lo hace
no dice nada
no da ningún paso adelante
ni para atrás ni a la izquierda ni a la derecha.

Cuando el hecho político pasa a formar parte de la Historia, y lo observamos con fría distancia, Xhevdet Bajraj nos lo entrega convertido en una espléndida fábula, la del dictador Turkmenbashi, en la que advertimos la bien asimilada lectura que Xhevdet ha hecho del gran poeta polaco Zbigniew Herbert. En tal espejo en el que quisiéramos ver únicamente a Stalin, Hitler, Mussolini u otros tiranos del pasado, lamentablemente nos estrellamos con los rostros de nuevos gobernantes. Fábula terrible no exenta de humor negro. Cito un fragmento, que muestra el espíritu totalitario de un tirano:

Emitió un derecho que prohibía
el sida internet videos de rock música
impuso a los extranjeros el pago de una tasa
para casarse con mujeres del país
cuando un periodista le preguntó si había leído a Shakespeare
Já respondió
yo mismo le dicté todos los dramas
pero como el Bill tuvo problemas de concentración
se confundió mucho en el Hamlet
by the way
y Beethoven escribió la novena sinfonía de oído
porque yo se la dicté.

En suma, Temporada de las flores tristes (Tezcatlipoca blues) es un libro con muchos registros, con un discurso que va de lo lírico al lenguaje publicitario y al de la cultura popular (Pop Art, según los artistas visuales), y de lo social a lo personal. Un poemario novedoso y con un sentido del humor que lo hace sumamente disfrutable.




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