No. 79 / Mayo 2015


 


Primer Concurso de Traducción de Poesía

 



Fallo: Rolf Dieter Brinkmann y Ava Gardner
Traducción ganadora, Silke Trienke
Primera mención, Claudia Patricia González Lozano
Segunda mención, Claudia Régules   

 


Rolf Dieter Brinkmann y Ava Gardner
Gonzalo Vélez

Antes que nada, un saludo cordial y amplias felicitaciones a los participantes, cuyo número excedió bastante nuestras expectativas. Verter la creación poética de una cultura al contenedor lingüístico de otra es acaso lo más delicado y lo más exigente que puede haber en el ámbito de la traducción de literatura ˗y de la traducción en general˗, y el esfuerzo, u osadía, de intentarlo es encomiable y merece aplauso y votos a la perseverancia –que es la única manera de llegar a lograr alguna versión medianamente equiparable de cualquier original sobresaliente. De modo que muchas gracias por su entusiasmo a las 35 personas que respondieron a la convocatoria.

Debo decir de algún modo que ha sido una experiencia por demás grata revisar, cotejar, descartar y elegir las versiones participantes del poema de Rolf Dieter Brinkmann que propusimos para este concurso. Y también, debo confesar que inesperadamente me he sentido menos en el papel de un escrutador literario, y más una especie de director musical conduciendo una audición de aspirantes para entrar a una orquesta con su instrumento: a todos ellos se les entregó la misma partitura, y uno por uno fueron entrando cada cual con su interpretación a la atención de quien esto escribe.

Como es más o menos normal tanto en concursos como en audiciones, varios de los músicos se presentaron con su instrumento desafinado, o bien no ensayaron lo suficiente, o bien les falta todavía dominio técnico. Por otro lado, fueron igualmente varias las versiones aprobadas sin más, algunas de ellas con soluciones excelentes en partes problemáticas del original, que no eran pocas. Por ejemplo, una dificultad mayor resultó el tono cotidiano del poema, que en el original no se mete en complicaciones, pero lograr un equivalente neutro en español no fue tan fácil.

Lo primero para intentar una buena versión de un poema es averiguar lo más posible sobre el poema mismo, sobre el autor, sobre su contexto. Siendo así sabríamos que Rolf Dieter Brinkmann sentía cierta fascinación por la cultura estadounidense, y que a principios de los años setentas pasó un año en Estados Unidos. Entendemos entonces el poema como la expresión de la frustración o el enojo de un joven poeta alemán que fue al cine solo y vio una película mala.

¿Qué película vio? El buen traductor tiene que ser también un buen investigador. La protagonista, sabemos, es Ava Gardner, en un entorno lleno de chinerías, dice el poema. Nuestra amiga Wikipedia nos ofrece la filmografía de la diva, y en ella nos llama la atención 55 Days at Peking (1963), de Nicholas Ray (Rey de reyes, Rebelde sin causa), con Charlton Heston y David Niven, además de Ava; me atrevo a decir que es la cinta aludida. Convendría entonces sumergirse en YouTube en busca de la película para dar con la escena de la persona tirada en el pasillo y comprender así cabalmente el poema. En particular encontré una revisión crítica de la cinta, en inglés, un poco lenta al principio pero luego el comentarista se apasiona y vale la pena oírlo: https://youtu.be/deBGNTTqH54. Suficiente para entender por qué Rolf Dieter Brinkmann se molestó tanto como para salirse a la mitad de la proyección jurando no regresar al cine jamás.

55 días en Pekín refiere el motín de los campesinos chinos en 1900 en contra de las delegaciones diplomáticas de las potencias imperiales europeas, conocido como la rebelión de los boxers; una película histórica con acciones épicas, a la que por prurito hollywoodense le ensartaron una historia romántica. Una cinta, también, con notables fallas en la producción, entre ellas, aparte de incoherencias históricas y escenas gratuitas, juntar a dos personas que en la vida real se detestaban mutuamente, según esto, como Charlton Heston y Ava Gardner, que además tenían en la trama su escena amorosa, lo que desde el principio no auguraba nada bueno.

Durante 55 días resisten los extranjeros atrincherados en una fortaleza, defendiéndose hombro a hombro sin importar sus diferencias nacionales. Nuestra diva actúa el papel de la Baronesa, una mujer ya no joven que tiene amoríos internacionales con el cuerpo diplomático, pero que con los heridos de la batalla se transforma en una enfermera abnegada. Después de la escena climática con Heston, el oficial en jefe de los marines, eventualmente ella es alcanzada por una bala y muere. Suponemos que el galán que va infructuosamente en su búsqueda es Heston, y que la persona tirada es la Baronesa muerta, pero sin sangrar siquiera, y moviendo aún el dedo gordo del pie.

La primera mitad del film, dice la reseña, es malísima; la actuación de Ava Gardner, de sus peores. Sabido esto, regresemos a nuestro poema y podremos comprender ahora el motivo del disgusto de Brinkmann. Hay que imaginarlo: joven profesor alemán invitado en una universidad en alguna ciudad de provincia de Estados Unidos; vive solo, no conoce a nadie, y a veces no tiene nada que hacer; decide ir al cine, con cierto entusiasmo, a admirar a una diva de Hollywood. Pero lo que alcanza a ver de la cinta lo va decepcionando paulatinamente, hasta que el dedo del pie de Ava Gardner le colma el vaso y sale enfurecido del cine, directamente a escribir el poema de su desilusión, bajo la cual subyace una velada crítica al modo de vida estadounidense.

No puedo garantizar que así haya sido en efecto; sin embargo, los indicios para reconstruir la historia parecen más o menos sólidos, y ofrecen una base para interpretar el texto.

En cuanto a nuestro certamen. Hubo algunas versiones de ciertos versos sumamente afortunadas, como “unas sandalias de verano tiradas”, que fue la interpretación más refinada de todas en esa parte; o “Hay cosas más graves que los dedos de los pies,/ lo sé...”; o bien “¿Qué significan los dedos de una mano/ abiertos sobre un muslo”; o, al final: “La memoria es uno de los lados./ El otro lado no lo conoceremos jamás.” En cambio otras versiones fueron acaso demasiado literales, para las que recomendaría apegarse más al idioma de llegada, en traducciones como: “Hay penas como los dedos, es lo que conozco”, o: “Hay cosas peores que dedos, eso lo sé”.

Menciono un par de lugares de interpretación delicada. En cuanto al título, “El pie desnudo de Ava Gardner...”, más o menos veinte por ciento lo tradujo como “El pie descalzo...”. Claro que es una interpretación; sin embargo, en la octava estrofa aparece literalmente “barfuß”, “descalzo”, luego el “nackte Fuß” debe apegarse, creo, al “pie desnudo”, sobre todo porque también el poema “desnuda” en cierto sentido al cine hollywoodense.

Otro similar es la palabra “Stoff”, para la cual remito al canónico diccionario Duden, gratis online. Stoff es primero: “una tela de hilo”; luego, “sustancia (química)”; luego, “enervante, o combustible”; luego, “tema, contenido, materia” y “material de información o de conversación”. En este caso es una escena de cine: una tela, probablemente de un vestido, se abre, y lo que se muestra es un dedo gordo del pie. Pero si interpretamos “tela” como “materia”, nuestra versión española adquiere connotaciones metafísicas insospechadas. No: ni “se escinde la materia” ni tampoco “la tela se parte”; simplemente de una tela sale un dedo. Lo mismo en la sexta estrofa: sólo se abren las cortinas del cine para que empiece la película; nada hay que “se rasgue” ni que “se desgarre”.

Las sandalias de la estrofa ocho que menciono arriba también arrojaron algunas interpretaciones demasiado enfáticas: “aparte/ arrojadas delicadamente sandalias”; “al lado/ lanzadas, ligeras, sandalias”; “ligeras/ sandalias echadas por ahí”. Por el contrario, ésta es una parte llana, que rítmicamente debe llevar de manera natural al sarcástico “¡Está descalza!”, como creo que lo logran las versiones de Claudia Régules y de Silke Trienke.

Estaba por hacer una recomendación adicional sobre evitar el uso de localismos y buscar un español universal, pero luego ya no supe bien qué cosa es un localismo y menos qué es un español universal, aunque en sí no lo es ni el castellano, ni el mexicano, ni el argentino, ni ninguno de los otros veinte o treinta que habemos. No sé si baste con considerarnos un continente lingüístico multidialectal, cuyo centro está en todas partes y su periferia en ningún lado (¿cómo era eso de Borges?); en todo caso es otro tema de discusión para otro momento.

Y también la recomendación de evitar el uso intencionado de rimas ˗sobre todo, por favor, no rimar con verbos, y menos con infinitivos. Hasta que apareció la versión de Paty Lozano, que rescato con una mención por ser una interpretación muy libre, bien lograda, que supo adentrarse en el espíritu del poema, y que en cierto modo va a contracorriente de la intención un tanto experimental del autor, al proponer dísticos rimados.

Cuando las versiones son acertadas, y aquí tuvimos una docena, no es fácil discernir cuál es la “mejor” de acuerdo con un criterio que no sea demasiado subjetivo. En nuestro caso, independientemente de si la referencia cinematográfica que propongo es o no correcta, me basé en una sutileza poco perceptible en la estrofa once, donde dice: “...wer ist das, der nun halb/ entblößt...”, que acaso puede interpretarse sin mayor problema como género masculino; aunque para ello quizás el autor hubiese puesto “...wer ist er, der nun...”, o incluso “...wer ist der, der nun...”. Y aquí tenemos das, el género neutro que nos remite tan solo a un ser humano. Que probablemente sea más bien la pobre de Ava Gardner, en la imagen que al principio el poeta no se puede quitar de la cabeza: muerta, pero sin sangrar, y con el dedo gordo del pie aún tembeleque.

Bajo este criterio, elegí la versión número 27, de entre las 35 que llegaron numeradas y sin firma a mi correo electrónico. Corresponde a Silke Trienke. ¡Enhorabuena!

La versión de Silke Trienke supo conservar el tono coloquial e irónico del original, sin desapegarse de la situación planteada y de su sentido, manteniendo esa ironía un tanto incómoda que es la base del poema de Brinkmann, algo ciertamente difícil de conseguir. Merece asimismo una mención la versión de Claudia Régules, por su interpretación equilibrada, con un énfasis notable en la economía del lenguaje y un par de soluciones elegantes que la hicieron destacar. ¡Felicidades!

 
 

Traducción ganadora


Mtra. Silke Trienke, nacida el 9 de febrero de 1974 en Unna, Alemania, estudió la carrera de Traducción e Interpretación en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Colonia y se tituló en el año 2004. Desde octubre de 2004 vive en México, D.F. trabajando como traductora independiente. Desde el año 2009 es profesora de asignatura “A” interina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, impartiendo clases de traducción español-alemán para los estudiantes de la carrera de Letras Alemanas del Colegio de Letras Modernas. En este semestre 2015-2 está impartiendo un seminario de traducción de poesía.


ROLF DIETER BRINKMANN: Der nackte Fuβ von Ava Gardner
 

 El pie desnudo de Ava Gardner

es
una pesadilla, si ya no
se puede borrar de

    la memoria
aunque jamás he vuelto a ver una película
con Ava Gardner

    después de haber
visto cómo la tela
se abre

    y aparece un dedo.
Hay cosas peores que los dedos de los pies, eso
lo sé

    pero no hay nada que
se compare al dedo de Ava
Gardner.
   
     Un
telón se abre y me estoy
sumergiendo en el

     sueño confuso
de seda china, plisé, tul
y ligeras

     sandalias
arrojadas. ¡Está descalza!
Pero, ¿a dónde va el calor

     cuando se evapora?
¿Qué significa la mano extendida
sobre una pierna? ¿Quién sufrió el

      trágico
accidente, cuando quiso entrar por
primera vez y no encontró la llave que

siempre estaba debajo del tapete? y
¿quién es la persona que yace
semidesnuda en el pasillo
   
      sin sangrar?
Aún se estaba moviendo un dedo
cuando abandoné el cine para

      siempre.
La memoria es una parte,
la otra no la conoceremos nunca.
 






Primera mención

Claudia Patricia González Lozano. Fecha de nacimiento: 25 de septiembre, 1984. Experiencia en traducción:
2007-2015   Textos y Artículos Científicos (inglés, francés y español)
2014-2015    Textos Culturales (español y alemán) para el Instituto Dante Alighieri de Tlaxcala.
2006-2007  Traductora de Textos de Arquitectura y Proyectos Ejecutivos (español e inglés) para Orozco Group, Ensenada, Baja California.

Resúmenes traducidos:
Los límites de la alteridad: el otro desde la energética social
Zoonosis por murciélagos Molosidos urbanos: una amenaza invisible
La naturaleza como víctima de la conquista Española caso: los murciélagos


El pie desnudo de Ava Gardner

esa pesadilla, de su mente no puede desaparecer.

Nunca he vuelto a las películas de Ava Gardner después de haber
visto la tela separarse para un dedo del pie dejar entrever.

Sólo dedos, no es gran cosa, no es motivo de alarmarse;
sin embargo, nada puede a los suyos compararse.

Al abrirse la cortina, envuelto entre tul y seda
me cuelo a un salvaje sueño. Junto, sandalias ligeras

que tiradas en el suelo aparecen en escena,
encuentro que está descalza, y exclamo ante mi pena.

Pero ¿adónde puede irse esa calidez tan pura
que en el aire se desvanece con tímida dulzura?

¿Qué significan sus dedos sobre su pierna abiertos?
¿Quién sufriría esta tragedia, si bajo el tapete desierto

no pudo encontrar la llave aquél que quería entrar?
¿Quién es la musa que yace en el suelo sin sangrar?

Y estando semidesnuda aún puede el dedo mover,
mientras yo abandono el cine, para nunca más volver

La memoria es una parte importante en nuestra vida,
aunque siempre sea una pieza por todos desconocida.


 

 


Segunda mención

Claudia Régules Reyes. Fecha de nacimiento: 7 de junio de 1981. Pasante de la licenciatura en Ciencias Políticas en la UNAM.

El pie desnudo de Ava Gardner

es
una pesadilla, cuando no
se puede liberar

       de la memoria
aunque nunca más haya ido
a una película
de Ava Gardner

       después de que una vez
vi, como la tela
se doblaba

       y un dedo del pie emergía.
Hay cosas más graves que los dedos de los pies,
lo sé

       pero no hay nada, que
se pueda comparar con el dedo
de Ava Gardner.

       Una
cortina se abre y
penetro en el

       confuso sueño
de seda china, pliegues, tul
y ligeras sandalias

       arrojadas a un lado.
¡Ella está descalza!
¿Pero adónde va el calor

       cuando se escapa?
¿Qué significan los dedos extendidos sobre
un muslo? ¿Quién sufrió el

       trágico
accidente, cuando por primera vez él quiso
entrar y no encontró la llave, la

que habitualmente estaba debajo del tapete, y
quién es, el que ahora yace
semidesnudo en el piso

       sin sangrar?
Aún se movía un dedo del pie
cuando abandoné el cine

       para siempre.
La memoria es uno de los lados,
el otro nunca lo sabremos.