Una luz como aire nevado |
Por Aurelio Asiáin |
Elsie Stevens le contó a Harold Bloom que todos los días, al volver a casa tras la larga jornada en Hartford Accident and Indemnity, la compañía de seguros de la que era vicepresidente, su padre se dirigía al estudio y, antes del par de martinis y las páginas de poesía francesa, se aplicaba en la composición de a Japanese flower arrangement (Bloom dixit). Este poema se refiere a uno de esos arreglos. Pero al releerlo, hace un año, lo que me vino a la mente de inmediato no fueron imágenes de ikebana (no soy devoto del ikebana) sino de los hermosos arreglos que prepara y luego fotografía espléndidamente mi amiga Anna, que es italiana y nunca ha estado en Japón (aunque su nombre en Flickr juega con el japonés: hanna.bi, que cabría traducir como “flor de fuego”.
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Una luz como un aire nevado
Por Aurelio Asiáin Elsie Stevens le contó a Harold Bloom que todos los días, al volver a casa tras la larga jornada en Hartford Accident and Indemnity, la compañía de seguros de la que era vicepresidente, su padre se dirigía al estudio y, antes del par de martinis y las páginas de poesía francesa, se aplicaba en la composición de a Japanese flower arrangement (Bloom dixit). Este poema se refiere a uno de esos arreglos. Pero al releerlo, hace un año, lo que me vino a la mente de inmediato no fueron imágenes de ikebana (no soy devoto del ikebana) sino de los hermosos arreglos que prepara y luego fotografía espléndidamente mi amiga Anna, que es italiana y nunca ha estado en Japón (aunque su nombre en Flickr juega con el japonés: hanna.bi, que cabría traducir como “flor de fuego”. Fue, sin duda, sobre todo esa frase que se encabalga del segundo al tercer verso: “The light in the room more like a snowy air”, lo que provocó la desviación, pues describe perfectamente los tonos emocionales de sus fotografías. Es notable que, para titular la más reciente de sus fotos (la he puesto en esta página, aunque no regale claveles sino tulipanes), Anna haya citado parcialmente el verso final de la segunda estrofa: “white and snowy scents”. En la poesía clásica japonesa, del Man’yoshu (siglo VIII) al Shinkokinshû (s. XIII), la palabra nioi (aroma, fragancia) no se refiere habitualmente a percepciones olfativas sino visuales o aun sonoras. Por ejemplo, en Fujiwara no Teika (me ocupo de estos versos en Luna en la hierba): 白雲の春はかさねて立田山小倉の峰に花にほふらし Bloom, que muchas veces ha comentado el poema de Stevens, no repara en ello. Tampoco en que el verso “The imperfect is our paradise” corresponde a la noción de wabi, central en la cerámica japonesa, en el arreglo floral y en otras cosas que vendrían a cuento. No me entretengo ahora en ellas. Supongo que habrá otras traducciones españolas del poema, pero como no las tengo a mano aventuro la mía. Al curioso del original le bastará poner el título, “The Poems of Our Climate”, en Google. Los poemas de nuestro clima
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