Tu mirada en la flor se vuelve oscura.
Es la mano que marca distancias
(Y besé aquél adiós aquélla nave de serpientes.)
Con un rumor de adiós entre los labios La ciudad a medianoche me asigna un nombre
Y con tristeza asumo la sombra que me asedia
Una alabanza Un exilio que se enaltece con mi nombre |
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