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Afşar Timuçin |
Afşar Timuçin |
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Primer amor, primera soledad, primer fracaso. Yendo por las carreteras que se alargan la pasión se vuelve inquietud. Quizás olvides hasta su nombre cuando hables. Primero es evidente, después se mezcla todo: la que esperas no viene nunca. El deseo de verla de nuevo va creciendo mientras despacio asoma el hastío. Al decir, cuántas cosas hemos soñado, ves cuánto has perdido, nace la soledad. Así cuando se siente uno cansado de vivir, el amor se cubre de cenizas y poco a poco se enfría. El temor te trajo todo lo que existía. El secreto del vivir lo encuentras en la locura El hombre no puede evitar llorar sobre su ser al mirar los espejos hechos pedazos. Recuerdos del viajero El viento loco desgarró mi velamen Había prometido llevarme lejos Ah los tiempos antaño amados Al final os burlaste de mí. Soy un velero vagabundo en medio del océano. Por todo veo naves de piratas espero nuevos vientos de alta mar como un enamorado de una imagen. Por lugares desconocidos me pasearon unas olas enloquecidas e indomables, bajo cielos pulcros por la noche Los cielos me arrastraron hacia lugares impensables. Persistencias Como una hoja caída en el vacío no acabó la noche, se demoró. Ni la claridad de la tarde ha quedado. Ni los vestigios de las últimas luces. Como una gata que duerme en un cojín El viento se agazapó entre las ramas. Por la orilla del mar bajo los pasos de la gente. Trompetas se mezclaron con arenas. Aunque todo lo que existe inspira la muerte la guerra en contra de los dioses aún no acabó. quién puede justificar de madrugada las gentes que algo han dejado dolor escrúpulo inquietud hastío Tienes costumbre de esas cosas ¿Vendrá el fracaso en un momento inesperado cuando las llamas ondulen sobre el fuerte? Era imposible Me era imposible cambiar de opinión Qué hermosa eras bajo la luz de los tiempos Qué hermosa eras pese a los tigres de tu rostro que bajaban de los montes como niños. Qué hermosa eras pese a tu increíble juventud Y pese a tus inquietudes que paseabas como tumbas Cuando las dudas acudían como tardes heridas Mudas y perezosas por los espejos de las aguas. No era el temor a perderte a agarrarme a las rocas de la soledad. Era una forma de queja sincera que no se puede vivir fuera de las inquietudes. Estábamos cara a cara estábamos hartos Junto al mar que amábamos tanto. El hombre es un animal poco razonable. En cuando pierde su alegría se siente orgulloso.
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