No. 40 / Junio 2011 |
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@hierbadenoche (Estefanía G.) /
@ciervovulnerado (Mireia Anieva) |
H- El primer temblor del aire. Caracolas de agua, y pecho. C- Dentro de este pecho late un pájaro asustado con corazón de segundero. H- Corazón que es pájaro pequeño, y llueve. C- ¿Adentro de dónde está la vida? ¿Adentro del pecho de qué pájaro, adentro de qué voz palpitante? H- Mi dedo acostumbrado a dibujar rostros. C- Tu risa nueva de salvación, de santuario. Tu risa nueva para venir a beberla y calmar nuestra sed de años cansados. H- Una franja de costa interminable. Descubrí que el mar era él. C- Pensé que puedo ser una costa para recibirte cada vez que quieras romper en mí. Que debo aprender a quedarme quieta y esperar la temporada. H- Cuando bajó la niebla había comenzado a morir. C- Cuando naciste, no había niebla. Pero el milenio daba sus primeras luces y siempre pensé que era una señal. Hacía frío. H- Milagro de la telaraña tras el chubasco. C- El ir y venir de tu nombre en una sala de espera. H- Me entrelazo hondamente en la mañana. C- 3. El ir y venir del tiempo sobre tu nombre. H- Las yemas de los dedos, y pulsan. C- Sembrarse al lado de la hierba para aprender de ella a crecer lentamente, contemplando. H- Espuma en los troncos desnudos. Fuentes de mariposas. Salamandras aplastadas en la carretera mojada. C- A veces, cuando todo se derrumba, se necesita un accidente así de grande como tú. Un accidente antiguo. H- Un niño en la placenta de la luz. En torno, el abismo. Soñé marismas. Era de día. C- Todavía recuerdo tu olor de nuevo en el mundo. Ese olor que se parece a lo que está antes de la vida. H- Me he quedado dormida y no puedo despertar. C- Estoy buscando que la eternidad me muerda, que me infecte un poco de ella. H- Camino en la noche por un largo farallón afilado que se mete en el mar. Pero es de día. C- He dejado claro que cuando muera debo ser enterrada en tu boca. Soñé que brotarían muchas flores. H- Poseer un abismo. Sus pájaros blancos. C- De todo lo que tengo rescataría solamente esa primera palabra tuya que fue para mí. De boca nueva, de voz naciente. H- La isla nada en la sed. Nada se derrite en su voz. C- Guardabas en esa boca húmeda todas las voces que alguna vez se abrieron debajo del mar. H- Quiero ser el fiordo y quiero ser el pájaro. C- Quiero ser una palabra que antes de nacer se rompa en tu boca. H- Tengo corazón. Y aún late. Los buenos días aletea. C- Está empezando a florecer tu lado de la cama. Hay soledades intuitivas. H. Se acaba el miedo y caigo. Siempre el eco. C- Sentarse es estar un metro más cerca del mar, un metro más cerca de nuestros muertos. H. Mimosas ofuscadas de tibieza se abrirán, erradas. Volverá el frío. C- Recuerdo el aroma del pasto recién cortado, el único olor hermoso que tiene la muerte. H- Volverá el frío, ansioso, y encontrará polen. C- Pensé que quedarme quieta me ayudaría a sentir tus años descendiendo en mí. Sería estar siempre viajando hacia ti, inmóvil. Desde adentro. H- Hay en el agua seres de viento. C- Sólo espero que a estas alturas del olvido, aún haya alguien deletreando mi nombre. H- Cae el día lentamente, su manto. C- La noche florece cuando sobre el idioma único del silencio alguien riega las semillas de luz de tu nombre. H- Cae un rayo en la tierra. Y no la rompe. C- El árbol que miro crecer me mira a mí. Firme contempla cómo caen las últimas hojas de mi follaje. Se ha comido mis frutos, mis años. H- Ligera resaca. Sensibilidad exacerbada. Un rayo de sol. C- Cuando olvide por completo quién soy, iré a buscar alguna mancha mía en tus sábanas, algún indicio. H- En la placenta, la caracola. Me enrosco. C- Voy a empezar a construir algo con el silencio de la espera para dártelo cuando llegue. Una palabra recién inventada. H- Nada me devora. C- Estoy hecha de todas las que fui y yo misma soy mis únicos muertos. |