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Por Ignacio Ruiz-Pérez |
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No. 42 / Septiembre 2011 |
[eternometraje montado en daguerrotipos sobre las calles de una ciudad en deconstrucción] [ ... ] yo corro por las calles porque el aire y no el polvo es mi elemento : más ligero que un latido corazón de colibrí , allanan mis pasos laberintos y pórticos disimulados por banquetas , cruces , peatones , piedras , mujeres , cables ; esquivar las estocadas de la muerte a cada paso es una tarea honda y sutil cuando su máscara es el ruido , la miseria , la doméstica agonía de los que me rodean a cada zancada , su extrañeza ante el silencio de mis pasos , y el ese ver las cosas tan lento , sangre que fluye apenas coagulada desde solitarios y frescos cadáveres , porque en la muerte nadie nos acompaña , sólo ese perro triste que soñamos la noche anterior , anémico al igual que la noche posterior a nuestra partida ; potro alimentado por torbellinos y pastos de mercurio , por gotas de sol que reverberan la indolencia del verano y repiten una y otra vez los pasos del lenguaje en nuestras venas : así troto por las calles , porque inmensa es la ciudad y abandonada y herrumbrada como los ocres páramos que extraño , fríos y violentos y también inmaculados porque en esta urbe no hay siquiera una astilla de pureza y la luz que le ilumina es absurda y esquirlada : la extensión de la ciudad es igual a la de todos los ladridos del corazón , rabiosa , enferma , imantada y más nómada que los árboles que me persiguen ; los árboles y no los pájaros , me persiguen : por eso me deslizo espetando sombras con mi sombra , y la sombra de las ramas y los frutos sombríos de las yerbas me acechan con todo su manar palomas glaucas y reptantes : es verdad , los árboles y no los rostros , me persiguen ; y yo ensueño y cerceno con mis párpados — tijeras que recortan las imágenes que colecciono para habitarlas después de mi muerte — el cielo todo , la gente toda , la vida toda : porque es prolongada e infinita la posibilidad de cortar y pegar las imágenes una vez vuelto a casa : abro los ojos frente a un cántaro lleno de agua ( en el que caen los primeros íconos idólatras ) y las imágenes pasan delante mío al igual que páginas de luz sobre la corriente de un anchuroso río ; y yo acomodo y reacomodo una y otra vez las partes de ese eterno collage en construcción hasta que la ciudad y sus seres son todos míos , y de nadie más ; por eso corro , porque una y otra vez disparo el obturador de mis pupilas en esta infinita película que pasa delante mío y que puedo apenas ver aquí y allá sin saber cual será el final de este inmenso y caótico eternometraje ; y no sigo más no porque aliento me falte , sino porque tú , quien lees , eres parte de esta cinta : tus ojos también han corrido de un lado a otro , acompañándome mientras corro y salto y capturo y vierto lo que apenas unas letras-calles atrás dejé , y porque no hay ciudad más intricada e inextricable que la página que ahora te dicto , y porque bien sabes que al terminar esta línea , estaré otra vez cortando las hojas de un árbol peregrino y las sombras y las alas de los ángeles que guardo para ti , porque yo también te veo , inmerso en esta inmensa escena , mortal y apenas vista , o cuando mucho , apenas leída , al igual que el polvo que no es mi elemento , sino el aire que transita por mis venas , mientras corro , y te sueño [ ... ] [ icarías ]
para roberto lópez moreno,
eterno lermador de la palabra son ángeles los perros pastados por la rabia ; habitados por un miedo y un asombro acumulados en páginas gastadas y mordidas por el hambre , ladra su corazón acorralado por hombres y calles sin salida ; eyaculados por la luz y por las sombras , son brújula sin sur buscando norte y amarguras , yerba que crece a contraluz ; terrestres pájaros que ladran contra el viento , reman el tiempo y el odio en las aguas impasibles de la acera : ciegos ícaros que beben un sol muerto ; pero su sed no es de inmortalidad , es de silencio : vendimiados por el ruido en las ciudades , afilan el alma y la noche con la lengua — roja esquirla de sangre sobrehumana , daga de plata muerta y templada por el alba — ( amanece ya la lluvia en los labios y en las charcas ) ; ángeles de yelo negro , niños de niebla que muerden olvido en el insomnio , son los perros la tristeza de Dios que vaga la ciudad y sus memorias por las calles de mi sangre , rota , herida , sonámbula ; [ naturaleza viva con paraíso y grafógrafo al fondo , con ciertas y desatinadas singladuras de corcel trotado y tactado por mar y vera hembra ] a ) el corazón es un grafómano , bien lo sabe usted : uno rescribe en el interior de las venas las noches todas y los días en vela , apuntando a la popa de los recuerdos mientras el mar entra en el ojo , dando tumbos de luz contra la espera ; hojas de sargazo y tinta de erizos son nuestra herramienta , astros y cardos marinos tejen la sangre sobre labios y uno piensa : ¿ quién he de leerme si no vos , el mismo que escribe y que lee ? b ) grafomanía de uno mismo , vivir , porque no hay escritura , sino vida : ángeles y hombres son uno y el mismo : letras perdidas en ese diccionario que Dios abandonó sin terminar , apología de olvidados y de tristes ; por ello la tristeza y la melancolía nos alimentan las horas del dolor , por ello no hay felicidad sino la casual e inventada por nosotros , por ello nos fue dada la imaginación , el sueño , los fantasmas y los niños : para tratar de escapar una vez más por esa dura y falsa portada del libro otro , el libro final y no el de los muertos ; porque tenemos la esperanza de poseer un nombre y una voz y no es así : una y otra vez nos repetimos porque somos uno y el mismo ; la muerte no existe : es sólo una página sin terminar que Dios abandonó — aún siendo niño — al albedrío de la luz y de los pájaros ; eso , la vida ; c ) grafía en un papel amarillento , sin colofón , sin fecha ni tiraje , lleno de erratas al unísono de nuestros pájaros latidos , aquí , henos : no terminas de escribir porque no terminan de escribirte , y mucho menos , de leerte : ¿ cómo danzar y saltar de una línea a otra — personas , cosas , recuerdos , casas , memorias — si estamos sujetos a las leyes de la ( des ) escritura del Otro ? ; por ello soñamos rostros , ciudades , amados nunca vistos y tantas cosas y misterios más , aquí , en estas páginas apenas acabadas que no son sino el borrador de un eterno guión absurdo y jamás representado ; no hay locura : los locos , los profetas y los niños — y algunas mujeres , e incluso , algún perro — son poesía y no narrativa o recetarios donde Dios ensaya su escritura con nosotros ( si buena suerte hemos tenido ) y cuando no , somos apenas nota al pie en un bosquejo errante , consonante minúscula en una ficción nómada o acaso , punto menor y final como el que sigue : . ( ése soy yo : yo : lo dijiste ) d ) ¿ grafismos ? ¿ grafurias ? ¿ grafuegos ? ¿ graformas ? sargazos en la lengua , látigos de hulla amaestrando los ojos y los miembros disolutos y rebeldes , así el peor , el infiel y bastardo corazón , ese que nada en territorios asolados por la hiel y por hedónicos cuencos de lujuria , bebiendo ídolos de carne a su paso , deseándolo todo y pudiendo apenas con su débil discurrir por el oriente , allí donde te espera , carne a carne , la oscura gota del deseo , corazón otro e infante , el mío , el que esto lees : y tú dices no , pero bien sé que en el fondo , y en tu más desnuda forma , trinas ya por verbar bajo este mismo cielo que castiga mi dolor , éste que es página y que es muerte y letra sin final ; aquí te espero , aquí donde los petirrojos guardan las agujas con que zurcirás mi sexo , débil ya por tus embates , agua ya y bebida fuente tornasol y funeral ; grafía también de ti , impúrpura escritura de un ya muriente dios , ebrio de sol , lunar e hipócrita como la luz que alumbra esta página nómada y la siguiente línea que termina con su carga de olvidados y muertos paraísos ; |
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