No. 63 / Octubre 2013 |
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Poesía en la calle: encuentros urbanos con la palabra poética
Poéticas visuales Por María Andrea Giovine
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“La poesía es un ajuste de cuentas con la realidad”, según Luis García Montero. Paul Celan decía que “la poesía es una especie de regreso a casa”. Carl Sandburg afirmaba que “la poesía es una síntesis de jacintos y bizcochos”. Hay innumerables definiciones de poesía. Cada una nos dice algo distinto, algo complementario. Para muchos, la poesía es un género que de entrada se tacha de difícil, inaccesible, oscuro. Algo lejano e intocable. No obstante, la poesía en la calle, también conocida por su nombre en inglés “street poetry”, desmiente lo anterior. Los poetas y colectivos poéticos que se dan a la tarea de escribir en muros, bardas, banquetas, postes, puentes y demás espacios urbanos tienden puentes entre la palabra poética y el transeúnte desprevenido, a quien convierten en lector. Robert Montgomery, “Street poem”. Londres. Fotografía de Brian Leli. En http://www.themorningnews.org/article/the-city-is-wilder-and-kinder-than-you-think
Las calles siempre están llenas de palabras: nombres de avenidas, letreros, anuncios de toda índole. Pero, ¿poesía? En el ejemplo anterior, el texto, bastante largo, lleva al lector a hacerse preguntas importantes sobre las convenciones, los deberes, los valores de la vida contemporánea. “Y por eso tendrás que aprender a mirar el cielo de nuevo”… Robert Montgomery se considera un acólito del situacionismo y ofrece al público la posibilidad de encontrarse con la palabra poética en el lugar y en el momento menos esperados.
El texto anterior, que en un inicio parece más vinculado con el discurso de la publicidad, o más bien de la anti publicidad, se convierte en un mensaje de libertad. Algo inesperado. Las dimensiones de los textos también son un punto importante. La poesía en la calle lleva la palabra poética a nuevas dimensiones y grandes formatos, con lo cual logra una visibilidad y una exposición particulares. “Cierro los ojos y pienso en todas las cosas que no quiero. […] Pienso en lo infeliz que esas cosas me harían y entonces soy libre. Si no quieres esas cosas, ellas nunca pueden tenerte realmente.” De nuevo, como en el ejemplo anterior, una vuelta de tuerca al final del texto. Es al final donde el discurso toma su vuelco poético: “Entonces pienso en la madera y pienso en mis huesos como madera…” La poesía en la calle en ocasiones reflexiona sobre su origen y contextualización urbanos. En este caso, el contraste entre lo urbano y lo natural es precisamente lo que genera el sentido del texto. Robert Montgomery, “Street poem”. Londres. Fotografía de Brian Leli. En http://www.themorningnews.org/article/the-city-is-wilder-and-kinder-than-you-think
De nuevo, tenemos un texto que reflexiona sobre su carácter urbano. “La ciudad es más salvaje y más amable de lo que piensas. Es un valle y tú eres un caballo ahí. Es una casa y tú eres un niño ahí […]”. En este caso, también vemos el contraste entre lo urbano y lo natural. El texto nos lleva a pensar en lo salvaje y lo amable, en la seguridad, la pertenencia… Ser un joven londinense que transita de noche por las calles de Hoxton y encontrar este texto modifica tanto la experiencia de la noche como la experiencia de la ciudad. El texto en luz neón, colocado como anuncio o marquesina, recuerda las obras de Bruce Nauman, Joseph Kosuth y los artistas ingleses del célebre Art & Language, quienes también se preocuparon por explorar las diversas implicaciones de lo urbano y lo industrial a través de sus materiales, soportes y temáticas.
En muchas ocasiones, no tenemos huella alguna del poeta. El anonimato del artista que interviene un espacio urbano es parte de la obra misma. Caminar por la calle con rumbo al trabajo y leer “No tengo fuerzas para rendirme” hace del trayecto una experiencia diferente. Ir a comprar el pan frente a una barda que dice “Domesticar el tiempo a besos” o jugar a la pelota frente a una cita de Lautréamont condiciona a ver el mundo de una manera nueva. |
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