No. 67 / Marzo 2014 |
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El texto (Fernando Nieto Cadena)
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Por Rodrigo Arteaga Portillo |
Alguna vez pensé le escribiría unas palabras, aunque ya le había dedicado una columna hace tres años a Fernando Nieto Cadena, en vida, titulada Escribiendo la agonía, y en otra, La escritura como testamento, donde menciono que: “mi maestro es un ejemplo al ejercer su libertad de expresión sin tapujos, tanto en sus escritos como en sus opiniones, duro y a la cabeza, sobre todo contra el poder (aunque le cueste el olvido o la ignominia oficial.” Más aún, agregaría ahora, en estos tiempos de nuestro Tabasco donde poetas jóvenes y de gran trayectoria venden el alma al diablo por un premio.
"No, no me preocupo porque obviamente no voy a ser testigo. Si yo creyera en la transmigración, en eso de volver a nacer en otro ser, a lo mejor me preocuparía qué va a ser de mí. De llegar un momento en que uno le dice adiós a la vida, hasta allí llega todo. Entonces si no voy a ser testigo no tengo ninguna preocupación de saber si voy a perdurar o no. Claro, me gustaría que perdurara, pero no voy a ser testigo, entonces no me voy a angustiar por eso."
Entonces, yo tampoco lo haré por un texto que no pienso escribir. |
Foto de Fernando Nieto Cadena, cortesía de Juan de Jesús López. |