Breve registro de algunos eventos artísticos y otras experiencias escalofriantes
para Felipe Zúñiga
1
Caminar con los ojos cerrados. Avanzar
a tientas. Los ojos
cerrados. La boca cerrada: sellada
con cinta adhesiva. Avanzar. Ir
a ciegas. Caminar con los ojos cerrados
por una casa deshabitada. Tropezar. Mantener los ojos
cerrados por instrucciones de un artista. Tropezar
con algo o alguien. ¿Tropezar con una silla?
¿Hay alguien amarrado a una silla? Mantener
los ojos cerrados. Avanzar por instrucciones de un artista.
Mantener los ojos cerrados. Caminar con los ojos cerrados
por una casa deshabitada. Ir a ciegas. Caminar
con los ojos cerrados por instrucciones de un artista. Ir
a tientas. Tropezar. Tropezar
con una silla vacía. ¿No hay nadie? Deshabitada. Avanzar.
Mantener los ojos cerrados.
*
– ¿Viniste al performance de Meiro Koizumi?
–No, me dio miedo. A mí me da miedo el arte,
sobre todo cuando es interactivo
o participativo
o como se diga.
*
Una bolsa vacía, blanca, de plástico.
Una bolsa de supermercado
con la que el viento juega a los fantasmas.
Una bolsa que se arrastra por la calle desierta
y se eleva
sobre la calle,
sobre las casas, las fábricas, los edificios,
se eleva:
sobre los muertos, sobre los vivos, sobre los zombis,
sobre nuestra miseria se eleva
y se eleva sobre sí
y nos hace alzar la vista:
una bolsa
vacía y levitada como el corazón de un santo:
aleluya, aleluya.
Rosas
1
Rosas marchitas en un florero de cristal:
los pétalos secos, los tallos
pudriéndose en el agua.
Agua verde en un florero de cristal: una pecera
donde incuban monstruos diminutos.
Un florero de cristal: el perfumero de las solteronas.
Rosas marchitas: la juventud perdida, la belleza
perdida, el amor que no llegó
y la vida que se fue: ay, las tías abuelas.
2
El perfume de las tías abuelas: una rancia dulzura
con la que marean a sus visitas hasta dejarlas indefensas.
Sus visitas: ay, esos incautos.
Sus visitas: esporádicos sobrinos
movidos por la culpa, la claridad o la ambición.
Los sobrinos.
Y los hijos de los sobrinos: niños con cara de obligados:
víctimas berrinchudas que despiertan en las tías
un amor insaciable y tremendo.
El amor de las tías: una experiencia escalofriante.
Los besos de las tías: una viscosa prueba del más allá.
El abrazo de las tías: huesudo y fofo.
El abrazo feroz
de quien se aferra a la vida incluso después de la vida:
un cariño que se tensa hasta el rígor mortis: sus brazos muertos
ya no te soltarán…
3
Rosas en un florero de cristal: marchitas
pero voraces: plantas resucitando carnívoras: flores zombis.
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