No. 68 / Abril 2014 |
Poesía para niños
Lupita Poot (Escárcega, Campeche, 1981) Una muñeca La vi en la tienda. Me miró desde su piel de simulada porcelana. Y no pude evitar el asombro que en dos golpes me llevó a destrozar mi cochinito. Pero inútil sacrificio cuando al regresar no estaba. Se la llevaron por una mísera rebaja. Lunes Me interrumpe el sueño tu tic-tac alocado. Adormilada, tropiezo con el conejo de tu prisa y tu envidia de domingo. Pobre de ti que nunca se te pegarán las sabanas. El rosa No me gusta el color rosa. Rosa el listón que sujeta mi cabello y las zapatillas que cuelgan de la luna. Rosa el vestido de esponjadas risas que mi madre borda sobre mi falda. Rosas las mejillas de una niña rubia que no soy yo, pero que me mira sobre el talco de la abuela. ¿Por qué todo tiene que ser rosa? Si hoy brotó de mí la sangre roja… Los muertos De niña, pensaba en los muertos. Si alguna vez volaron papalotes o estrellaron sus risas contra el viento. Jesusita Eres tú con tu ombligo de cerezas Y el horizonte de tu pelo donde destellan hadas. Tú, con tu pequeño paso acortas la ruta de las ninfas. Y se pierde tu blanca huella en las zapatillas de mi madre. Jesusita: ¿De dónde provienen las lunas que se asoman en tus mejillas? ¿De Marte? Como los duendes adormilados en tus orejas, que temen como tú a las tormentas. Tus palabras Ya no tropiezan tus palabras. Han aprendido a caminar sobre tu cuerda floja. Ahora saltan presumidas unas detrás de otras. Se encogen, se estiran, se agachan… y cuando nadie las mira brincan de un lado a otro de la cama. |