No. 68 / Abril 2014 |
Caminar con Verani a través de la poesía de Octavio Paz es ir construyendo paso a paso las ideas por detrás de los poemas, las relaciones de la escritura con el espacio que se abre en exploraciones físicas, geográficas, psicológicas y literarias. Acompañan a esta edición, como parte de la colección del FCE “Vida y pensamiento de México” los libros Viaje de Vuelta: Estampas de una revista, de Malva Flores, El surrealismo de Piedra de Sol entre peras y manzanas, de Víctor Manuel Mendiola, El acto de las palabras: estudios y diálogos con Octavio Paz de Enrico Mario Santí, entre otros. El libro Octavio Paz: el poema como caminata está planteado como una invitación al viaje. Las secciones reenumeran el andar del poeta por el mundo, su regreso y una búsqueda continua de reinvención. Hugo J. Verani, crítico uruguayo y profesor en la Universidad de Notre Dame, es uno de los mayores conocedores de la obra de Octavio Paz en Latinoamérica y su gran acierto es el planteamiento de cruce de Paz con otros poetas, surrealistas, antiguos, modernos, en esa búsqueda de su yo poético que se presenta como un caminar por el poema, la identidad y la otredad. El libro comienza con Umbral, a manera de prólogo, y continúa con El poema como caminata, donde establece su tesis de relectura de la obra de Paz: una búsqueda del ser a través de la construcción poética por un yo errante entre lecturas y caminos. A partir de ahíacompañamosa Verani por los capítulos: Un cruce de caminos, donde se aborda Himno entre ruinas y El cántaro roto; Por los caminos de la memoria, con Piedra de sol; Los caminos de la escritura, sobre Blanco y El mono gramático; El camino de regreso, con Vuelta y Una caminata nocturna, donde retoma Nocturno a San Ildefonso. Cada una de dichas secciones abordan la obra poética desde un desmembramiento de su contexto cultural inmediato (Francia y el surrealismo, Japón y la naturaleza, India y el misticismo, Mixcoac y la infancia), así como experiencias personales de Paz que Verani apunta pueden perfilarse, como luz entre los árboles, en los versos que nos cita. Los dos últimos capítulos, Ecos y pasos en el camino y Fin del camino, retoman poemas, temas y miradas ya analizados previamente, a mi juicio más repetitivos que concluyentes, pero con una sorpresa en el camino, un paraje inesperado: una cita de Sor Juana, a tres páginas del final del libro, la cual de pronto surge como entrada a una de las veredas que a mí más me hubiera gustado caminar en este libro: la del instante… Un Instante es, de verdad Es categórica la concordancia de este verso de la poeta mexicana con la cosmogonía del mundo poético de Bashō, y por tanto con la asimilación de Paz de la visión japonesa del mundo en su propia senda poética. Sin embargo, Verani cita poco después a Bachelard y su “metafísica instantánea”, sin asomarse al camino del haiku y su traducción por Hayashiya y Paz, ese mínimo ente poético basado, precisamente, en la unión de instante y eternidad. Otra vereda que aparece en varias ocasionesdurante la lectura, a manera de abismo tangencial, y que no alcanzo a recorrer claramente con el autor, es la presencia de la mujer en la obra de Paz, ya sea como objeto, como tema de inspiración o como sensibilidadeje de construcción poética. Es decir, el autor sí menciona a la mujer como un tema importante para varios poemas de Paz, menciona también la relevancia del acto de amar, y su equivalencia al acto de caminar con y por el (los) cuerpo(s), pero no dedica un capítulo especial al caminar en compañía de esa figura o presencia que es la mujer en la vida del poeta, sino que subyace como un vaivén intermitente, como punta del iceberg, en varios capítulosy nunca surge en este librocomo un camino en sí mismo. Me parece entonces, y gracias a las citas y acertados comentarios del crítico, que es una senda por explorar, tan válida comoelcamino de Galta,transitado por Octavio Paz en compañía de su esposa, Marie José Tramini, en El mono gramático. Por otro lado, uno de los puntos mejor logrados en este sendero de crítica y lectura que nos presenta el autor es el de la construcción del yo poético, sobre todo en el capítulo Los caminos de la escritura:“La voz poética de Paz se multiplica en una serie de yos complementarios, los “otros” en el “yo” en continua tensión dialéctica, una apertura a la otredad que implica un cuestionamiento radical a la noción de identidad”. Y más adelante: “Para Paz, la restauración del yo es una de las vías posibles para rescatar la unidad perdida, una fuente de conocimiento superior. Las diversas máscaras del yo revelan a un yo fragmentado que adquiere conciencia de su enajenación, de no reconocer su propia cara”, y cita: De una máscara a otra ¿Qué tiene qué ver todo esto con el poema como caminata? Que “El poeta que escribe se aleja de su persona para reencontrarse con ella en un peregrinaje textual, en un viaje alrededor de sí mismo”, nos responde Verani. Eso me recuerda, una vez más, al libro Sendas de Oku, cuya traducción literal es “Los caminos estrechos de lo profundo”, aludiendo a un viaje a pie realizado por Bashō a esa región del interior (es decir, de provincia) de nombre Oku (literalmente: profundo, hondo) mientras el poeta viaja también a lo más profundo de sus caminos interiores, que dicho sea de paso, son caminos estrechos, según el título, y en el budismo el camino estrecho es el del pequeño vehículo, el más difícil, el más perfeccionista, donde el punto final no tiene relevancia, sino el proceso. “El yo niega querer saber qué hay “detrás” del fin”, dice Verani. “La poesía no quiere saber qué hay al final del camino”, dice Paz. Toda esta andanza de lectura críticade Verani nos posiciona enel viaje de Paz por su propia escritura, no como sombras, ni siquiera como espejos, sino como una mirada desde laconformación, desde el impulso anterior a un andar que no tiene inicio ni final: el de la búsqueda estrecha de la poesía |