No. 73 / Octubre 2014 |
La hora de las hadas Cuando los árboles dormitan Y en cada una de sus hojas Pesa la canícula del limbo Como la lengua madura del mundo Y las rosas, gencianas y violetas Se desmayan Penetradas por los rayos verticales Cuando recién dio a luz la madre Pues duerme el asesino a pierna suelta Junto a la misma muerte. Y las hadas se aparecen Porque la luz de tanta luz se vuelve transparente Sólo yo me encuentro solo Sólo sin mi, acompañado Sólo por el sol Sólo yo me encuentro Conmigo afín sin mí |
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