|
Poesía china
Atanor. Notas sobre poesía
Por Francisco Segovia |
Poesía china (México, 26/05/2004) ~ En chino, poesía se escribe con dos caracteres: Ch’ing y ching, que significan, respectivamente, “emoción” y “escena”... No es del todo raro, entonces, que nosotros sintamos la poesía china como una enumeración de “cosas vistas” cuya yuxtaposición produce una emoción particular. Sin embargo, estas “escenas emocionantes” aparecen en las lenguas occidentales como unidades perfectamente coordinadas por los nexos grama-ticales, cosa que desde luego no ocurre en la escritura de los poemas chinos. Songpin Jin (The Poetics of the Ideogram) da algunos ejemplos de traducción literal de algunos versos. |
Publicaciones anteriores de esta columna |
No. 73 / Octubre 2014 |
|
Poesía china
Por Francisco Segovia |
teng yin ch’iu chiang szu ¿Cómo se vierte esto a nuestras lenguas, que ensartan sus palabras en un hilo sintáctico? ¿Cómo no colar por ahí un verbo conjugado, una conjunción, algún artículo? Paz y Weinberger han dado la versión literal de un poema de Wang Wei (“En la ermita del Parque de los venados”), que luego reproducen traducido a muchas lenguas, con los comentarios pertinentes (Nineteen Ways of Looking at Wang Wei). He aquí el poema, cuya versión literal traduzco del inglés, antes de dar la versión de Paz en español: Vacío montañas (negativo) ver persona * Según François Cheng, sombras que vuelven es un tropo que significa rayos del ocaso. Paz hizo dos versiones de este poema. La última dice así: No se ve gente en este monte. Los poemas chinos, sobre todo si son antiguos, llevan las dificultades de la interpretación y de la traducción a su último extremo y quizá justifiquen que sus traductores, como Pound, se las den de creadores de primer grado. En las lenguas occidentales, es mucho lo que tienen que inventar. Pound y el collage (Cuernavaca, 13/05/2004) ~A Pound no le basta con adaptar a su poesía la técnica china, convirtiendo su contigüidad en collage, para hacer surgir de ahí una verdad moderna y a su modo objetiva. Quizá por eso Eliot fue poco a poco apartándose de Pound y dejando entrar en su poesía la voz de un yo como resumen de una experiencia. Es cierto que podría decirse que ese yo es anónimo en Eliot, y que en ese sentido atraviesa la historia como una figura tradicional; que no es, en suma, el yo psicológico del que buscaban desprenderse los modernos sino el yo objetivo de los chinos, el que se ve a sí mismo como algo connatural al paisaje, como un sentimiento del paisaje. Aun así el procedimiento de Eliot resultaría ser el opuesto al de Pound, cuya relación con el paisaje no consiste en la disolución del yo (en la objetividad) sino en la afirmación de su carácter (en la subjetividad). En Eliot siempre habla un yo, pero un yo tradicional, atemporal, dramático; es decir, una figura que encarna en una situación tal vez histórica, pero sin duda arquetípica. Quienes hablan en sus poemas son por eso personajes, caracteres, símbolos universales. En Pound no ocurre nada similar. Es siempre él mismo quien habla, “con voz de la Biblia o verso de Walt Whitman”, como decía Darío... A propósito de esto, habría que revisar el cambio de opinión de Pound con respecto a Whitman, al que detestó por años (Cf. Pound sobre Villon) y al que finalmente le propone “Un pacto” (que cito entero en traducción de Guillermo Rousset Banda): Hago un pacto contigo, Walt Whitman: En cualquier caso, sería útil comparar, para esto de “la voz”, las grabaciones de Eliot y Pound leyendo sus propios poemas. Lo “teatral” en Pound está en su propia voz, que canta; lo “teatral” en Eliot está en lo que cada personaje dice en esa voz monótona y solemne con que tradicionalmente recitan sus versos los poetas... Eliot es aburrido porque su lectura no lo tiene a él mismo como centro; Pound es impresionante porque su voz es más importante que sus palabras… Lectura en voz alta (Cuernavaca, 09/05/2004) ~ En su disposición frente a la recitación puede verse, quizá más que en ninguna otra parte, lo que distingue a Eliot de Pound. El primero se atiene a la voz baja de la tradición; el segundo, a una teatralidad del espectáculo —canta, pero no deja de sonar un poco a declamador, a Bertha Singerman, al cura en el Kyrie... Así se entiende que, por lo general, los poetas sean aburridos cuando leen sus poemas...
|