No. 76 / Febrero 2015 |
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Arturo Loera (Chihuahua, 1987) Farsa de Aurora Huir así como la fiebre Aurora no llama. Aurora no toca la puerta. Pensaba volver cuando le dije que la noche era de paso, que de Torreón a Chihuahua las horas son cortas, mentía. Y Aurora tuvo miedo. En el bar todos me hablan de Aurora mientras llora la cerveza, ahogándose en sus lágrimas de escarcha. Nadie va a pagarme la resurrección Tengo unas monedas de plata que encontré tiradas en la banqueta y en mi bolsillo se han vuelto perlas y en la ciudad, un pedazo de carne. Tengo unas monedas de plata que encontré en la puerta de la iglesia y en mis manos se convirtieron en sangre y mercurio de Cristo. Judas debe estar muy decepcionado. Previendo la pobreza, guardé una moneda bajo mi lengua. Estoy dispuesto a sembrarla y regar con mi saliva la tierra de la avaricia. (Dependerá el color en cuestión del sacrificio) Pensando esto, me quedé dormido y soñé que de mi costado, como huesos, costillas y tiempo, nacían tres monedas negras. Con ellas voy a comprar una maleta de obsidiana para empacar mis huesos y ya no preocuparme por dinero y quedarme dormido y no hablarle a nadie y esperar que cualquiera, con su tiempo, costillas y huesos, quiera pagar una parte de mi resurrección. Nostalgia ¿De qué estás nostálgico
Tan joven y ya imagino la nostalgia: una tierra
dibujada con el carbón de mis dedos. Tan joven como a los ochenta se entraña mi retorno. Útero antiguo que sin dejarte todavía, me haces llorar como un niño. Tan joven y ya imagino el destierro. No quiero volver, no quiero irme. El castillo de lodo que construí de pequeño no ha terminado de derrumbarse. Tan joven y ya imagino el renacer abandonado. El tiempo se inventa un mar donde se ahoguen los poemas. |