No. 80 / Junio 2015 |
Romanticismo y esterilidad
Por Francisco Segovia |
Romanticismo y esterilidad (Cuernavaca, 31/03/2005) ~ El romanticismo desemboca en las crisis de Rimbaud y de Hofmannsthal. La “Carta de Lord Chandos” es testimonio de esa crisis: una conciencia madura y circunspecta, que se avergüenza de eso que antes quiso y ahora mira como una banalidad esteticista. Ontogénesis y filogénesis: al madurar, el hombre mira como signo de su debilidad y su falta de carácter los versos que escribió su ilusión adolescente. Rimbaud se detiene. Hofmannsthal hace algo más: abandona la poesía “verdadera” y se refugia en la artesanía y el oficio (aunque vaya en ello el riesgo de que la poesía por encargo se haga cargo de toda la poesía). Desconfía del lirismo porque desconfía de las verdades del yo que se expresan en sus versos. La palabra belleza se le atraganta, como se le atragantaba a Rimbaud. Se vuelve escéptico y, si escribe, es sólo con... ¿humildad, ironía? ... haciendo como que él no... Mimetismo y abstracción (México, 28/07/1998) ~ Dice Caillois (Medusa y Cía.) que el mimetismo de los insectos sirve para ocultarlos, pero sólo para luego dejarlos aparecer súbitamente vestidos de ocelos, agregando así amenaza a la sorpresa. El insecto desaparece entre el follaje y de pronto, en su lugar, surge otra cosa. Se trata de una verdadera aparición, venida de otro mundo. Por eso Caillois no vacila en asociar este “gesto” a los orígenes de la brujería —de manera que ocelo y mal de ojo quedan trabados en un solo rasgo, propio no ya de los hombres sino de “todos los seres” (o, al menos, de los que tienen ojos con que espantarse de una aparición). Il miglior fabbro (Cuernavaca, 21/05/2004) ~ No puedo dejar de sospechar que, en el fondo de la dedicatoria de Eliot a Pound (“a Ezra Pound, il miglior fabbro” —que es como Dante se refería a Arnaut Daniel: el mejor artesano) va implícita esta otra opinión de Eliot sobre Pound: “En primer término y por encima de todo, Pound ha sido un pedagogo y un propagandista”. Lo que celebra en él es lo que ve cumplirse en la obra propia, pero esto no se refiere exactamente a lo poético del poema todo sino a esa parte de lo poético que es la técnica. Eliot sabe que Pound no sería capaz de escribir algo como “La tierra baldía”, y que seguramente despreciaría la escritura de algo como “Miércoles de ceniza”, pero sabe también que ambos usan herramientas parecidas. No lo une a él lo poético como un todo sino lo poético en cuanto técnica. Pound, los límites de la crítica y el oficio (Cuernavaca, 09/05/2004) ~ Hay a quien le gusta “explicar” los chistes, hacer explícito el sobreentendido que los hace chistosos. Con ello hace un nuevo chiste, a expensas del primero. Del mismo modo, Pound explica cuál es el chiste de “La escalera de gemas”, de Li Po. Pero no hace un nuevo poema con su explicación. Ésta es casi china ella misma: es tan económica y concisa que evita la apreciación subjetiva, pero no construye: deduce. Y, si deduce, es que hay algo implícito, tácito, en los versos de Li Po. Él lo explicita, como quien hace ver las leyes que rigen la composición del poema, pero no aplica a la explicación misma esas leyes, pues la ley dice: no explicitarás. Su comentario es didáctico, pero pudoroso. Sabe que explicita algo que en el poema está sólo implícito, y que de este modo traiciona a Li Po. Se arriesga, sin embargo, porque sólo verá la traición quien haya comprendido cabalmente el poema desde el principio. Para todos los demás, su comentario es una lección sobre cómo leer la poesía china y, en ese sentido, sobre cómo escribirla. Su comentario en esto es intachable; traiciona el secreto del oficio, pero con ello muestra que il miglior fabbro solo lo es legítimamente si enseña los secretos del oficio a sus aprendices. No se trata, pues, de una clase de literatura dada por el profesor en la universidad sino de una lección de oficio dada por el maestro en su taller. Pound lector, traductor, adaptador (Cuernavaca, 16/04/2004) ~ Podría decirse que Pound pone al día la cultura de su tiempo. Lo dice él mismo: “No vendrán más/ los viejos de encantadores modales” y “La época exigía una imagen/ de su acelerada mueca,/ algo para la escena actual,/ no gracia ática”... Para Pound, poner al día su cultura significaba informarla sobre cosas del pasado que esa misma cultura pasaba por alto o despreciaba. Pero esta información no se contentaba con ser la obra de un erudito, de un académico, sino que reclamaba para sí las credenciales del creador. Así pasan a formar parte de la obra de Pound algunos poemas ajenos (de Safo, Propercio, Li Po, Arnaut Daniel, Cavalcanti, Heine, Gourmont, etc.). Esta empresa es típicamente moderna: promueve la humilde tarea del traductor a obra plena de creación... con todo y derechos de autor. Sigue ahora la “Nota” de Pound: ¿Por qué Pound dice que “también ella ha llegado temprano”, cuando el poema deja claro que “es tan tarde que el rocío empapa mis medias de seda”? Quizá es ella quien ha llegado tarde, al amanecer, y por eso “no profiere ningún reproche”... Pero Pound sabe más... En cualquier caso, Pound aprovecha este poema para aleccionar a sus contemporáneos sobre la economía de la poesía china y japonesa, como Tablada aprovechó el haikú para hacer lo mismo entre nosotros. Pero, en este sentido, su revolución no es una verdadera innovación sino una vuelta a la salud de los orígenes. Tal vez sea siempre así. También Eliot veía las revoluciones como un regreso a los orígenes (cosa que más tarde repetirían Paz y un montón de poetas e historiadores mexicanos). Eliot lo dice así en “La música de la poesía”: “Toda revolución en poesía tiende a ser, y a veces se anuncia como, un retorno al habla común”.
|
Leer ediciones anteriores de esta columna... |