Kathleen Jamie |
No. 81 / Julio-agosto 2015 |
Poetas británicos Kathleen Jamie Alexander Hutchinson Gwyneth Lewis Owen Sheers Ted Hughes Kathleen Jamie (1962) (Traducción de Emma Julieta Barreiro) The Blue Boat How late the daylight edges toward the northern night as though journeying in a blue boat, gilded in a mussel shell with, slung from its mast, a lantern like our old idea of the soul. En Kathleen Jamie, The Tree House, 2004, Picador (impreso por Pan Macmillan). Permiso de reproducción otorgado por Pan Macmillan. El bote azul Qué tarde la luz del día se enfila hacia la noche septentrional como si viajara en un barco azul, revestida en una concha de mejillón y, colgada de su mástil, una linterna como nuestra vieja idea del alma. Here lies our land Here lies our land: every airt Beneath swift clouds, glad glints of sun, Belonging to none but itself. We are mere transients, who sing Its westlin’ winds and fernie braes, Northern lights and siller tides, Small folk playing our part. ‘Come all ye’, the country says, You win me, who take me most to heart.1 Aquí yace nuestra tierra Aquí yace nuestra tierra: todo su aire bajo las nubes veloces, destellos alegres de sol, no le pertenece a nadie, sólo a sí mismo. Somos meros transeúntes, que cantan sus tonadas de westlin’ winds y fernie braes, aurora boreal y mareas de plata, Gente humilde jugando nuestro papel. “Vengan todos ustedes", dice el país, “Me hacen suya, aquellos que más me lleven en su corazón”.2 Moon Last night, when the moon slipped into my attic-room as an oblong of light, I sensed she’d come to commiserate. It was August. She travelled with a small valise of darkness, and the first few stars returning to the northern sky, and my room, it seemed, had missed her. She pretended an interest in the bookcase while other objects stirred, as in a rockpool, with unexpected life: strings of beads in their green bowl gleamed, the paper-crowded desk; the books, too, appeared inclined to open and confess. Being sure the moon harboured some intention, I waited; watched for an age her cool glaze shift first toward a flower sketch pinned on the far wall then glide to recline along the pinewood floor before I’d had enough. Moon, I said, we’re both scarred now Are they quite beyond you, the simple words of love? Say them. You are not my mother; with my mother, I waited unto death. Kathleen Jamie en The Overhaul, 2012, Picador (impreso por Pan Macmillan). Permiso de reproducción otorgado por Pan Macmillan. Luna Ayer por la noche, cuando la luna se deslizó dentro de mi ático como un rectángulo de luz, sentí que había llegado para compadecerse. Era agosto. Viajó con una pequeña maleta de oscuridad, y las primeras estrellas de regreso al cielo del norte, y mi cuarto, tal parecía, la había extrañado. Ella pretendió estar interesada en el librero mientras que otros objetos se agitaban, como en una poza de marea, con vida inesperada: collares de cuentas que brillaban en su tazón verde, el escritorio atascado de papel; los libros, también, parecían dispuestos a abrirse y confesar. Convencida de que la luna albergaba alguna intención, Esperé; observé durante mucho tiempo la transformación de su fresco brillo, primero hacia el esbozo de una flor clavada sobre la pared lejana, que después se deslizó hasta reclinarse a lo largo de la duela antes de yo que me hartara. Luna, le dije, las dos estamos marcadas ahora. ¿Realmente están tan alejadas de ti, las palabras simples de amor? Pronúncialas. Tú no eres mi madre; Con mi madre, esperé hasta la muerte. The Whale-watcher And when at last the road gives out, I’ll walk – harsh grass, sea-maws, lichen-crusted bedrock – and hole up the cold summer in some battered caravan, quartering the brittle waves till my eyes evaporate and I’m willing again to deal myself in: having watched them breach, breathe, and dive far out in the glare, like stitches sewn in a rent almost beyond repair. En Kathleen Jamie, The Tree House, 2004, Picador (impreso por Pan Macmillan). Permiso de reproducción otorgado por Pan Macmillan. La observadora de ballenas Y cuando por fin el sendero se acabe, caminaré — hierba dura, fauces de mar, lecho de rocas con costra de líquenes — y ocultaré el frío verano en alguna maltratada caravana, marcando el cuadrante de las olas quebradizas hasta que mis ojos se evaporen y esté de nuevo dispuesta a mirarles nuevamente de frente: habiéndolas visto romper, respirar y sumergirse lejos en el resplandor, como puntadas cosidas sobre una hendidura casi más allá de la reparación. |
1 Este poema es de dominio público y se encuentra grabado en el rotonda memorial edificada en Bannockburn, cerca de Stirling, para conmemorar la batalla que Robert the Bruce ganó a los ingleses en 1314. Para mayor información consultar http://www.scottishpoetrylibrary.org.uk/poetry/poems/here-lies-our-land 2 A lo largo del poema hay citas o alusiones a poetas y escritores escoceses, como Robert Burns y Walter Scott, entre otros. Para extender el homenaje de Kathleen Jamie a la sonoridad de las palabras de estos autores y a su aire escocés, decidí preservar dos instancias de esto: “westlin’ winds”, que serían “vientos del oeste”, y “fernie braes”, que literalmente son “colinas moteadas”. Leer “Introducción a la poesía de Gales”, Pedro Serrano, Periódico de Poesía núm. 77 Leer a Richard Gwyn sobre David Greenslade, Periódico de Poesía núm. 78 |
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