Poesía en Hermosillo
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Por Karla Martínez
Éste es mi primer año en Horas…, pero en realidad se trata
del doceavo encuentro de poetas, uno de los más destacados de México,
que esta vez rindió tributo a Ernesto Cardenal, a sus memorias de
Marilyn Monroe, al sandinismo y a la teología. Presente a sus 82 años
con la sonrisa franca de un hombre que combatió contra las
desigualdades sociales. El encuentro se llevó a cabo del 29 de mayo al
2 de junio en Hermosillo y Guaymas, donde la arena, el calor, el
atardecer y las letras, contribuyeron para que, una vez más, fuera un
acontecimiento memorable.
En este 2007 se realizaron 33 mesas de trabajo que incluyeron presentaciones de libros, como Cantares mexicanos,
una recopilación de poemas de Cardenal, editado por la Universidad de
Sonora; múltiples homenajes al autor, una mesa que compartió con el
subcomandante Marcos; venta de libros de editoriales independientes,
coordinada por Carlos Sánchez, y lecturas de poesía: desde el ganador
del premio local hasta autores con trayectoria.
También hubo recorridos nocturnos: los poetas buscaron refugio en el surrealista Pluma Blanca, en la cantina del Seven o en los laberínticos pasillos, cuartos, la alberca techada o el extraño puente del hotel Kino,
donde la fiesta parecía no concluir, y no importaba si eras un poeta
menor que obtuvo el premio en el concurso floral de tu escuela o habías
participado en festivales y encuentros internacionales; estabas
invitado al festejo de los hallazgos, de los viejos amigos, de las
palabras.
Ernesto Cardenal revistió el ambiente de Horas de Junio con la mística implícita en sus Salmos,
la teología de la liberación y su relación estrecha con el marxismo, de
la que habló en sus conferencias y en la rueda de prensa, donde afirmó
una vez más que la libertad espiritual sólo puede llegar si hay
libertad económica, social, de pensamiento y política, y que los
pueblos de Latinoamérica aún viven en la opresión.
En la mesa de análisis sobre su obra participaron Lina Zerón (quien
influyó decisivamente para que Cardenal accediera a participar en el
encuentro), José Luis Martínez, Martín Piña, Indran Armirthanayagam
(que aún conserva su perro mexicano) y Raúl Savín. Ésta fue una de las
más enriquecedoras, pues abordó desde múltiples enfoques al poeta que
también puede hablar de una rubia:
Como toda empleadita de tienda / soñó ser estrella de cine. Y su
vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva. /
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados /que cuando se abren
los ojos / se descubre que fue bajo reflectores / ¡y se apagan los
reflectores! / Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set
cinematográfico (“Oración por Marilyn Monroe”).
Recordaron sus poemas subversivos y furiosos:
Muchas veces fumando un cigarrillo / he decidido la muerte de un
hombre”,/ dice Ubico fumando un cigarrillo… / En su palacio como un
queque rosado /Ubico está resfriado. Afuera el pueblo / fue dispersado
con bombas de fósforo. (Antología 18)
y sus poemas científicos:
Todos los cuerpos celestes sólidos o gaseosos /están compuestos de
carbono, oxígeno, nitrógeno y metales / en la misma proporción que la
tierra. / ¿Son sólo para mirarse las estrellas? /Tanta materia
extraterrestre ha caído sobre la tierra / que tal vez el suelo que
pisamos es extraterrestre. (“Cántico cósmico”)
Las reflexiones profundizaron en la fuerza de sus discursos, su
capacidad para mutar de una piel a otra y ser él mismo; sobre su
condición desposeída de retruécanos innecesarios; glosaron la
profundidad y congruencia de su apego a la teología de la liberación.
En su lectura al lado del subcomandante Marcos, Cardenal tuvo su propio
encuentro, tal vez el más espiritual de su estancia en Hermosillo: La
Revolución sandinista se prolongó por poco más de cien años y en cuanto
terminó apareció una nueva, la de México, con el subcomandante Marcos,
que fue la última del siglo XX y primera del XXI…y lo sigue siendo.
Con Marcos comparte la pasión por la libertad, los ideales, que también
puede tratar metafóricamente, escondido entre las sombras e historias
de los dioses, en el hiperrealismo de la marginación indígena. El mutuo
reconocimiento se manifestó cuando Cardenal leyó para Marcos "Las
loras" y sus poemas revolucionarios, que hicieron una analogía entre
México y Nicaragua.
El encuentro terminó un día después en Guaymas, entre una poco
alentadora danza del venado, la playa, el sol, las lecturas que muy
pocos escuchaban y un Cardenal ausente pero, sobre todo, en medio del
reencuentro con las historias, charlas, la música, los recuerdos y,
por la noche, cuando la cuenta regresiva inició y los dormitorios
rebosaban de aguajes, las Horas tomaron su curso normal y comenzaron
a despedir desde el amanecer a quienes las toman por asalto año con
año, como Carlos Reyes, Omar Navo, Carlos Velásquez, Rosina Conde,
Hernando Ardila (colombia), Roberto Castillo, Rosa Gaytán, Luis
Aguilar, Luciana Garcés (Galicia),, Armando Alanís, Josefina Isabel
Saucedo (Pina), Tere Day, Mariel Iribe, Carmen Ros, Luis Valdez,
Julieta Cortés, entre muchos otros poetas, que detienen el tiempo unos
días y lo transforman en un largo poema, ese que Raúl Savín toma en sus
manos hasta que el próximo encuentro se reescriba.
En mi primer acercamiento a Horas de Junio, aprendí acerca
del compromiso con la escritura a través de Pina, de la seriedad y el
respeto al trabajo con Indran, y de la solidaridad y el compañerismo
con Rosina Conde, Raúl Acevedo y Víctor Hugo Barreda (sus Tarántulas y Altanoches).
En Hermosillo, cada junio la luna no duele; se une a la palabra.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/comision-sexta/750/
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