Poemas leídos por Raúl Renán durante el homenaje que por sus 80 años se le rindió en el Palacio de Bellas Artes el domingo 3 de febrero de 2008

 

El perdedor

looser or winner?
Javier Prado Galán S.J.

Ya no hay
caídas.
Las gracias
se desprenden
a girones,
su espanto
trasmina
el muro
agujerado
por los ojos
del infierno.

En el jardín
del aguafuerte
las virtudes
sanan
sus cielos
verticales.

Ningún azar
certero
a las promesas
premia
con aureolas
pues no hay cumbre
posible.

El andar
cabizbaja
lo que no hay
para mirar
aunque audibles
sean
las sensaciones.

Se detiene
el camino;
hacia arriba
los ojos
no vuelven.

Del buen pan
la boca cae
y hambre en tierra
es despojo
en desgracia.

El limbo
llueve
a mares
salvo
los estertores
bienhabidos.

Tierra en agonía
paridora de
piedras, muchas me
empiedrarán,
plañideras
ya las oigo.

Se incorpora la sombra
una más en el valle
se vacía.

Flamean
desnudos
los harapos.

 

Especie

Prefacio

 

Viene de lejos viene de antiguo mi palabra juglar-
peregrina si se quiere- roman si se ama-
y
dole
tan

male

 

Poema

Nunca
trobé
palabra
de
sones
más
acordados
que hoy,
por mi
señor
Berceo
permitida.

 

Es de
aire
soleado
letra
     tras
letra
puras
              sonadas-
  con sono
                  de
   aves
                dulces
       e
modulados.

Es palabra
montada
    que
transmina
   voces
de agua
                en
perfecta
oración
rodante
               en
    la
tierra.

 

Todas
             son
  esta
palabra-
todas
              las
pensadas
por la escrita
            y las
que la
mente
diera
pronunciadas
    por
órganos
  más
temprados
    que
      la
opaca
  que
piensa
                el
pensamiento.

 

Pasa
de alas
y yo
la veo
esconder
como
que
lleva
   el
dictado
                de
    mi
custodia.

 

    De
vibrante
  arena
     la
tientan
   las
yemas
   de
              mis
dedos
y de
tanta
caricia
se anuda
    a
   mi
dedo
cordial
que
signa
amor
              y
         boda
          con
           el
       habla.

 

      ¡Ha!
       bla
         el
      blasón
      blandiendo
       a los
           cien
    vientos
        los
     signos
                  de
       mi
palabra.

Fermosa
nacida-
  su
sonar
  tan
deleitoso
  llenó
 el
hogar
             del
poema
  al
 que
mortales
habidos
nuncua
udieron.

 

Yaciendo
    a
sombra
   me
guarde
   de
   la
lluvia
  de
las
          malas
        dicciones
          y las
        piedras
       viciosas
        en
        la

     lengua.

 


 

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