No. 87 / Marzo 2016 |
De la conciencia de la escritura, del reconocimiento y asimilación de un infierno íntimo que se alimenta del fuego universal, surge la escritura de la poeta quebequense Louise Dupré: “Tu poema surgió del infierno// una mañana en que las palabras te encontraron/ inerte/ en medio de una frase”. Desde estas líneas parte a delimitar el espacio de un libro que, en cuatro momentos, conformará un territorio donde los caminos visibles vienen de un dolor ancestral (“es muy antiguo/ tu dolor/ proviene del silencio/ de los continentes/ desaparecidos”) para ir a doler en una estancia más dulce. Porque se requieren jardines La paz que se propone quebradiza es el estado al que se quiere llegar. Dupré supone que en cualquier momento el paisaje puede ser alterado, pues existe una amenaza constante a la que, sin embargo, no teme. Sabe que ha de llegar, y la enfrentará con la palabra. Opondrá la estructura del discurso bajo el que se guarecerá, con su fragilidad, para construir la casa: “una casa de paja/ sigue siendo a pesar de todo/ una casa/ donde uno termina por tropezar/ con el amor”. La esperanza es uno de los elementos que subyacen en los cuatro poemas que conforman el libro, y que es algo Más alto que las flamas. No es una esperanza gratuita ni un recurso simple, sino un sentimiento que resulta de haberse entregado a una labor de abstraer las dolencias para perfeccionar la percepción. Cumplida esta exploración doliente se entrega al “misterio/ que te implora/ riendo/ que continúes/ bailando”. |
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