No. 88 / Abril 2016
Feminafesto:
Torques de la Lengua y Archivo y Antropoceno
Anne Waldman
(Traducción de Javier Taboada)
A últimas fechas, he estado siguiéndole la pista a lo que llamo los torques de la Lengua Madre. Y este proyecto avanza por sí mismo entre varios intersticios del aquí y el ahora, y sobre materiales
y puntos de contacto, aquí y ahora y por todos lados (en varias culturas poéticas cercanas y distantes, así como en otras formas económicas y de activismo –trueque, sousvellience y cosas similares), llevado por un fuerte sentido del deber personal y político, incluyendo la creación y preservación de Archivos y demás identidades amenazadas de la poesía y del trabajo poético en las que muchos de nosotros nos hemos involucrado desde hace más de medio siglo. Esto incluye convertirse en una especie de embajador del linaje de la “mente salvaje” y sostener la idea de la primacía de la imaginación. Y la imagen de que, sin poesía, no hay dimensión humana en ningún periodo de la historia. Y esto conforma proyectos investigativos que son poemas de largo aliento. Es una dimensión radical porque es una forma de vida. No hay tiempo libre.
Es un “llamado” si quieres, con el privilegio de la movilidad, con el que he luchado y al que también llamo “juramento de actividad demónica”, en homenaje a Allen Ginsberg, su vida y protesta. Este juramento tiene múltiples cabezas y miles de brazos y una imaginación o una imagen de aquella imaginación que lucha por operar en once direcciones al mismo tiempo, como la teoría de cuerdas.
Jacques Derrida, en su texto Mal de Archivo, postula que debemos considerar la “pulsión de muerte” como una fuerza; sin ella no habría, en efecto, ningún deseo o posibilidad de un Archivo o de una Antología. La entropía de la pulsión de muerte es interesante, pues nos dota de una enorme cantidad de energía. Yo existo por la estructura disipativa del Archivo. Olvidemos eternalismos o nihilismos. Un archivo reflexiona sobre la memoria, la religión, el tiempo, la guerra, la tecnología. Es una tecnología de la inscripción, una inscripción de nuestros procesos síquicos, nuestras utopías nuestras sílabas seminales, nuestras baterías cósmicas, y las esperanzas acerca del futuro. Y por medio del Archivo demostramos a la humanidad –o lo que sea— conciencia sobre el futuro –el futuro post humano—inteligentes poetas del futuro, moldeados del limo–no solo nos estábamos matando el uno al otro.
¿Has notado cómo todas nuevas investigaciones científicas nos demuestran qué tan inteligentes son los animales? La idea budista, y ahora también una idea científica en auge, dice que todas las formas de vida están interrelacionadas a través de su historia evolutiva, y que la mente animal y la humana son copartícipes en la realidad. Compartimos el planeta con millones –billones de temporalidades no-humanas. La mente existe en el nivel cuántico por debajo del nivel de los átomos de las partículas subatómicas. Las mentes nunca vienen de la nada o van a la nada. En términos de los avances biotecnológicos –y sus extraordinarios logros al resucitar el ADN del Tigre de Tasmania— o el trabajo con muestras de vello de los mamuts, que ha permitido que los bio-genetistas estén en posibilidades de modificar el ADN de una criatura de 60 mil años e implantarlo en un óvulo de elefante para que llegue a término en el cuerpo de una madre elefante, es radical y extraño. La era Industrial se acerca a su fin. ¡Bienvenidos al temible Antropoceno! Nada sin la mano o el control del hombre. Será aterrador y fascinante contemplar cómo se mide la conciencia en estas nuevas formas ingenieriles de vida que bien podrán sobrevivir a sus “amos”. Y será devastador contemplar a tantas especies decayendo, como lo hacen ahora, día a día… El manatí, la ballena, tortugas y miles de aves marinas sepultadas en la costa del Golfo –un síntoma del enorme Ecocidio que está sucediendo.
Debemos combatir las perforaciones costa afuera y comprometernos de nuevo con otras formas de vida –temporalidades no humanas que palpitan— que sufren y mueren tan brutalmente, envueltas en el petróleo y en los desechos de nuestra “avanzada” civilización. Y tener a British Petroleum y a otros ladrones de cuello blanco (Haliburton (Xi) et al) como responsables y llevarlos a juicio.
Considero que nuestros cuerpos son un asunto ético. El último límite de resistencia que tengo es mi cuerpo, dice Foucalt. El cuerpo es radicalmente no cartesiano. Habla consigo mismo en retroalimentación continua. El cerebro no es el estratega central. Hay una sensación interior sobre cómo el cuerpo está ubicado en el paisaje y en el espacio –incluyendo movimientos visuales y táctiles, imaginación y poesía—. Esto es propriocepción, una obsesión del poeta Charles Olson, quien la vio como camino “de entrada”. Proprius –propio, y percepción. Percepción del propio cuerpo en este eficaz tiempo y espacio de alerta.
Siempre he estado agradecida por la libertad para realizar mi trabajo y por ser parte de culturas poéticas que han tenido fuerza y una presencia real en este mundo. Que siguen dotando de sustento y compromiso, y siguen depositando el tiempo-diezmo a una vida continua y cercana a estos nutrientes. Para hacer el bien a los demás. Estos sitios y utopías, resistencias y mundos felajín, son prácticas. No están pre-cocidos. Sin embargo, parecen luchar fuera del establishment (lo que sea) y fuera de la cultura oficial (lo que eso sea) y fuera de la política y los medios de comunicación (¡bien que sabemos qué son!) y pelear más allá de arremetidas económicas miopes, en las que ellos son proyecciones. El empuje de nuestros proyectos es inmemorial, ritualístico, y acaso esté bajo amenaza. El filo del precipicio.
Necesitamos seguir luchando por los asuntos de género, los derechos humanos y civiles. Mantener los intercambios que se tienen con mujeres de Irán, Irak, Afganistán, Tíbet, Vietnam, África. Con nuestras hermanas indígenas del continente: México, Canadá… luchar por la reforma migratoria. Una puede conjurar aquí, también, un sentimiento de exilio. Como estado mental, aunque conozcamos poetas en exilios hechos y derechos, quienes sufren muchísimo por la patria perdida… nosotros estamos en una especie de “zona temporalmente autónoma” del exilio. Tú no puedes territorializar a una mente de exilio artístico. Y la de-territorialización que engendra tal imagen mental es la razón por la que una es conducida a la poesía. Así como en la música, la de-territorialización da fuerza a la práctica. Y te lleva a sitios de riesgo y anarquía. La poesía no es un edificio imperial. De-territorializa el imperio.
Gracias a Gary Snyder, Adonis, Derrida, Foucault, Olson y Hakim Bey…
Anne Waldman, presentanción y traducción de Javier Taboada