LA LIBERTAD, CIUDAD DE PASO
Como dice un refrán del demonio público:
Sé que no soy muy guapo, pero tengo mucha suerte
Y ahora un epígrafe que no debe faltar en un escrito:
"para omar pimienta, porque siempre lo recuerdo
cuando veo una bella planta de flores rojas
que se llama arete y que mi madre me trajo de tijuana,
desde la colonia libertad"
Tomado del blog de Josefa Isabel Rojas
Por Roberto Castillo
Empiezo. (cinco segundos de pausa). Cuando uno presenta un libro de
literatura puede decir lo siguiente: este libro pronto romperá los
esquemas mundiales de la historia literaria conocida, aunque al final
del libro aparezca una fe de erratas; o bien, afirmar que nunca habías
leído unos textos de tal profundidad y que te removió la experiencia
estética; es decir, exageras un poco para tener nuevos amigos y poder
echarte unos vinos gratis; o, en todo caso, afirmar que no sabes por
qué te invitaron, si por ser compa, o padrino o fuiste la última opción
en la lista del autor. En mi caso esto aún no me queda claro, pero lo
que sí sé es que el Omar siempre está sonriente, aunque por dentro
sufre por su fámili, las fotografías de antaño, la nostalgia, o por
cruzar la línia, por los amigos questán en la peni, o en el panteón, o
perdidos en el olvido. Pero quienes conocemos al Omar no podemos dudar
de su buenaondez, de su despreocupada manera de escribir y de la poca importancia que le da a la ortografía, porque su
preocupación real es traer una feria pa' echarse una cerveza, ofrecer su
casa hospitalaria a los amigos cercanos y, ante todo y todos, agradar
de buena manera a la nueva muchachita recién llegada al barrio.
La Libertad del Omar es, pues, sacar su corazón durante las noches y
colocarlo sobre una mesa para decidir sobre lo qué desea escribir, y si
escribe sobre sus cosas cotidianas, sus compas, la tiendita de la
esquina, los migrantes o lo que se le ocurra, pos' es su decisión, de
nadie más, porque a él no debe importarle lo que digan los sicarios de
la crítica literaria que se esconden en la oscuridad, esos que pronto
aparecerán detrás de una máquina de escribir, o bien, detrás del
teclado de una compiurer, una laptop o un blog que nadie consulta, y
que firmarán bajo las faldas del pseudónimo u otras formas anónimas.
Si lo que escribe el Omar es poema o no, si es prosa poética
o verso libre, aforismos o poema en prosa, frases sueltas o verso
blanco, o un poco de todo, eso se lo dejamos a los intelectuales y
académicos que todo quieren clasificar; si es literatura o no, el
tiempo se encargará junto con los lectores de decidirlo, no las
instituciones, no los grupos que creen tener la verdad única; ya lo
dijo Don Juan de Mairena, heterónimo de Antonio Machado: tu verdad,
guárdatela, que yo tengo otra. En todo caso y siguiendo con citas
acá,¡la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la usa!,
exclamó Mario Jiménez, el cartero de la novela El Cartero de Neruda, de
Antonio Skármeta.
Y como el cartero Jiménez, y como muchos habitantes de esta ciudad
enardecida por la violencia cotidiana, yo necesito de más literatura,
oasis espiritual, y de la diversidad de voces, la multiplicidad de las
formas, la tolerancia a diferentes maneras de percibir el universo,
nuevas maneras de nombrar el mundo y escribir sobre la vida, la muerte,
el amor y la libertad.
Y, por cierto lo tengo, cada uno de nosotros tiene su propia
experiencia de La Libertad, parte alta o parte baja, no importa,
mientras que para el Omar, la Líber es la colonia donde habita su corazón, donde
guarda a suamá, a suapá, sus carnales, sus compas, su básquetbol, sus
fondas, el soplete, la hielera, el pisto, el gato, el perico, el gallo
y el perro del barrio.
En todo caso, luchemos por La Libertad de los corazones, que todos la merecemos.
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