No. 100 / Junio 2017
Lorea Canales
No tenía con quien hablar.
Silencio.
Desierto seco, tierra yerma. Nada crece.
Tierra de espinas, de cadillos.
Lo que escuchaba me hacía daño: chistes misóginos, chismes –
hablaban de futbol y de dinero. Todo era feo, nuevo,
sin chiste
mal pensado,
copia mal hecha absurda de algo más.
La música, la misma, repetida hasta el cansancio, hasta el hartazgo.
En soledad incómoda, aislamiento, incomprensión,
Brozo en la televisión,
calor me sofocaba oprimida, asándome en la sombra, encontré un Periódico de
Poesía y respiré.