No. 100 / Junio 2017
Jorge Castañeda
El Sacrificio
Sacrificio que giras con la oscuridad del día,
Para Andrei Tarkovski
Sacrificio que giras con la oscuridad del día,
Tu temblor atraviesa la puerta para protegerte de Alexander
Y del hijo que crece sin hablarte.
La garganta del niño es fuego suave
Pero alcanza a quemar
La pradera del ojo en picada.
Sacrificio negro de día
Nunca tuvimos una escritura apócrifa
Solo vientos expuestos.
La muchedumbre
¿Rebalsa en el estanque?
¿Cortan la miseria de los días?
La fuga óptica seduce las garras de un cuervo oscuro
Que sueña con el sacrificio acústico.
Sacrificio
Te observamos
Con los que no regresan al cruzar la esfera.
¡María!
¡Abriéndote hacia él como hechicera
(Para ofrendarlo en la pequeña isla)
escondidos en la reserva ecológica
Donde por primera vez mordieron del sacrificio
Ocultándolo bajo los árboles!
(Parados en el circulo de existencia mutua).
¡María!
En diciembre
La mano del poeta se hincha
Se hace música
En el pensamiento ahorcado en el arrozal.
Los parpados ajenos a la pregunta musical
Quiebran las notas del sacrificio eterno,
Las aves cruzan la línea y rompen la estructura.
¡Humilde noche!
Han sacrificado la piel de los cipreses
(con gusto a intoxicación pura y enferma)
Salpicando al niño con música acuática
y penando por la secuencia que atraviesa la sien.
Noche
Debajo de la alfombra esta la pesadilla y el cansancio
la regla manchada de sangre con paños originales
la roca lamiendo las hojas.
Los pasos vienen
Se sacuden
La garganta del niño es fuego suave
Pero alcanza a quemar
La pradera del ojo en picada.
Sacrificio negro de día
Nunca tuvimos una escritura apócrifa
Solo vientos expuestos.
La muchedumbre
¿Rebalsa en el estanque?
¿Cortan la miseria de los días?
La fuga óptica seduce las garras de un cuervo oscuro
Que sueña con el sacrificio acústico.
Sacrificio
Te observamos
Con los que no regresan al cruzar la esfera.
¡María!
¡Abriéndote hacia él como hechicera
(Para ofrendarlo en la pequeña isla)
escondidos en la reserva ecológica
Donde por primera vez mordieron del sacrificio
Ocultándolo bajo los árboles!
(Parados en el circulo de existencia mutua).
¡María!
En diciembre
La mano del poeta se hincha
Se hace música
En el pensamiento ahorcado en el arrozal.
Los parpados ajenos a la pregunta musical
Quiebran las notas del sacrificio eterno,
Las aves cruzan la línea y rompen la estructura.
¡Humilde noche!
Han sacrificado la piel de los cipreses
(con gusto a intoxicación pura y enferma)
Salpicando al niño con música acuática
y penando por la secuencia que atraviesa la sien.
Noche
Debajo de la alfombra esta la pesadilla y el cansancio
la regla manchada de sangre con paños originales
la roca lamiendo las hojas.
Los pasos vienen
Se sacuden
convertidos en cenizas
y destrozan la conciencia del vacío
(Pero el vacío es puro)
Ella lo sabe
Tú...no.
II
- HAY QUE ABSORVER LA MEDULA DEL QUE SE CREE HUMANO.
- DE LA CARNE EXTRAÑA Y FAMILIAR TAMBIEN CRECE EL ODIO.
- LA MANCHA CUBRE EL SETO LLENO DE HOSTIAS.
- UNA MEZCLA DE FUGA ACELERADA CON LAUDANO ALIMENTICIO.
- DIBUJANDO LAS RAICES EN LA ORINA DE LOS MUERTOS.
- MURIENDO BAJO LAS REVELACIONES DE MARIA.
- LOS MIRLOS ESPERAN LA MUERTE.
III
El sacrificio se abre y se calcina con el peso,
No es mi cabeza la que soporta el agua
Es la humedad plena del alma
Por donde
llenándolo… penetras el pensamiento...
El sacrificio
Hurga entre la maleza
Buscando frío que no congela al muerto,
Yo
Entraba con la música que desgarra el grito,
La música
La sal y el tajo
Se reducen en partículas que saben del tiempo
Pero sacrificando un solo ojo clavado en el aire,
La bilis mece la cuna del huérfano.
El sacrificio también es oxido de hierro,
Animal…
Sal vomitiva del cosmos
Atado bajo la luz del piso.
¿Quién habita bajo el sacrificio?
La sal que avanza hacia el delirio
Sin servirse de las aguas negras de Coney Island:
...fugazmente yo las sentía como piedras lanzadas
Al polvo de las razas, una especie rota aprovechada
Para cristalizar el surgimiento de las olas.
Alex (pensativo):- la enfermedad, las calles, los cimientos
la esfera de un silencio llega
A tener tanto peso que el drama ejerce con
Entera libertad el desarrollo de una gran obra.
(No Alexander
No estas lejos,
Los tejidos oscuros quiebran tus manos,
la piel del polvo
Lleno el cáliz de carne,
El volcán gemía de tu boca).
¿Por qué temen la víspera del sacrificio?
Los aztecas rezaban con el corazón en la boca.
(Nadie oye)
Pero la pena vive en mi cabeza
Como un rayo que abre los restos y se olvida.
Del árbol seco la canción fluye
El sacrificio destruye el templo,
En el invierno
El dolor se refleja en cada luz de lengua,
En el desierto
La partitura en Sol Menor ríe.
No sacrificio
No estoy loco,
Del hombre sale la ejecución que lo sacrifica,
Yo
Materia
Pertenezco al río que muere.
Canto la melodía vacía
hasta la montaña más alta
Pero la canción mide a las criaturas del estanque
Por eso
El sacrificio que juega con el cerebro de la luz
Está abierto.
La noche tiembla
Rompiendo el cuello
Poseído
Por el cuchillo que el azteca eyacula entre sus dedos.
El roce de ostras esta lejos de la bahía
Su canto se escucha
Ahorcado por el susurro de Maria
Que no es eco matutino.
En el sacrificio se baten los ojos
Se juega con cuchillos
Se aprende a afilar dientes en columnas,
Se repele el sonido de la gota del alma
Solos
Ante la mirada sedienta del profeta,
Los eternos sedientos
Giran alrededor del templo y crujen,
Un vacío
Lleno de erupción a la luz del parto
Ríe...
Dios
Ha vuelto al camino
Yace a sus pies…el sacrificio.
Sueño con los cabellos de María
Mordiéndome la boca,
Mientras cruzo por el fondo del río
Como lo he soñado
En el féretro que me transportaba por el mundo.
Sacrificio
La noche del poeta también se hincha
¿Qué ojos yacen apilados en el cuenco del libro?
Crustáceos negros nos visitan
Desde el balcón ajeno a la vida,
Navegar
¿era blanquear la mano hinchada del poeta?
La piel y el sonido de los sauces
No enjuician la sed de los viñedos.
Te vi navegar
Sobre los pechos de María.
La fiebre sigue los juegos de la criatura incaica
Cerca del obelisco que emigra a diestra y siniestra.
La música padece el fuego eterno
Enmudecido por mi carne
Que llega lejos del coro bajo la sangre del cordero.
Atardeceres fugaces juegan con el sacrificio
Devorando el arca que fluye rápidamente
En los fragmentos, en la madera muerta
Como el decálogo flotante a orillas del muro.
Entre los álamos se postró un grito
(Oriente y Occidente en purificación constante
Ruge el sacrificio bajo los Dioses).
Odas cantadas por huérfanos
Bellas sinopsis perforan el año
Historias devastadas entre la melena del exilio.
Alex prendido de las uñas que María teje en primavera.
El sacrificio es agua para el río
Es un susurro oblicuo a los atardeceres
Es un ritual que veo bajo este árbol,
En cubos de miseria y odio
En templos de mirra y lodo
(La ley no pertenece al caos)
La luz que baja hasta la sien del sacrificio
Se somete a la herida mas cercana
¿y las espinas?
Paren a orillas del fuego
Ojos que avanzan como ejércitos de leche
Trepan hacia la ribera que padece la intoxicación de un cactus
Reduciendo el dolor que penetra el cuerpo
Lamiendo el suelo musical...
¿han dejado el agua junto al árbol?
El pequeño cubo
Repleto del líquido...desaparece con el niño.
Los dioses no fecundan el polvo
Los ojos aclaran las monedas de bronce que aun no existen,
Oscuras gargantas queman el pan y el trigo familiar.
Un yelmo perfumado penetra el aroma del cadáver
Devolviendo al guerrero una película de acero,
La tierra yace enmudecida
Sin aliento
Capaz de dejar sin ruido las habitaciones,
Se ha paralizado el tiempo y Alexander arde.
La soltura acaba con la cuerda atada a la boca pecadora,
(La lengua de Quetzalcóatl crece).
Oriente trae el pausado abrigo en constelaciones saturadas
El profeta muere a orillas del fuego.
María (pensativa):- supe, cuando las noches de Alexander frecuentaban
La locura, incendiando la casa estival de la familia, ahorrando el fuego
Que de la muerte baja hacia la isla, azotando a los médicos, corriendo
Inevitablemente hacia el cielo. Naufrago en el espacio que abarca el otoño
Ebrio y desnudo, soledad de los peces que nos regalaron bajo el crepitar
De las distintas especies...las otras fueron cantadas por Dios (pero no supe
Pronunciar su nombre correctamente) si supiera, crearía un Alexander del
Barro mas cercano a la tierra (no lo transformaría en polvo)...y estoy sola
Con tristes criaturas bajo mis manos, envejeciendo en silencio, con ausencia
De sueño, azotando el espanto de alguien que ame la hojarasca adulta
Mientras Alexander tiembla y muere.
El viento gira el ojo hacia la mujer exiliada
Vomita cerca del mar como fuerzas del destino,
La humedad de sus caderas
Me lanza debajo las ubres de la palabra.
En el mar de los vertebrados acusados de dulzura
La sangre serpentea la única clave para el ritual nocturno.
Los álamos obedecen al deseo
De esqueletos humeantes mejoran el legado de los vinos
¿quién puede atravesar las venas del viento?
Las niñas que cantan la muerte (hijas de Mahler).
El elogio perdura en la cabeza de la sangre,
Cabellera extraña
Como la canción triste de María
En un tiempo permitido por los astros,
¿De qué ríe el sacrificio ante el púlpito de idiotas?
En la noche envuelta con nieve observadora
La luna es una muchacha que se disputan los helechos,
La casa de los monjes se iluminan
La luz vive en constante aleteo contra el muro,
La leyenda, al son de los polvos más recientes.
Gira en torno a los aposentos de la muerte;
María orillea la visión de los crepúsculos,
Alex no es Dios.
El llano se manifiesta en la inmensa roca
Al parecer, la población aumenta;
Cartílago fructífero de almas
La carne cruza la materia,
Un ángel fluye hacia el vacío
Dejando agua edificada,
Rezando en cada oscuridad del cuerpo.
Imitación de la raíz,
Las gruesas bocas se comen el manto,
Del otro lado
Los Incas embriagan el cóndor
Arrojándolo al vacío: hacia la puerta del sacrificio.
Magia interna que sufre saboreando el humo del incienso:
Solo el susurro de un rito vive, cruzado por árboles que
Sangran en la piel del niño.
De nuevo, la mano hinchada del poeta sufre
La sensación cruza el trueno en el oído
La tumba vertical desnuda caricias en los umbrales.
En diciembre, se hincha la tibieza del alcohol,
El silencio de las uñas, casi extinto;
Pus extranjero y poderoso...escucha esta canción:
“En Oklahoma el piso de los lagartos
Se extingue con el viento...”
Las azafatas del bosque murmuran:
“En el cielo los cuervos meditan
En nombre de las grullas...”
Pueblo hastiado y numeroso
En la edificación mas congelada
Los clavos explotan hacia las entrañas del gerente,
Las arenas vuelan en las tripas de las cuerdas.
En las ideas del alucinado
La esfera baja hacia la plataforma
Que vuela entre el polvo y espinas
Dejando el área al postigo
Entre la cabeza y el pensamiento.
He aquí
El cordón umbilical que ahorcaba al mundo
Ahora se guarda llorando a su madre,
La piedra pende de nosotros
Que corremos por la espesura enferma de la luna.
Saltando en la lengua de la serpiente
Ahora
Transformada en cactus
Después
Duerme enroscada mordiéndose la lengua.
El cristal es amargo
Las líneas, interminables murales,
El mundo sin óvulo
Se refleja en los clavos y en los parpados
Que brotan de la esfera caliente.
¡Sacrificio!
Las tumbas desordenadas
vomitando peces ocultos
gritan con cerdos infectados…allí donde la
Basura explota en Wall Street.
¡María, eres el hechizo vivo!
Transformándote en todo,
elevando el llanto del niño por la distancia
Hacia su boca, en todo caso yo fumo hacia ti, donde el comedor
De opio hiberna en tus dunas, dejando el signo por donde mi disparado
Cuerpo se hace polvo, prueba de : “Al polvo volverás, aunque
No eres de polvo, eres como el agua
Que traes desde la estatura del sueño...”
Fuera de la mesa, llueve en sombras regulares
¡María!
Hechizo vivo,
Arroja la consagración
Y fila los brazos hacia la ribera.
IV
- LA CARNE DEL CORDERO NO TIENE SANGRE.
- PEQUEÑOS FÓSILES HAMBRIENTOS LLUEVEN DESDE EL MONTE.
- LA MANCHA CUBRE EL SETO LLENO DE HOSTIAS.
- CAÍDA DEL BOSQUE CERCANO A UN HUERTO QUE FLOTA.
V
¡Sacrificio!
He aquí la muerte.
Un charco de pez temblando bajo el brazo
El sueño viaja al centro del péndulo,
Cargado de ancianos con pipas de opio
Rompiendo el eco
Y la piel del niño.
...para ir al otro lado de la ciudad
El puente espera de cinco a siete que los barcos tiemblen
Como la Ballena tiembla bajo la piel del útero.
Brooklyn, Nueva York, 2000.