No. 100 / Junio 2017
ESPEJUELOS
De reverberaciones y traslaciones
Mesa de traducciones*
La traducción de poesía es una dimensión que ha sido parte del Periódico de Poesía desde sus inicios y que, inclusive actualmente, no se confina a una sola de sus secciones. Sin embargo, la Mesa de Traducciones tiene una forma particular de adentrarse en el desafío, deleite y la disciplina que constituye la traducción de poesía para una publicación mensual digital universitaria, como ya lo hemos descrito con cierto detalle en nuestra nota colectiva para este número 100 de aniversario.
Mi experiencia personal como colaboradora en el Periódico de Poesía se inició en marzo de 2013 cuando mi colega Juan Carlos Calvillo me cedió el honor de coordinar esa sección y al escribir esta nota caigo en la cuenta que ya son casi 40 números, casi cuatro años, que en forma pocas veces interrumpida he colaborado en esta publicación. Aunque también he escrito algunas reseñas de poemarios y he contribuido en diversas formas con el Periódico, como la realización de entrevistas, notas sobre festivales de poesía, participación en debates y mesas redondas sobre diversos temas relacionados con la poesía, su escritura, su traducción, su difusión y su recepción, es mediante diversas actividades relacionadas a la traducción de poesía donde he tenido una presencia más constante, esto incluye el Concurso de Traducción de Poesía 1x1, organizado junto a Lucrecia Orensanz del Círculo de Traductores y el apoyo de varias instancias como la Dirección de Literatura y Difusión Cultural de la UNAM, La Casa del Lago, y ahora también Pluralia Ediciones y Sinfín Editores, así como en actividades con el Seminario Permanente de Investigación de Traducción de Poesía de la Facultad de Filosofía y Letras cuyo responsable es Pedro Serrano, y el proyecto de traducción e investigación dedicado a la poesía de la Primera y Segunda Guerras Mundiales escrita en más de diez países y lenguas en el cual se trabaja actualmente.
Durante los años en que he colaborado en el Periódico, la Mesa de Traducciones ha sido, sin lugar a dudas, mi lugar de acción principal en esta publicación. Y no siempre ha sido fácil. Hemos tenido altibajos de diversos tipos, pero la energía para continuar con el entusiasmo y pasión que exige este tipo de colaboración se ha nutrido en gran medida de todos los que han participado en la Mesa en estos años. Así que aprovecho la celebración de este número 100 del Periódico de Poesía para agradecer tanto a colaboradores cercanos que comenzaron como estudiantes de servicio social y luego han continuado por interés genuino y propio colaborando activamente con nosotros, como un equipo en continua y diversa creación y recreación, y hago mención especial en este rubro al apoyo de Daniela Birt, Diego Ibáñez y Lucrecia Arcos, entre otros, así como a los grandes poetas traductores y traductores profesionales que amablemente, en diversos momentos, nos han enviados poesías para traducir o sus traducciones, entre quienes se incluyen Arnau Pons, Zyanya Gil, Stefan Beyer, Jean Portante, Carmen García Gómez, Gabriel Linares, Jorge Seca, Neva Micheva, Fernando Ibarra y Maria Pia Lamberti, entre otros, y les pido sinceras disculpas por no incluir los nombres de todos los muy apreciados colaboradores de estos años en este espacio y tiempo limitado, pero tengan la certeza de que el agradecimiento se les envía de corazón también.
Por último va mi gran reconocimiento al apoyo de nuestro director, Pedro Serrano, así como a mi primera jefa de redacción, Eva Castañeda, y en especial a mi segunda jefa de redacción y luego subdirectora del Periódico, Ana Franco. Ya casi me faltan espacio y palabras para agradecer la paciencia y apoyo directo que me ha brindado para todo tipo de cuestiones técnicas en estos últimos años nuestra actual jefa de redacción Mariela Castañeda. Sin embargo, no termino esta nota con otra reverberación o traslación, sino solo con otro agradecimiento especial a nuestro público lector con quien es un placer compartir el gusto por la poesía, la desafiante actividad de traducirla, el placer de degustarla y reflexionar sobre ella.