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No. 101 / Julio-Agosto 2017
Concha García
(Córdoba, 1956, reside en Barcelona)
Ya no queda nada de todo aquello
Cuando la casa estaba cerrada
y en el almanaque no se tachaban
los días, las horas, a veces,
eran largas en el sofá,
una vida burguesa, solo pensando
en las galletas, en el contorno
del cuerpo, en la habitación
un poco más azulada, en los
territorios conquistados, tantos
amores, una subida de sueldo,
complacida de esperar
la llamada de alguien
para la cena, una charla
que no puedes recordar
la vida no regresa.
Tú estás dentro. ¿Dentro?
Donde
Frecuente es
hay recuerdos
que se desapegan
de ti, estiran del
tiempo su modelo
y dan claroscuros
en la noche pensante,
entonces todo lo que fue
deja una estela vacía
que te desubica.
Ya no es asunto tuyo
el tejado que se aleja
del sótano, dejando las
puertas sin dinteles
golpeadas, acaban
cayendo donde estuvo
el sofá. Desposeída
giras el rostro
y te aferras
a lo que
espejea.
Sentir el escalofrío
Más abajo está la llave,
cuando llegues al apartamento
ves al contador de la luz y busca
la factura del mes de abril
allí está el poema.
Tuve la sospecha de que
lo ibas a hacer desaparecer
pero los encuentros no se producen
varias veces (fue que) yo no (quise) quería.
La alfombra se desenrolla
y entras.
Variación (1984, Canetti)
Existir en otras fechas
apetecible de espaldas
apartado de todo, no
en todo. Retroceder tanto
como él. Dejar un espacio
entre la desaparición y
la esperanza, o un suicidio
gracias al cual pudieran
salvarse otras vidas.