No. 102 / Septiembre 2017
“El ojo límpiale con el codo” de Pedro Serrano
“El día del derrumbe” [fragmento] de Juan Rulfo
“El puño en alto” de Juan Villoro / “Fist held high” traducción de Richard Gwyn
“85/17” de Juan Gutiérrez-Maupomé
“Ja të´ëjk myijawyën” / “Primera construcción” de Juventino Gutiérrez
“19.09.17” de Sandra Lorenzano
“Gardenia 35 (1985 y todo eso)” por Carlos López Beltrán
“Notas después del S19 2017” por Emma Julieta Barreiro
“(Otro) 19S” por Ana Romero
“[JE VOYAIS BIEN QU'ON DECHIRAIT TOUT...]” por Jean Portante
Juan Rulfo
El día del derrumbe
(El Llano en llamas, 1953)
(Fragmento)
—Esto pasó en septiembre. No en el septiembre de este año sino en el del año pasado. ¿O fue el antepasado, Melitón? —No, fue el pasado. —Sí, si yo me acordaba bien. Fue en septiembre del año pasado, por el día veintiuno. Óyeme, Melitón, ¿no fue el veintiuno de septiembre el mero día del temblor? —Fue un poco antes. Tengo entendido que fue por el dieciocho. —Tienes razón. Yo por esos días andaba en Tuzcacuexco. Hasta vi cuando se derrumbaban las casas como si estuvieran echas de melcocha; nomás se retorcían así, haciendo muecas y se venían las paredes enteras contra el suelo. Y la gente salía de los escombros toda aterrorizada corriendo derecho a la iglesia dando de gritos. Pero espérense. Oye, Melitón, se me hace como que en Tuzcacuexco no existe ninguna iglesia. ¿Tú no te acuerdas?
El día del derrumbe
(El Llano en llamas, 1953)
(Fragmento)
—Esto pasó en septiembre. No en el septiembre de este año sino en el del año pasado. ¿O fue el antepasado, Melitón? —No, fue el pasado. —Sí, si yo me acordaba bien. Fue en septiembre del año pasado, por el día veintiuno. Óyeme, Melitón, ¿no fue el veintiuno de septiembre el mero día del temblor? —Fue un poco antes. Tengo entendido que fue por el dieciocho. —Tienes razón. Yo por esos días andaba en Tuzcacuexco. Hasta vi cuando se derrumbaban las casas como si estuvieran echas de melcocha; nomás se retorcían así, haciendo muecas y se venían las paredes enteras contra el suelo. Y la gente salía de los escombros toda aterrorizada corriendo derecho a la iglesia dando de gritos. Pero espérense. Oye, Melitón, se me hace como que en Tuzcacuexco no existe ninguna iglesia. ¿Tú no te acuerdas?