No. 104 / Noviembre 2017
Ruiseñor
Asciende por favor de esta narcosis, corazón, bajo la forma y el valor de la destreza para la interrogación, conducta considerada nefanda e ilegal sólo cuando es perpetrada por individuos; flujo constante obstruido por la ordenanza de un incremento horizontal por medio de arterias; a lo largo de mi cuello, vasos que llevan sangre suficiente a la cabeza.
*
Remantente
y la decisión de
resistir. tu cuerpo
sobresaltado como si
por fin sancionado
en un matrimonio con
un fantasma de deseo
sin censura. para forjar
un estar de modo que
los mismos gestos
de su tela vulgar
no sean del todo
insoportables. no es
una moneda libre
de todo azar sino
casi siempre un reposo
en un buen clima. en
tra. la tibieza del agua
*
Mantenga viva la anguila hasta que vaya a despellejarla.
Mátela con un golpe fuerte en la cabeza.
Deslice el dogal sobre la cabeza de la anguila y —sobre un gancho en lo
alto de la pared— cuelgue el otro extremo de la cuerda.
Corte la piel de la anguila aproximadamente 8 centímetros debajo de la
cabeza, para no penetrar la vejiga de la bilis que se encuentra cerca.
Desprenda la piel, tirando fuerte hacia abajo —si es necesario, con unos
alicates— hasta que toda la piel se deslice como un guante.
Limpie el pez, hienda el vientre blanco y retire las entrañas, mismas que
se encuentran bajo la delgada piel del vientre.
Asciende por favor de esta narcosis, corazón, bajo la forma y el valor de la destreza para la interrogación, conducta considerada nefanda e ilegal sólo cuando es perpetrada por individuos; flujo constante obstruido por la ordenanza de un incremento horizontal por medio de arterias; a lo largo de mi cuello, vasos que llevan sangre suficiente a la cabeza.
*
Remantente
y la decisión de
resistir. tu cuerpo
sobresaltado como si
por fin sancionado
en un matrimonio con
un fantasma de deseo
sin censura. para forjar
un estar de modo que
los mismos gestos
de su tela vulgar
no sean del todo
insoportables. no es
una moneda libre
de todo azar sino
casi siempre un reposo
en un buen clima. en
tra. la tibieza del agua
*
Mantenga viva la anguila hasta que vaya a despellejarla.
Mátela con un golpe fuerte en la cabeza.
Deslice el dogal sobre la cabeza de la anguila y —sobre un gancho en lo
alto de la pared— cuelgue el otro extremo de la cuerda.
Corte la piel de la anguila aproximadamente 8 centímetros debajo de la
cabeza, para no penetrar la vejiga de la bilis que se encuentra cerca.
Desprenda la piel, tirando fuerte hacia abajo —si es necesario, con unos
alicates— hasta que toda la piel se deslice como un guante.
Limpie el pez, hienda el vientre blanco y retire las entrañas, mismas que
se encuentran bajo la delgada piel del vientre.