No. 105 / Diciembre 2017-Enero 2018
Poéticas de la Negatividad
Diálogos*
Ana Franco Ortuño
El útil es un instrumento que sirve para las artes mecánicas.
Francis Ponge1
¿A qué clase de imaginario responde un poema?
Es obvio relacionarlo con los patrones (históricos, lineales) con que se determinan los movimientos literarios; es decir, sabemos del péndulo, de la ruptura y de la respuesta a la necesidad de tal o cual momento; hacemos la lectura inversa. Pero toda forma de hacer poesía ꟷejercicio que nunca fue solo de papel o desde el rumor individual de un escritorioꟷ; toda forma de presentarla ꟷde articularla, de gritarla o improvisarlaꟷ, propone (ha propuesto) una escena de exploración humana donde confluyen arrebato de angustia o ironía, búsqueda y procura, contraste, ritmo, ruido y silencio, en pro del reconocimiento de lo vivo.
El poema da cuenta de la construcción de una subjetividad, digamos, representativa (si habla por el otro, por lo otro).
O no.
¿Y si solo se tratara de un juego?
El fenómeno creativo involucra todo tipo de recursos y procedimientos: la texturización en palabras de una idea o imagen trasciende lo establecido mediante diversas confabulaciones lingüísticas. Si la lengua no alcanza, la voz se reinventa y el poema recorre también el proceso de cuestionamiento de las formas. Asfixiadas. Finitas. Cíclicas.
Actualmente la multiplicidad de mensajes ꟷsu reproductividad, su ‘cut and paste’ꟷ, provoca que “la lectura individual de un texto o la interpretación de una imagen [naufrague] en el infinito mar de las interpretaciones y/o [sea] arrastrada por los flujos interpersonales del deseo. (…) Esta incapacidad del sujeto para formular, estabilizar y comunicar su mensaje a través de los medios se llama, con frecuencia, la ‘muerte del sujeto.’” (Groys, 184).2
¿Y se trata de estabilizar?
Por el contrario, se trata de entregarse a la flotación de los signos, de asumir su recorrido y su velocidad, de renunciar a, o de replantear las autorías, de intercambiar los códigos, de multiplicar las máscaras,
el diseño de nosotros mismos: de abrazar nuestra sombra, blandura o borramiento.
¿Qué se suma en el ejercicio de creación poética?
Para Charles Bernstein “interpretar un poema es hacerlo un evento acústico/ físicamente presente, dar dimensión corpórea —ritmo— a lo que otrora es espacial y visual.” Es, pues, extender las formas asumidas por la tradición para el poema: hablarlo o ponerlo en escena, activarlo en un performance o un video, repetirlo hasta la deconstrucción fonética o hasta su destrucción, sonorizarlo con el cuerpo: el golpe, lo gutural, el ruido de las tripas.
Estas son solo algunas de las manifestaciones que adopta la necesidad de un nuevo lenguaje.
La mención creadora es un artilugio al ser cuerpo-texto; el poema se construye en oposición al sentido establecido: en las incomodidades de la lengua propone nuevas formas y busca significados porque cuestiona con cada nueva articulación. Arrebato y mecanismo. Ritual e (i)lógica sintáctica.
¿Es tiempo de la imagen? ¿Cuál es su recorrido?
Hace mucho es tiempo de la imagen: en el poema “la energía crea un patrón”, “la fuerza emotiva provoca una imagen”, subjetiva y objetiva, “Es un vórtice o racimo de ideas fusionadas, dotado de energía.” (Pound, 58).3 Pero la palabra (concatenada y escrita en su extensión lineal) pierde peso. Su compresión, su simplificación, su enfoque, su liberación de la lógica sintáctica le dan un respiro, la vuelven útil, grafo.
El discurso visual es también flujo, salto, robo y fotocopia. Mecanización en gif. Palabra en versión gesto-ruido-trazo-andanza. “Sintaxofonía”.4 Todo soporte, toda inclusión o propuesta al código son significantes. ¿Funciona, no funciona? No lo sabemos: Poemojis, novelas en gif, arte-objeto, video poema..., se tratan de la suma. No lo sabemos.
Cuánto nos queda por decir y cómo. Porque si somos una sola lengua perdemos sentido en la repetición absurda del espejo o aspiramos a una falsa referencialidad.
Hemos mudado el escenario: Nosotros, “las personas del texto” (Castillo, enero, 2018).
¿Qué se suma en el ejercicio de creación poética?
Para Charles Bernstein “interpretar un poema es hacerlo un evento acústico/ físicamente presente, dar dimensión corpórea —ritmo— a lo que otrora es espacial y visual.” Es, pues, extender las formas asumidas por la tradición para el poema: hablarlo o ponerlo en escena, activarlo en un performance o un video, repetirlo hasta la deconstrucción fonética o hasta su destrucción, sonorizarlo con el cuerpo: el golpe, lo gutural, el ruido de las tripas.
Estas son solo algunas de las manifestaciones que adopta la necesidad de un nuevo lenguaje.
La mención creadora es un artilugio al ser cuerpo-texto; el poema se construye en oposición al sentido establecido: en las incomodidades de la lengua propone nuevas formas y busca significados porque cuestiona con cada nueva articulación. Arrebato y mecanismo. Ritual e (i)lógica sintáctica.
¿Es tiempo de la imagen? ¿Cuál es su recorrido?
Hace mucho es tiempo de la imagen: en el poema “la energía crea un patrón”, “la fuerza emotiva provoca una imagen”, subjetiva y objetiva, “Es un vórtice o racimo de ideas fusionadas, dotado de energía.” (Pound, 58).3 Pero la palabra (concatenada y escrita en su extensión lineal) pierde peso. Su compresión, su simplificación, su enfoque, su liberación de la lógica sintáctica le dan un respiro, la vuelven útil, grafo.
El discurso visual es también flujo, salto, robo y fotocopia. Mecanización en gif. Palabra en versión gesto-ruido-trazo-andanza. “Sintaxofonía”.4 Todo soporte, toda inclusión o propuesta al código son significantes. ¿Funciona, no funciona? No lo sabemos: Poemojis, novelas en gif, arte-objeto, video poema..., se tratan de la suma. No lo sabemos.
Cuánto nos queda por decir y cómo. Porque si somos una sola lengua perdemos sentido en la repetición absurda del espejo o aspiramos a una falsa referencialidad.
Hemos mudado el escenario: Nosotros, “las personas del texto” (Castillo, enero, 2018).
El contraste [violencia también memorable]
por cicatrización/ desorden
Ecología de la Escisión
* Este texto se construyó con base en distintas conversaciones y en diferentes contextos, incluso temporales. Una parte es el texto que justificó mi programación del festival Poesía en Voz Alta. 15, que tuvo como lema “Si la lengua no alcanza”. Otra parte surge recientemente, a partir de las charlas del Seminario Lo Visible Inestable (Enero 2018), que impartió Rodrigo Castillo en la Fundación Pedro Meyer. Los versos que cierran el texto son míos, y forman parte de El Libro de las Ideas (Sin nombre, 2012).
1 Ponge, Francis: Métodos. (Trad., prólogo y notas de Silvio Mattoni), Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2000.
2 Groys, Boris: Arte en flujo. Ensayos sobre la evanescencia del presente (Traducción de Paola Cortés Rocca). Caja negra, Buenos Aires, 2016.
3 Pound, Ezra: El Artista serio y otros ensayos literarios. (Sel., trad y prólogo de Federico Patán), Poemas y ensayos, UNAM, México, 2001.
4 Bernstein, Charles: L=A=N=G=U=A=G=E. Contraataca. (Coord. Heriberto Yépez) UANL/ALDUS, México, 2013, p. 46.