No. 108 / Abril 2018

Ilustración y poesía

Ilustración y poesía


La imagen como poesía


Xosé Cobas



Alguien ha definido la poesía como la manifestación del sentimiento estético por medio de la palabra. Concuerdo con esa definición siempre que la palabra se entienda en estado puro y esencial, pues en la poesía no debe sobrar nada ni nada puede faltar, independientemente de la estructura elegida.

Es por ello que, cuando el ilustrador interviene en el poema, lo hace como decodificador de esa compleja estructura de sentimientos, símbolos, códigos y señales abstractas en una representación igualmente esencial.

Desde mi experiencia como ilustrador considero fundamental y prioritaria la lectura del texto de manera analítica y profunda. Procuro buscar el detalle, desde todos los ángulos, en la insinuación y lo oculto, a fin de aprehender el discurso del poema.

El resultado de todo este proceso de lectura genera otro poema. Un poema visual. Un poema paralelo que en ningún caso debe traicionar el germen o la madre de la que ha nacido.

Del mismo modo que para la parte textual el poeta se sirve de figuras literarias, el ilustrador, de igual manera, recurre a este tipo de apoyos expresivos para el campo visual.

En mi caso utilizo los tropos, en especial la metáfora, como recurso compositivo y de comunicación. Son los que me facilitan la conexión con las elipsis narrativas y las sinestesias en la incesante búsqueda del lenguaje del alma.