Tirteo
Bello, pues, que perezca, habiendo en la vanguardia caído,
el hombre valeroso luchando por la patria.
Abandonados la propia ciudad y los fértiles campos,
mendigar es de todas la cosa más penosa,
errando con la madre querida y el padre provecto y
con los parvos hijos y la mujer legítima.
Pues será enemigo para aquellos a los cuales se acerque cediendo
a la carencia y a la pobreza odiosa,
y deturpa a su raza y avergüenza la hermosa presencia,
y todo el deshonor y la maldad lo siguen.
Y si así, del hombre que anda vagando, cuidado ninguno se hace,
ni respeto ni protección ni lástima,
con alma combatamos por esta tierra, y muramos por los hijos, las
vidas no más escatimando,
oh jóvenes, mas combatid unos junto a otros estándoos,
y la infamante fuga no comencéis, ni el miedo;
mas en el pecho haceos grande e intrépida el alma y no améis
vuestras vidas, luchando con los hombres.
Y no huyáis habiendo abandonado a los de sobra vetustos,
los que rodillas ágiles no tienen ya, los viejos.
Infamante esto, pues: que habiendo en la vanguardia caído,
delante de los jóvenes yazga, más viejo, un hombre,
ya blanca la cabeza y el mentón canoso teniendo, el ánima
exhalando intrépida, en el polvo;
las ensangrentadas partes pudendas teniendo en sus manos
—torpe es esto a los ojos y, al verse, desdeñable—
y la piel al desnudo. Al que es joven, todo conviene,
pues tiene del amable verdor la flor hermosa,
y admirable es de verse a los hombres, y, a las mujeres,
amable estando vivo, y bello caído en la vanguardia.
Mimnermo
¿Qué vida nunca, qué gozo nunca sin la áurea Afrodita?
Muera, cuando no más me acuiten estas cosas:
clandestino amor y amables ofrendas y lecho, que de la juventud son
codiciadas flores.
Mas cuando a hombres y mujeres ha, pesarosa, llegado la vejez
que, a una, en feo y en malo al hombre torna,
siempre, en el ánimo, tristes lo torturan afanes; no los rayos del
sol se goza contemplando,
mas odioso, pues, a niños; odioso es, pues, a mujeres: la vejez, de este
modo, ha vuelto el dios penosa.
Periódico de Poesía, Septiembre-Octubre 1987, UNAM-UAM
Libro I, Oda 30
Quinto Horacio Flaco
(Traducción inédita de Rubén Bonifaz Nuño)
Oh Venus la reina de Cnido y Pafo:
desprecia a tu dilecta Cipro, viaja
al bello hogar de Glícera que llámate
con mucho incienso.
Contigo, el niño ardiente y, las cinturas
sueltas, las Gracias, y las Ninfas vuelen
y así la Juventud, poco amigable
sin ti, y Mercurio.
Periódico de Poesía, verano 2006, UNAM
Magda Montoya
Hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames; recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.
Periódico de Poesía, núm. 21-22, primavera-verano,
UNAM/INBA, México, 2000
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