U.S. Poets in Mexico es un programa de creación literaria enfocado a la poesía que por medio de talleres, lecturas y convivencia, busca no sólo una relación de cooperación entre poetas, sino una verdadera integración de todos los asistentes en un ambiente literario y fraternal. En 2009, U.S. Poets in Mexico (USPIM) da inicio a una serie de eventos que cuentan con la participación de poetas tanto de E.U., como de México. Cada año, en enero, se llevarán a cabo los talleres en la hermosa ciudad de Mérida, Yucatán; y en mayo, en diferentes ciudades de la República Mexicana.
Bajo la notable dirección de Sheila Lanham, los talleres cuentan con la participación de poetas que comparten no sólo su experiencia como escritores, sino también sus impresiones sobre las propuestas literarias de cada uno de asistentes. En 2009, USPIM contó con la participación de C.D. Wright, Mónica de la Torre, Jack Collom, Forrest Gander y Bob Holman. Así, durante una semana, no sólo es posible conocer más de cerca a los poetas, sino también, compartir con ellos sus particulares formas de hacer poesía y de mirar una misma ciudad.
Del 11 al 16 de enero la ciudad de Mérida estuvo, en palabras de la directora, llena de “buenas vibras”. La estancia comenzó con un viaje a Uxmal, el centro arqueológico donde se juntan el cielo y el inframundo. Casi todos los asistentes aprovechamos para cargarnos de energías y de paso, de algo de inspiración para los talleres de los próximos días. Desde DJ’s hasta paseadores profesionales de perros, todos poetas, compartimos la mesa y los alimentos típicos de la región.
El lunes 12 a las 9 de la mañana comenzamos el maratón: 5 talleres y mucho que aprender y compartir. Llegué con el inevitable terror de que poetas de renombre (los que dirigen los talleres y los “compas”) creyeran que lo que escribo, suene a filosofía barata o a almanaque de cocina. Muchos de los que asistimos compartíamos esa sensación.
En un edificio realmente bonito —que antes fue la estación de ferrocarriles de Mérida y ahora, remodelado, se convirtió en la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY)— una siente que la inspiración divina viene implícita en el oxígeno y espera, inútilmente, la epifanía; pero nada, sólo el aire caliente que circula por los corredores.
Ni modo, listos o no, ¡aquí vamos! Vinimos a escribir, ¿no?
Empezamos con el Taller de Mónica de la Torre, quizá uno de los más interesantes que he presenciado en mi corta vida: traducir una frase del español al inglés, fonéticamente. Me explico, escribe con palabras en inglés de modo que suene igual que la frase en español. Ejemplifico:
“Hay mucho ruido”
“I muu [cow sound] shore we dough”
Mi sorpresa fue total y era apenas el comienzo de un proyecto más grande, más incluyente, donde se mezclaron idiomas, formas, culturas, alucines y mucho inimaginable. Traducciones, traducciones inversas, traducciones de traducciones por amor al arte y al idioma, sea inglés o español. En este ambiente, una se aventura a decir las cosas más disparatadas que de alguna manera suenan coherentes. Y es que eventualmente te das cuenta de que no son talleres convencionales, se trata realmente de echar a volar la imaginación, crear, modificar o ‘refritearte’ a ti misma para crear algo totalmente distinto que te llena y te sorprende.
Bob Holman, con un estilo muy particular, es mucho más que un hombre excéntrico. Poeta desde las entrañas, no dejó de sorprendernos con su estilo creativo. Paso uno: piensa palabras, escríbelas como Dios te dé a entender, hazlas poema, quítale las palabras más importantes y pasa la hoja al compañero de la derecha para que complete el poema con su propio estilo. El resultado es un texto completamente distinto al original. Paso dos: toma una serie de hojas en blanco, dibuja lo que te salga del alma, pásalo a la derecha, quien siga en turno escribirá o dibujará alternadamente algo relativo a lo anterior. Resultado: un libro que de extraña manera, se volvió temático, literal y literariamente ilustrativo y que al final, llevaría un nombre quizás inimaginable. Sé tu editora, tu ilustradora, autora; sé mente y conciencia al mismo tiempo, sé una y todas y además, crea, sigue creando…
De: Red Wine in the Morning
(Poema escrito junto con Bob Holman)
Sleep with me
We will read in bed
And when we are finished
We will write a book
And when it is finished
It will never be finished
Y no sólo se trata de escribir, sino también de saberse leer. Ser una misma con la audiencia; dominar el espacio, adueñarse de la habitación, del micrófono, pensar en el público como si tratara de una enorme oreja. El sonido tiene que abarcarlo todo así que hay que asegurarse de que se es escuchada.
Luego fue la hora de ir con Forrest Gander. Sounds, sonidos, sonidos que vienen antes que las palabras, que son universales, que mueven y son producto del movimiento. El público clama sonidos, por lo tanto, una sale a las calles de Mérida y camina sin rumbo, escuchando, sólo escuchando, tomando notas, haciendo patrones de sonido que posteriormente habremos de reflejar en lo que escribamos. Curioso, pienso en todo menos en que me puedo perder en el laberinto de las calles de la Ciudad; más curioso aún, ni siquiera importa, el sonido mismo me llevará de regreso.
Piensa en Mérida como si fuera tu amante ideal, el amor de tu vida, aquellos ojos que no puedes dejar de mirar, ésos que te matan y en los que te encuentras deliciosa y únicamente, porque ese amor sólo está en tu mente… Escríbele un poema, dibuja sus calles en palabras que resuenen como el motor de los camiones viejos que circulan por la 55, como las “chanclas” de las mujeres que caminan de prisa en la ciudad encharcada… ¿Y luego? Luego, Nonsense/Proper Name/ Free verse/Free Verse//Single Word/Free Verse/Free Verse/ Free Verse. ¿Ideas? Tienen que ser dos yambos. A tu gusto y decisión. Hasta ahora una se siente cómoda, se siente bien, menos loca y más confiada, más poeta, más persona, más humana y más una misma.
C.D. Wright. Parte uno: escucha “definiciones” e ideas sobre lo que es poesía, de diferentes personajes, artistas plásticos o escritores. Parte dos: define “Poesía”. Parte tres: mientras tanto, encuentra no sólo las formas en que concibes y conozcas la poesía, a través de las diferencias, las similitudes, no sólo en pensamiento, sino en sentimiento, con los compañeros poetas. Ideas que vayan desde ‘zapatos de tacón de aguja' hasta ‘perros’.
Más tarde llegó el momento que esperaba-evitaba: el taller de Jack Collom. Una le comparte sus ideas sobre el Hay(na)ku, le cuenta que traduce Hay(na)ku, le explica de burda manera los “lineamientos” —si así se le pueden llamar—, del poema nuevo, único, que apenas se va formando camino en la literatura contemporánea… Y resulta que Jack escribe desde tiempo atrás, algo muy similar. Se llaman “shims” y la estructura es casi la misma. El drama se ha resuelto; no sólo es interesante, sino que tenemos cierta afinidad por los poemas breves. Jack toma nota cuidadosamente de lo que le platico, piensa, escribe, garabatea un poco y sale su primer Hay(na)ku, mientras que asombrada le sigo el ritmo del garabato y escribo mi primer Shim.
Recuerdo que durante el viaje he visto cómo Jack se emociona al ver un ave que le resulta conocida, la observa con cuidado, saca sus binoculares, marca en su libro las aves de México y con una sonrisa, continua su caminata lenta y reflexiva. Esa imagen regresa a mi mente cuando escucho los poemas que Jack nos comparte: salvar el mundo, salvar la poesía, salvar a los grillos… Entre shims, acrósticos, lunes y hay(na)ku busco no sólo la aprobación de Jack, sino la propia.
Cada tarde nos sentamos a escuchar en un espacio realmente pequeño, al aire libre, acogedor pero con mala acústica, las lecturas de los poetas a quienes una y otra vez hemos leído y admirado. Coral Bracho nos comparte su obra, su mente, su pasión. Nos leen traducciones de sus poemas. Son más que palabras en ese momento, somos nosotros mismos retratados por ella, sin conocernos. Lástima que es tan sólo media hora. Con ella no tuvimos una convivencia real como con los USPoets y yo hubiera querido preguntarle tanto.
Briseida Cuevas nos lleva de regreso a las raíces, al maravilloso y melodioso maya, con su suavidad, su belleza natural y a todas aquellas palabras que amamos sin comprender; porque sin ser yucatecos, las amamos.
Cuatro horas por taller, cuatro que deberían ser mil. Todos queremos quedarnos; yo necesito más. Tuve la sensación de que no se concluyó nada esa semana, porque una se acostumbra a esa vida de lecturas y versos improvisados. Se necesita más: más poesía, más de ellos y de mí misma. Y por eso me apunto a la siguiente edición, a sabiendas de que serán otros los poetas y otra la experiencia para aprender y conocer más…
|