Robert Duncan Traducciones de Carlos Miranda |
Agosto 9, 64:
No, Verlaine, tengo sed de agua fría, del
fresco del árbol umbroso, bebería en el verde de la frondosa sombra, pues la dulce agua que mana de abajo de la capa rocosa, las sombras musgosas las monedas de luz, sacadas a flote, que sueñan en el incesante flujo de agua brillosa que se vierte sobre rocas que fulguran entre la fría corriente, es • palabras Sept 5: Dulce su boca amarga su boca Sept 7: Al alba, tu aliento agita las auras de luz primera de la fría línea de colinas horizontes que resuenan, tus ojos cerrados, dulce sonrisa amarga sonrisa. Los adelantados despiertan. Vienes temprano, à l’heure just quand tu te lèves, la mañana tu templo, donnant à ton image et à ton sanctuaire le souffle de la vie et une grande puissance1 Sept 22: una corriente de aire. A estas alturas del año la mañana se oscurece. Y en la sesión espiritista la noche se aferra a la mesa del día • Dejo que la tristeza se acumule (Sept 23) clara luz y sombra en el agua agitada. Al hallar una vieja fotografía de él ningún reconocimiento perturba, su tiempo que era para siempre se ha escabullido. La clave de Do menor no pertenece más a la canción que he olvidado y nunca cantaré • la añorada, su persistente melodía • una pesada rama de oscuridad arriba reflejada oscuridad abisal abajo • chispas de luz solar Debe haber grietas en la pantalla del primer-recuerdo-sólido (Sept 27:) Luego Un Chant d’Amour de Jean Genet2 donde atestiguamos la canción continua que recorre las paredes. Amé todos los avisos tempranos de ti, el primer enamoramiento, los primeros amantes (Oct 1)
masticando los pétreos muslos de la noche,
susurrando y vociferando sin esperanza palabras de cariño.
El soldado en un sucio rincón de la guerra
encuentra a su amante, la juventud que echa raíces de inocencia en el suelo criminal que enciende una luz que ilumina la oscura panza, el anciano que recuerda el brinco del pájaro para volar hacia el corazón desde su nido de pelo, su canción mimética hace de los rociados labios las fuerzas originales. Desesperación de ser tedioso Veo hace muchísimo y me encuentro que como era entonces soy, un hombre redundante en un ataque de habla que él oye también al proseguir. El silencio del cuarto estaba vacío y yo grité fuerte. A las diez en punto, salí y caminé otra vez por las calles vacías, busqué compañía en el atestado bar y hablaba de irse cuando empezaron las lluvias. Algunos me escucharon y otros se hartaron. No sé si estoy obligado a seguir este círculo, vuelto loco, excitado en un rollo maniático de tonterías una tras otra, o si soy libre de hablar donde sea que estén listos para escuchar. Veo hace muchísimo, y con frecuencia fui descorazonado allí mismo. Al volver encontré el cuarto abandonado, un pedazo vació de Asia que se me metió. Intenté morirme y no lo hice. La herida era un sitio vacío de significado del que me alejé. Que Dios era Asia traté de decir. Algunos se hartaron y se fueron, pero había demasiado que me faltaba decir. Oí el zumbar de maravillas cuando proseguí, una monotonía de serpenteos en el sol que desviaba hacia una espera en un cuarto donde el Tiempo mismo acabaría. ¿Qué tenía yo que decir? La charla era sobre Asia y una vacuidad en Dios que los hombres han conocido en desiertos y en tiempos como en los que estamos. ¿A dónde iba? Conforme llego, tus ojos me han dejado, y se desvían para encontrar una salida de donde estamos. “En Asia…” Hay una posibilidad desolada de que me esfuerce por comunicarme. Aparta tus cosas de mí. No entiendes, y yo me perdí en eso. Traigo algo saturado que trato de expresar alguna urgencia que me desata la lengua a la que no puedo llegar, y quiero compañía. Veo hace muchísimo y encuentro que todavía sigo aquí. Oigo el arrastre de una silla, excusas entre dientes cuando se van. El sitio va a cerrar y temo que estoy solo. Son diez para las dos. He llegado a mí mismo. Buenas Noches. No necesitaré tu ayuda Dios mío. Desde aquí la Gran Asia allende el horizonte de mi vista no va a ningún lado que no pueda decir y en ese continente al que voy el tiempo se extiende año con año. Fragmentos de una rima albigense3 Abel era carnicero. Negociaba con sangre y carne. Quemaba el esqueleto sangriento y el sacrificio era dulce. Y Caín era un panadero. Trajo pasteles y cerveza ¿O era el Pan, el Trigo maduro, Y un grial de vino rojo rojo? El Padre echó por tierra su ofrenda y pisoteó la Vid.
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¿Quién era el Malvado en el camino que tiró del muslo a Jacob? ¿Y fue Verdad que él peleó con quien lo nombró Israel, poniendo a los suyos lejos de los otros hombres?
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Él colgó a Su Hijo del gancho del Carnicero. En Béziers, en Carcassonne, la carne colgó alto, la sangre corrió. |
1Palabras dirigidas a Mandulis -dios egipcio de origen nubio que tiene un templo grecorromano en Kalabsha-, citado por el filósofo francés André-Jean Festugière (1898-1982) en La Révélation d’Hermès Trismégiste, I, “La Vision de Dieu”. {moscomment}
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