jose_mateos.jpg José Mateos


Traducción de Joaquim Manuel Magalhaes 

¿QUIÉN SABE LO QUE VUELVE Y LO QUE ACABA?
¿Quién sabe lo que acaba o permanece,
lo que termina cuando nada empieza
sin que terminen tronos, templos, rosas?
¿Quién sabe qué misterio es una vida
vaciada en un papel, letra por letra?

Los cuervos, por ejemplo, en las ruinas
picoteando aquel dibujo hermoso,
un día de excursión, hacia Bembibre.
La liebre destrozada en la cuneta.
En la orilla los ojos del pez muerto
—sus branquias en la arena—, y el membrillo
que en otoño se pudre al pie del árbol
son señales ¿de qué?, signos ¿de qué?
¿Y qué mensaje oculta, entre avenidas
de tierra blanda y lirios en macetas,
la fuente que repite: nunca, nunca?

En el jardín las hojas de aquel chopo
temblando al sol las tardes de septiembre
daban sombra al poema, al libro abierto.
Y al levantar los ojos, cuánta calma.
Y cómo hablaban entre sí las nubes
viajando juntas, lenta, mansamente,
fuera de horario, en otro sin medida.
¿Eso es noticia de una Ley más justa?
¿Eso es amor, piedad, presentimiento
de que escondido tras el muro blanco
hay más de lo que sabe el que más sabe?

¿Dura en alguna parte ese otro mundo
que se insinúa en la quietud del tiempo?
¿Dura en el árbol vivo el sol de otoño?
¿Duran sus hojas que dan calma y sombra
al que se sienta a amar y a leer la vida?
Y en el hueco que aprietas ¿dura el aire,
como duran, muriéndose en nosotros,
en los que estamos vivos, nuestros muertos?

Si esta tarde se va porque regresa,
si no termina de irse nunca el agua
del río en sombra entre los blancos álamos,
si aún ves la estrella cuando ya no existe,
si pasa el viento y torna en cada esquina
borrando huellas, despertando olores
que son versos, son sitios, son imágenes,

el niño aquel que emerge del olvido
y aún te sonríe en el fanal de un sueño,
la noche a bordo de unas notas mágicas
o, en el espejo que no empaña el vaho,
las caras que tuviste, resumidas
en tu última cara ¿serán sólo
fecha en un mármol, lágrimas y herrumbre?
¿Se perderán contigo esos recuerdos?

Ola que muere y nace en la que vuelve;
piedra que bajo el mar tranquilo espera
salir un día reluciente y otra;
olvidado jardín que, de repente,
aparece en la niebla; y en el cuarto
del hospital, donde el enfermo suda,
aire fresco del alba... Lo que miras,
adonde mires, ¿son presencias, cuerpos,
que habiendo sido ríos caudalosos,
corren ya a su final, o es la simiente
para un próximo Abril? Lo que contemplas
en toda cosa, ahora que es la vida
blanco mantel, cueva sin eco, carta
sin respuesta, ¿es muerte u otra vida
distinta a ésta de discordia y tiempo?

 

 

QUEM SABE O QUE REGRESSA E O QUE FINDA?
Quem sabe que finda ou que permanece,
o que termina quando nada nasce
sem que terminem tronos, templos, rosas?
Quem sabe que mistério é uma vida
vertida num papel, letra por letra?

Os corvos, por exemplo, nas ruinas,
às bicadas nesse desenho belo,
num dia de passeio, até Bembibre.
A lebre espeda^ada na valeta.
Junto ao mar os olhos do peixe morto
—as guelras sobre a arela— e o marmelo
podre no outono no chao da árvore
sao mostras de quê?, sao sinais de quê?
Que mensagem oculta, entre caminhos
de térra leve, lírios envasados,
a fonte que repete: nunca, nunca?

E no jardim as folhas desse choupo
que treme ao sol ñas tardes de setembro
davam sombra ao poema, ao livro aberto.
Ao levantar os olhos, quanta calma.
Como falavam entre si as nuvens
que juntas viajam, suaves, lentas,
fora de horario, noutro sem medida.
Isso é noticia de uma Lei mais justa?
Isso é amor, piedade ou indicio
de que escondido atrás do muro branco
está mais do que sabe o que mais sabe?

*

Perdura em algum lado essoutro mundo
que se entrevê na quietez do tempo?
E na árvore vivo o sol de outono?
E suas folhas que dao calma e sombra
ao que se senta a amar, a 1er a vida?
No vazio que espremes, dura o ar,
como duram e dentro de nos morrem,
de nós que estamos vivos, nossos mortos?

Se esta tarde se vai porque regressa,
se nao acaba nunca de ir a água
do rio em sombra pelos brancos álamos,
se vês ainda a estrela que morreu,
se passa o vento e vira em cada esquina,
apaga marcas e desperta odores
que sao versos, lugares e sao imagens,

a criança que emerge do olvido
a sorrir-te na redoma de um sonho,
a noite a bordo de umas notas mágicas
ou, no espelho que nao turva o sopro,
os rostos que tiveste, resumidos
no teu último rosto, seráo só
data em mármore, lágrimas, ferrugem?
Perder-se-áo contigo essas lembranças?

Onda que morre e nasce na que vem;
pedra que sob o mar tranquilo espera
surgir um día reluzente e outra;
esquecido jardím que, de repente,
aparece na névoa; e no quarto
do hospital, onde o doente sua,
vento fresco da alba. Ao olhares,
aonde olhares, sao presentas, corpos,
que tendo sido rios caudalosos,
vao já para o seu fim ou sao sementé
dum próximo Abril? O que contemplas
em cada coisa, agora que é a vida
branca toalha, cova muda, carta
sem resposta, é morte ou outra vida
diversa desta de contenda e tempo?

 

SÓLO SI EL SOL SE HUNDE EXISTE EL ALBA.
Sólo si hay horizontes nace el día.
Sólo cuando es de noche y amanece,
entre estiércol y alambres canta el gallo.
Y en esta fuga de experiencia y tiempo
sólo germinan sitios, rostros, fechas,
si su recuerdo anuncia una esperanza.

¿Qué otra cosa te dijo, en Río Grande,
ese árbol muerto al pie de la corriente,
tirado en tierra uniendo dos orillas?
Y aquella primavera de hace un año,
transida de agua y luz, ¿no repetía
que para florecer hay que enterrarse?

Lo cantaba en la alberca el grillo oculto.
La flor lo transmutaba en fino olor.
Te lo decía en la penumbra el pájaro:
cada vez que algo acaba, algo despierta
y echa raíces en un ser recóndito.
Cada vez que algo cesa, que alguien muere
y en el silencio te hunde la fatiga
tu queja indócil reza a un Dios sin nombre.
Y ese Dios no es excusa ni es certeza.
No está en el tiempo, pero está en el tiempo.
Arde escondido y descubierto huye,
y en su fragua de dones y desgracias
te forja a golpes de martillo y fuego.

 

SÓ SE O SOL AFUNDAR EXISTE A ALBA.
Só se houver horizontes nasce o dia.
Só quando é de noite e amanhece,
entre estéreo e arames canta o galo.
E nesta fuga de experiência e tempo
só germinara lugares, rostos, datas,
se lembrá-los trouxer urna esperança.

Outra coisa te disse, em Río Grande,
a árvore morta ao pé da corrente,
por térra para unir as duas margens?
E essa primavera de há um ano,
cheia de água e luz, nao repetia
que temos de enterrar-nos para florir?

Cantava-o na represa o grilo oculto.
A flor mudava-o em fino cheiro.
Dizia-to na penumbra o pássaro:
sempre que algo acaba, algo desperta
e lança raízes num ser recôndito.
Sempre que algo finda, que alguém morre
e no silencio te invade a fadiga,
teu ai rebelde reza a um Deus sem nome.
Deus que nao é desculpa nem certeza.
Nao é do tempo, mas do tempo é.
Arde escondido e descoberto foge,
na sua forja de dons e desgraças
te molda a golpes de martelo e fogo.


{moscomment}