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portada-tres.jpgTres
Roberto Bolaño, Acantilado, Barcelona, 2000 

 

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Prosa del Otoño en Gerona

Desde este lado del río todo lo que te interesa mantiene
la misma mecánica. Las terrazas abiertas para recibir
el máximo sol posible, las muchachas aparcando
sus mobilettes, las pantallas cubiertas por cortinas,
los jubilados sentados en las plazas. Aquí el texto no
tiene consciencia de nada sino de su propia vida. La
sombra que llamas autor apenas
se molesta en describir cómo la desconocida arregló
todo para su momento Atlántida.




EL CALEIDOSCOPIO OBSERVADO. La pasión es geometría.
Rombos, cilindros, ángulos latidores. La pasión
es geometría que cae al abismo, observada desde
el fondo de un abismo

     LA DESCONOCIDA OBSERVADA. Senos enrojecidos
por el agua caliente. Son las seis de la mañana y
la voz en off del hombre todavía dice que la
acompañará al tren. No es necesario, dice ella, su cuerpo
que se mueve de espaldas a la cámara. Con gestos
precisos mete su pijama en la maleta, la cierra, coge
un espejo, se mira (allí el espectador tendrá una visión
de su rostro: los ojos muy abiertos, aterrorizados),
abre la maleta, guarda el espejo, cierra la maleta,
se funde…




Los Neochilenos

“Mensajes químicos, decía
Pancho Misterio ardiendo de fiebre,
Neuronas que se activan
Y neuronas que se inhiben
En las vastedades de un anhelo.
Y las putitas decían
Que un kilo y medio de materia
Gris
Era bastante, era suficiente, para qué
Pedir más.
Y a Pancho se le caían
Las lagrimas cuando las escuchaba.
Y luego llegó el diluvio
Y la lluvia trajo el silencio
Sobre las calles de Mollendo,
Y sobre las colinas,
Y sobre las calles del barrio
De las putas,
Y la lluvia era el único
Interlocutor.
Extraño fenómeno: los Neochilenos
Dejamos de hablarnos
Y cada uno por su lado
Visitamos los basurales de
La filosofía, las arcas, los
Colores americanos, el estilo inconfundible
De nacer y renacer.”




Un Paseo por la Literatura

1. Soñé que Georges Perec tenía tres años y visitaba
mi casa. Lo abrazaba, lo besaba, le decía que era
un niño precioso.


13. Soñé que leía a Stendhal en la Estación Nuclear
de Civitavecchia: una sombra se deslizaba por la
cerámica de los reactores. Es el fantasma de Stendhal
decía un joven con botas y desnudo de cintura para
arriba. ¿Y tú quién eres?, le pregunté. Soy el yonqui
de la cerámica, el húsar de la cerámica y de la mierda,
dijo.


47. Soñé que Baudelaire hacía el amor con una sombra
en una habitación donde se había cometido un
crimen. Pero a Baudelaire no le importaba. Siempre
es lo mismo, decía.


56. Soñé que un hombre volvía la vista atrás, sobre
el paisaje anamórfico de los sueños, y que su mirada
era dura como el acero pero igual se fragmentaba en
múltiples miradas cada vez más inocentes, cada vez
más desvalidas.

 


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