A punto de referirse a México, el poeta colombiano Juan Manuel Roca prefirió describir la situación de su país "la gran mayoría de los intelectuales y escritores, con contadas y tristes excepciones, mantenemos una repulsa frente al momento histórico que vive Colombia y la excesiva militarización, frente a los gastos que cada vez le pegan un tarascazo (mordisco) más grande a la cultura y a la educación y a la salud, todo va para la guerra contra el narcotráfico o contra la guerrilla".

Que cada quien haga sus comparaciones, sugirió el encargado de cerrar la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

"Hay una gran repulsa a esa idea de que todo tiene que ver con la ciudad democrática que es el caballito de batalla de un gobierno autocrático, de un gobierno cerrero, de un gobierno que ha retrasado a este país en todos los órdenes que es Álvaro Uribe".

"La sociedad se ha acostumbrado a vivir en una país militarizado, pero los escritores somos en su mayoría antibelicistas y creemos que hay que someter a la crítica a este régimen mesiánico y guerrerista, muy a pesar del supuesto pase de aturdimiento intelectual que se vive".

Ni con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerrilla colombiana) ni con Uribe, sostiene Juan Manuel Roca. "Lo que la guerrilla ha hecho es atornillar a Álvaro Uribe en la presidencia porque nadie puede justificar el secuestro. Lo que hace que Uribe goce de una cierta mayoría es que los vejámenes producidos por la guerrilla y por los paramilitares, lo hacen ver como un mesías al estar contra ellos".

"De tanto agitar banderas se fueron volviendo harapos", escribió Roca en el poema Una generación, del libro Biblia de Pobre, con el que ganó en mayo pasado el Premio Casa de América de Poesía. La entrevista con Reforma se llevó a cabo el 15 de agosto, una semana antes de que presentara en la Feria de Bogotá la antología de poemas Doble fondo, junto con el argentino Jorge Boccanera, y una edición reciente de Las hipótesis de nadie.

Roca nació en 1946 en Medellín, conocida en un tiempo como "la ciudad más violenta del mundo" y que después pasó su fama a Colombia. En ese ambiente, aseguró el poeta, la poesía se volvió una especie de resistencia espiritual.

"Me gusta la frase de Flaubert que dice que 'el arte, como el dios de los judíos, se alimenta de holocaustos'".

Estos son tiempos de penuria para la poesía, aseguró, no sólo por la "guerra contra el narcotráfico y la guerrilla", por la violencia social y los recortes a la cultura. También porque las editoriales prefieren el género de novela.

"Pero eso beneficia a la poesía: como no hay quien la publique con inmediatez, los poetas pueden lograr obras más decantadas. No pasa lo mismo con los escritores de narrativa, donde a cada momento tienen que inventarse nuevas generaciones que tienen un carácter muy episódico y muy efímero, porque sus obras hacen un tránsito casi inmediato de la edición al olvido".