Y ¿Para qué ser poeta en estos tiempos de miseria?

Por Claudia Sánchez Rodríguez


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(Respuestas a partir del V Festival de Poesía Letras en San Luis Potosí).

Y ¿Para qué ser poeta en estos tiempos de miseria?
(Respuestas a partir del V Festival de Poesía Letras en San Luis Potosí).


Por Claudia Sánchez Rodríguez



letras-en-san-luis-potosi.jpgHay ciertos días en los que el caos pareciera ser el vino de las copas, a la mesa de un festín servido porque sí, porque así lo dicta la costumbre de los años. No es que los objetos y los hechos se deslían en un discurso sin raíces, es que la realidad a veces no puede consigo misma. No es sencillo lidiar con la soledad ontológica mientras se sortea el tráfico de la avenida principal y se llega tarde a una cita de trabajo. Ser humano es tremenda tarea, se necesita la venia de muchos dioses. 

Fue en la ciudad de San Luis Potosí, mientras atravesaba la Plaza de Fundadores, que comencé a pensar en lo absurdo que resultan los actos más sublimes frente al caos. La poesía, por ejemplo. Era el mes de agosto. Yo estaba ahí por el Festival de Letras en San Luis.

Había preparado algunas preguntas para los poetas que habían asistido al evento pero de alguna manera, tan pronto comencé la primera entrevista, se me escapó (literalmente) una duda: ¿Para qué el acto absurdo de escribir? y más aún, ¿para qué el acto absurdo de escribir poesía en un mundo que va en caída libre desde hace tantas y tan infinitas horas?

Los poetas con los que tuve la suerte de charlar me dieron puntos de vista tan diversos como interesantes.



José Vicente Anaya contestó:

A propósito de que escribir poesía sea absurdo, debo recordarte que yo fundé una revista dedicada exclusivamente a la poesía en formato de libro: Alforja, vivió once años. Cuando digo que en formato de libro, hablo de unas 160 páginas en promedio; en esos once años se publicaron 45 números. Y ante la realidad crasa y pedestre, comercial y pragmática, ¿por qué dedicar tu tiempo, tu vida, tu experiencia editorial a una revista con formato de libro (que es caro, porque es más barato publicar una revista engrapada, con menos páginas, más sencilla en cuanto a encuadernación) en estos tiempos? Pienso en un verso de uno de los grandes poetas, al que admiro y tengo como uno de mis grandes maestros: Friedrich Hölderlin, él dejó de escribir poesía, y la clave –casi– para dejar de escribir (estamos hablando del tiempo del romanticismo alemán) fue ese verso: 'y para qué ser poeta en tiempos de miseria'. Él se indaga a sí mismo, se pregunta, se pone en duda, se cuestiona, qué caso tiene en un mundo pragmático y utilitarista. Y dejó de escribir. Igual que Rimbaud en el siglo XIX. La pregunta sigue siendo vigente, escribir es una lucha contra la realidad inmediata o contra el principio de realidad, de la razón. Escribir nos pone en entre dicho, más que a los poetas, a la gente pragmática, a la gente utilitarista. La realidad apabullante del ser humano es la que está siendo criticada. Es lamentable que poetas como Hölderlin o Rimbaud dejen de escribir y el mundo sea sordo ante ello.

El asunto es el cómo vivimos esa realidad aplastante.



Enrique Hernández D' Jesús:

Si pensamos que escribir es un absurdo, en la época de Shakespeare o de Whitman o de Milton, también lo era. Sin embargo, ellos permanecen y permanecerán siempre en la historia de la literatura. La literatura tiene una finalidad y un destino. En medio de todas estas nuevas tecnologías que día a día se inventan, se producen reacciones al mundo, a la sensibilidad del hombre, del escritor. El poeta es el visionario de lo que pasa en su época, vamos a seguir siendo visionarios, eso no puede terminar nunca. El poeta es un alquimista, ¿cómo se forma? eso es un misterio.



Luis Tovar:

...sí es absurdo, efectivamente puede serlo, no es ni más ni menos absurdo que todos los otros actos humanos, para mí ganar dinero puede ser absurdo, o, más que el hecho mismo de ganarlo, la necesidad o el concepto de ‘tengo que’ producir dinero, fabricar autos, construir casas, poner vidrios, poner letreros, inventar logos. Todo acto humano puede caer perfectamente en la categoría de lo absurdo si se considera desde la perspectiva de lo estrictamente indispensable, ya lo decían los portugueses: ‘vivir no es preciso, navegar es preciso’, es decir, el acto que define al hombre no es ni siquiera la vida misma, porque podría no tener ningún sentido; cuál es el afán de un hombre de negocios, debe sentir una pasión irrefrenable por producir dinero, aunque sea absurdo. Me parece tan absurdo usar zapatos como escribir poesía, desde esa perspectiva todo es gratuito, son actos gratuitos, la existencia misma del hombre como supervivencia –todavía–  en un mundo que ya se llevó el diantre, es gratuita, o innecesaria, en el sentido estricto de la palabra; así que si cada quien elige qué hacer y algunos elegimos decir, ¿para qué decir?: para nombrar al mundo, para tratar de entenderlo y para entenderse a uno mismo dentro de este gran absurdo cioranesco, diría yo, del inconveniente de haber nacido, aquí estamos, ¿qué hacemos?, a algunos nos da por decir las cosas, nos da por decir la tarde, el tiempo, los ojos, la mirada, nos da por decir en general, sencillamente porque nos gusta hacer. A los que nos da por decir es porque nos da por la belleza, no sé si el hombre de negocios encuentra bella la forma, el color y la textura del dinero, o la sensación de poseerlo, seguramente sí, de hecho hay toda una estética muy rara, muy entre comillas de todo esto, pero la estética de la palabra, la estética de la poesía está vinculada con el ejercicio del entendimiento, es decir, con la filosofía. Filosofía y poesía siempre han ido de la mano, gente como María Zambrano y Ortega y Gasset nos han vuelto a explicar mucho más recientemente dónde se vinculan estos ejercicios.



Amalia Bautista:

Sí es absurdo, sí es inútil, y eso es lo que lo salva. En el propio acto de escribir poesía hay una inmensa carga de inutilidad, de rebeldía, de protesta, que tiene muy poco que ver con lo mediático y que daría igual que lo mediático fuera de otra manera o no tuviera peso, escribir poesía ya es un acto sublime en sí, sobre todo si hay lectores de poesía. Lo mediático es temporal, todas las épocas están llenas de cosas, pero el tiempo depura muchísimo, vamos a esperar que pase el tiempo, y vamos a esperar a que lo que quede realmente sean los cuadros de Van Gogh que no vendió en vida, los poemas inéditos de cualquier escritor que no pudo publicar en vida, los textos de Kafka que han creado toda una manera de ver el mundo y que él quiso quemar. Vamos a esperar a que pase el tiempo. El acto de escribir poesía tiene un componente de voluntarismo, pero también tiene un componente de dejarse llevar por lo que no se tiene más remedio que obedecer. De todo lo que se escribe hoy, mañana quedará el uno por mil, y ese uno por mil va a ser el mundo y su cultura, va a tener un peso, así que vamos a dejar que el tiempo decante.



Miguel Ángel Chávez Díaz de León:

Hay que escribir para que el mundo nuestro no sea más caótico, para poder soportarlo. En mis textos yo manejo la ironía y el humor, el humor negro, para escaparme de la realidad que estamos viviendo; para dar una bocanada de aire fresco a ese mundo caótico que trato de ordenar mediante la palabra, los símbolos, las imágenes; letras-en-san-luis-potosi-01.jpgimágenes hasta cierto punto muy sencillas, pero que me dan la esperanza de pensar que todavía tenemos remedio, que aún no nos hemos ido al carajo; vamos para allá, la violencia, los problemas políticos y económicos nos están queriendo rebasar, pero la literatura en general, y sobre todo la poesía, perdurarán. La poesía debe estar presente porque es el testimonio y el testigo de lo que estamos viviendo. La literatura y la poesía son para escapar, pero sin perder el piso, sin dejar de saber dónde estamos parados; escapar espiritual y mentalmente para no ser absorbidos por este mundo caótico en el que de otra forma estaríamos perdidos; escapar para reconstruirnos. A veces me refugio en la poesía de otros autores para ordenar mi mente, para tener un poco de orden para el siguiente día, si no, me desbarato, me desfiguro. La gente debe tener un escape, para nosotros es la literatura, sin ella estaríamos perdidos, realmente locos.

Lo cierto es que el poeta cuestiona la realidad incluso con su silencio. Decir la vida es una labor muy ardua, hay que hurgar en el baúl infinito de las palabras hasta dar con aquella que conjure el caos, que conjure, también, la miseria de los tiempos.