Por Ana Paula Santana

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Dentro de las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México se llevó a cabo El Alud Púrpura, un evento que reunió a cuarenta y tres poetas so pretexto de la palabra en voz alta. Las reuniones sucedieron del treinta de septiembre al dos de octubre, y tuvieron lugar en Facultad de Filosofía y Letras. Ingrid Solana, Pablo King y Alfonso Vázquez Salazar, poetas y exalumnos de la Universidad, fueron los responsables y fundamentaron el evento en la reflexión de que ‘lo universitario’ mantiene un rigor académico que privilegia poco a los creadores. Así pues, planificaron dichas rondas, en las que se reunieron diferentes autores para evidenciar la diversidad de la poesía emergente en la Ciudad de México. .


El Alud Púrpura, rondas de poesía en la UNAM

Ana Paula Santana


Dentro de las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México se llevó a cabo El Alud Púrpura, un evento que reunió a cuarenta y tres poetas so pretexto de la palabra en voz alta. Las reuniones sucedieron del treinta de septiembre al dos de octubre, y tuvieron lugar en Facultad de Filosofía y Letras. Ingrid Solana, Pablo King y Alfonso Vázquez Salazar, poetas y exalumnos de la Universidad, fueron los responsables y fundamentaron el evento en la reflexión de que ‘lo universitario’ mantiene un rigor académico que privilegia poco a los creadores. Así pues, planificaron dichas rondas, en las que se reunieron diferentes autores para evidenciar la diversidad de la poesía emergente en la Ciudad de México.

La mesa inaugural que marcó con singularidad los primeros trazos del Alud Púrpura, fue constituida por cinco afamados poetas, y atrajo al público y a los medios en una atenta escucha. Pura López Colomé, previamente a su lectura, manifestó que sus letras provenían del acercamiento al sentir que se engendra en ella al escuchar música. Coral Bracho nos sumergió en un universo acuífero, cuando leyó Agua de bordes lúbricos, como si se encontrara flotando. Eduardo Milán exclamó antes de la lectura “para que todo coincida voy a leer dos poemas que aparecieron en la revista de la UNAM”. Josu Landa leyó fragmentos del poema de aliento largo Treno a la mujer que se fue con el tiempo. David Huerta nos presentó a Lumis, personaje que proviene de su inventiva, en el poema Vida social del Lumis; seguido del poema Jaime Reyes, que titula “En memoria de este gran poeta y muy querido amigo”.

Al finalizar la mesa inaugural Coral Bracho y David Huerta buscaron lugar entre la audiencia y permanecieron en el recinto para escuchar a los jóvenes poetas que cerrarían el primer día del ciclo: Sergio Ríos, egresado de la Sociedad General de Escritores de México; Lorena Saucedo, quien leyó parte de un libro inédito escrito completamente en la segunda persona del plural.

Estuvieron también, Alfonso Vázquez Salazar organizador del evento; Luis Felipe Fabre, quien agradeció por habernos subido a “este vagón del metro” y compartió Objetos con fantasmas; y María Rivera, que impactó al auditorio y sobresalió con lozanos poemas contenidos en su libro Hay Batallas.

Los siguientes dos días, El Alud Púrpura reinició las lecturas puntualmente de las dieciséis a las veinte horas. Treinta y tres poetas subieron a la tarima, nueve mujeres y veintinueve hombres, veintitrés de los cuales portaban lentes. Cuatro son becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas y otros tres, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Dos son conductores del 90.9, otros dos parte del grupo de poesía Devrayativa. Y de los treinta y ocho, veinte se encuentran publicados en el blog Las elecciones afectivas México. Con dicho buffet de autores, los asistentes experimentamos una diversidad de obras y estilos, como con el poema Nimbo de Rodrigo Castillo, con el que recientemente ganó el premio de la revista Punto de partida; o con El Palacio de Durango, de Rodrigo Márquez Tizano, poema en el que nos situamos en un conocido centro comercial en las periferias de la colonia Condesa. Así mismo, entramos en la dinámica musical sugerida por Oscar de Pablo quien recitó La cuidadora de gansos. Escuchamos también material editado por Bonobos del libro Litanio, de Alejandro Tarrab; White Screen, de Víctor Cabrera; y poemas como El ánima vil, de Santiago Matías, director de dicho sello editorial.

El Alud Púrpura fue testigo de varias dedicatorias como la que hizo Pablo Domínguez Galbraith con su poema Baba Yaga para Coral Bracho, que fue inspirado por el poema Agua de Bordes Lúbricos. Eliud Delgado dedicó un texto al músico Richey Edwards. Santiago Matías dedicó una de sus lecturas a Rodrigo Castillo. Hernán Bravo Varela leyó Canción sin estrenar para el fin del mundo, dedicado al poeta José Ayub, que se encontraba en la misma mesa y quien en su turno leyó Lluvia.

Para dar cierre a las lecturas poéticas, El Alud Púrpura recurrió a las formas musicales. Feli Dávalos, poeta y melómano, participó en las mesas de lectura y poco después lo vimos rapear frente a la audiencia. Otros reconocidos hip-hoperos de la escena capitalina prosiguieron el espectáculo: Ximbo, Eric EL niño, y Milio Q, quienes pusieron a bailar a los presentes en las salas A y B de la facultad, y lograron una enérgica clausura con el arte de la palabra en voz alta.


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