(Buenos Aires, 1952) La franqueza De modo que las brechas son la franqueza uno se enamora en sus moradas y rehúye el dominio Joven destino vieja fortuna el nombre es ese, lo que no se puede habitar Batallones de valientes que intentan revivir a Zeus darle ánima o aliento a ese cuerpo sin años tratar con todas las artes que el dios padre de los dioses sobreviva o al perecer no muera o mormorado resucite y el mundo aloje una postrera mediación un techo –el techo de los desposeídos bajo cuyos tirantes muy pocos refugian su inicial: un presidente un príncipe un pastor protestante en cuál de las sábanas encontraré el cuerpo reducido del padre ¿en la de arriba? ¿en la que hay que lavar? ¿en la que está en el segundo cajón, doblada? Las brechas se tapan, cerradas por la suciedad las aguas igualmente fluyen y de la f queda esto tres o cuatro sonidos, una palabra vacía La franqueza dice que tiene un qué o como su ser: un porqué fuera de sí esta atmósfera de pocas gravideces esta visión franca: un filósofo recorriendo el camino que antes así hablaba, como Z, y ahora guarda silencio por unas brechas que nunca se cierran Para el que está viajando en tren la franqueza es cortar la distancia y ver el paisaje lo que muestran u ocultan las ventanillas lo que rápidamente dejan atrás para el que viaja por aire la franqueza es caer del avión, zambullirse en el mar mirar desde el asiento cómo el cuerpo se aleja sospechar incluso que una corriente votiva y ciega o una ola devuelven el cuerpo a esta orilla Aquí sobre la arena el perro husmea y ladra pichicho, pichicho: la encontraste es ella. Es él el cuerpo o cuerpa del cadáver algo no identificable qué: qué: qué la palabra que quiere decirse y no puede el dios padre muerto, Zeus, la franqueza |
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