Matilde Tercero
(Melilla, 1955; vive en Mulhouse, Fr.) Habitaciones contiguas Ella empieza en esta historia como hija de un plantador de té buscando nuevos horizontes Él como un joven apuesto divertido quería conocer mundo escribirlo Debutaron después de la Segunda Guerra en habitaciones contiguas de una casa en Londres Fue Amor desde la primera hasta la última futura mirada Hubo boda hijos viajes libros Sin embargo él sentía habitar un cuerpo equivocado Juntos tomaron la decisión de esperar que crecieran los hijos Se divorciaron Él partió al extranjero Cambió de sexo y ya como mujer escribió la experiencia del más difícil de todos sus viajes La nueva Ley les permitió un nuevo matrimonio Una boda íntima acompañados de sus hijos de amigos fieles Los nietos correteando por el jardín Cerca del pastel en forma de pirámide dos ramos de rosas Cuando llegue el momento quieren ser enterradas juntas En un pequeña isla en el río Dwyfor muy cerca de su casa Bajo una lápida que guardan desde hace treinta años Han grabado en la piedra: “Yacen aquí dos amigas Jan y Elisabeth Morris al final de una vida” Pero aún no ha llegado ese momento Y yo estoy aquí copiando un poema de amor escrito por dos seres valientes Viendo cómo el camello pasa por el ojo de una aguja de plata Sin dejar de pensar que un caso así es suficiente para devolver la esperanza a seis mil millones de personas Médium Vidente Empezaban declarando su don desde el nacimiento Alguno se atrevía incluso a asegurar que era hereditario Por parte de padre Manejaban un poder sorprendente capaz de conseguir La vuelta inmediata del ser amado (o en un número de días no superior a siete) Á tout jamais Desterrando el/la rival a un exilio lejano En problemas de trabajo eran infalibles Tanto si se trataba de la suerte de un examen o conseguir una mejora financiera Atraían la clientela a los negocios restándola si hacía falta a la competencia Podían curar enfermedades crónicas desconocidas De todas las partes del cuerpo También desembrujaban Con exorcismos expulsaban los djin u otros genios Aborrecías tabaco alcohol las cartas Para ellos no tenía secretos el Tiempo Médium Videntes Auténticos De garantía perenne Capaces de vencer donde otros colegas fracasaron SI era imposible personarse podían desplazarse a domicilio Recibían de siete de la mañana a nueve de la noche Por correo rogaban adjuntar un sobre con un sello En cuanto al precio exceptuando uno que iba directamente al grano Todos proponían cobrar según los resultados O bien adaptar la tarifa a las posibilidades del consultante La publicidad era depositada en los buzones por repartidores con suelas de goma A pesar de mi acecho nunca logré ver a ninguno dejando las pequeñas fotocopias blancas o amarillas Decoradas con estrellas corazones inquisidores ojos sin párpado en la más barroca trotaba una cabra Tenían el tamaño justo para entrar en la cartera Nombre y teléfono en grandes negritas Antes del patronímico se atribuían el título de profesores y/o doctores No constaba Institución o Centro En situaciones de emergencia la mano en el fuego ¿Quién haría esta pregunta? |
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