José Antônio Cavalcanti
(Río de Janeiro, 1952)
Los poemas perdieron sus palabras.
Han caído, como dientes cariados,
en agujeros negros,
sórdidas rutinas,
fallas tectónicas.
Las palabras murieron ahogadas
en dosis letales de sonoridad,
se han convertido en fantasmas en el aire,
aves volatizadas,
despedazadas sílabas muertas.
El poeta es mímico y malabarista de lenguas
que ya nadie puede escuchar.
El arte se volvió en álgebra invisible
en estos días de solombra.
No hay más invención ni proyecto;
sonríe la estética de la midia
sob el cielo de acetato.
El tiempo fue expurgado
de cualquier temporalidad,
y alguien ha hurtado lo real
y sus márgenes de sueños:
nadamos en charcos de lama y plástico
en la ciudad sin metáforas.
Quizás ahora, que no hay más poemas,
podamos escribir un poema imposible.
GALÉS
remos remos
raros leves
braços penas
riscando traçando
marcas rotas
nas águas com asas
remos remos
verdes duros
ramos cortes
flutuando desafiando
portos mortos
nas vagas com facas
remos remos
puros novos
letras rumos
inventando navegando
mares mundos
no futuro com procuras
remos remos
tristes largos
ritmos risos
talhando amanhecendo
rugas cantos
nas travessias com profecias
|