Mario Rivero


especiales-mario-rivero.jpgRodrigo Lombana Riaño ofrece un ensayo sobre el poeta colombiano. Presentamos también una selección de sus poemas.

 



Secuencia urbana

Un día miramos
con más hambre
la corteza de un árbol
y el olor de la gasolina
es un buen olor.
Y no nos molesta
la economía de las monedas
vivimos un momento
infinito
cuando descubrimos
inapelablemente
que nos vamos a morir.

Entramos al cine
con el plan de arañarle
los muslos de la amiga
y sucede
que lo que vemos en el lienzo
nos hace llorar a los dos.

Se encienden las primeras luces
Banco de Londres Chicles Clark
National City Bank
detrás de la cortina
el hombre y la  mujer se miran
y se ponen la última prenda.
Hay cara de fin en cada cosa
cuando se encienden las primeras luces.

El gamín irrumpe de pronto
por la puerta del bus
acosado como un ladrón.
Ofrece un rápido espectáculo
recoge unas monedas
y escondiendo el botín
en su chaqueta
escapa como un perro apelado
cuando lava del día
nos cubre
nos queda algo de su voz amigdalada
y un pedazo de su canción.

El tren avanza fatigado
como una tortuga
respirando humo y carbón
en tren será chatarra
todo será polvo y chatarra.

No me digan que vivir está mal
aunque algo nos venga desde el fondo.
No todos saben
lo que pasa en el día
estar vivo es una cita
frente a un mantel a cuadros
o decir vamos a la esquina
de los cacahuetes.
Es bueno sentarse a la sombra
en verano
a oír el martilleo de los latoneros
que trabajan sobre las barracas
a lo lejos.
Vivir está muy bien
pues no hay nada más bello
que un obrero mezclando cemento
una grúa en la tarde
o una puta joven
elástica
lavándose la boca
y soñando en su pueblo
perdido entre valles azules
y balsámicos.
O el viejo que va despacio
calle abajo
deteniéndose a menudo
y que lleva unidos por una cuerda
un sartal de peces rojos –dorados
y la tarde
la tarde hinchada de pitos y de pájaros
y un recuerdo
con olor a tabaco y madera 

Poemas  Urbanos





¿Qué corazón?

Quién conduce ahora,
sin mas compañía que la música,
por esa solitaria carretera,
¿Qué corazón?

¿Quién ama y fuma,
en habitaciones de motel, ahora?
Quién arrastra su desierto
por las vacías calles del centro,
¿un fantasma? ¿Un hombre?

Qué jazz – más allá del jazz –
en este viernes por la noche,
¿qué melancolía asciende?

¿Qué bebedores de alta noche,
ahogan la imposibilidad, doble,
de vivir y de morir?

¿Qué sombrío estampido, aquí, a dos pasos,
hace más abandonada aún la noche
las calles de Dios?

¿Qué adolescente mudo
se atraca ahora, de todas las drogas
de la soledad?

Y, ¿de quién el corazón
que ausculta la noche, las calles,
las habitaciones, los gritos
en la hora mas alta?

¿De qué poeta, metido
en su propia media-noche
en la oscuridad?



Tango para “Irma la dulce”

I

Aquí estuvo
sacudida por el manoseo las habladurías
                                                   y los despertadores.
Aquí estuvo demasiado triste en el final.
Las palmas bajo la nuca y el pelo desparramado
                                                   agreste como barba de coco
mirándolo todo con simpleza y admiración
“cómo se ve que tú eres escritor” me dice
a media voz en la tiniebla de un cuarto con ginebra 
                                                  estéreo
y flores de plástico de todos los colores.
Allí figuraban y no podían faltar claro esta
Sosa Benny More Gardel
los clásicos del tango y el bolero
                                                              y los otros
los Mozart y los Beethoven de siempre
en fin todo eso que uno no ha aprendido a sentir
pero que sí parece
lo único verdadero pulcro
adecuado
para evadir la brutalidad de los sucesos.
Yo estaba lejano triste tratando de animar
                                                   falazmente
la cansada sangre en las venas
y ella ancha casi tapando la cama 
                                                  funcionando soberbiamente
con lo que se podría llamar su belleza
o sea su “verdad”
una cosa hecha de calor- poder- y- fuerza un desbordamiento
como una yegua blanca con sus patas traseras
                                                  bien abiertas
que se vuelven plateadas y empiezan a brillar
en un cabrilleo de luces
                                                  inestable
una rendija de luz en la persiana
que sube por sus piernas e impone a su cuerpo 
                                                  una lividez de avena
y todo todo perdiendo la certeza y la eternidad
como si la luz estuviera de veras inventando
una forma nueva.
Ya la noche se había acabado
ella puso su mano en mi cara y dijo “soy una mujer cansada”
tan grata su mirada que me sentí ablandado 
                                                   sin luchas
quise adelantarme empujar la persiana
admitir la franqueza del día
                                                  la circuntristeza
romper el espejismo el sortilegio engañoso
“por qué hablas así gatita esas son las cosas que dicen
                                                  las intelectuales neuróticas”
“lo sé pero créeme que hablo completamente en serio”
Y luego como la cosa más natural del mundo
“sé que el error está en mí misma” 
                                                  llama “error” a su vida
y me contó de su marido músico
                                                  mafioso
chupando la trompeta como si fuera marihuana
hasta la madrugada
“no no es un programa estar sola todas las noches no creas”
y continuó hablando y vistiéndose un sostén modelo televisión y liguero negro]
y diciendo que “qué barbaridad” y que “qué tontería”
como respuesta a una pregunta conocida 
                                                   a una inquisición cifrada
“sí creo que así es lo mejor”
                                                   agrega
“no hay complicaciones ni números de teléfonos ni cartas 
                                                   de amor ni nada”
“me gusta la vida libre el cambio”
                                                   le digo
“le tengo un horror sagrado a las posesiones
y ahora ya sabes mi nombre y donde vivo para que se empiecen
                                                   a amarrar los nudos
para que todo se empiece a terminar”
Y le invento una historia mediocre
                                                   profundamente provinciana
o de la literatura considerada como la coartada perfecta
ella no lloró ni se rió
                                                  miró melancólicamente
frente a sí como si hubiera un vacío
evidentemente no conocía ni a Yago ni a Otelo ni a 
                                                            “Chéspier”
y ni siquiera a Maupassant
y está ignorancia la conducía hacia la niñez
                                                   dulcemente
“El mundo es así” concluyo
                                                             como si ya me estuviese yendo lejos
de un mundo gentil y frío
y termino con un instantáneo “la gente”...
es la vaga palabra
                                                             en la que le he decretado
de pronto su fin.
Afuera en la tiembla - luz
las casa cerradas envueltas en un vapor esmerilado 
                                                            un postigo
que se abre como un párpado y que luego se cierra
intento tocar de nuevo
su ombligo oloroso sus teticas apretadas forradas 
                                                           bajo un dique
de botones y flecos
tratando de inventar el gesto la actitud la palabra
que diluya en un aire amable casual
                                                            la tristeza largalargalarga
                                                            de pozo ciego
el encantamiento muerto.
Pero hay que irse no podemos esperar demasiado
se cubrió con los vidrios oscuros 
                                                             alta lejana ya yéndose
con su olor ruda-y-sal bajo las axilas del suéter
con su carne viva templada bajo la piel
                                                             con el amor...
“Llámame cuando quieras” me dijo a modo de despedida.
Sobre los árboles con hojas de pelusa plateada
comenzaba un cielo azul-bandera...