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Carlo Ricarte*
(Veracruz, Veracruz, 1985)


Ultramarinho

1.

Al color de la hora
en que el Tajo
mar y cielo
y todo
son incendio
sin ser día tampoco noche

un navío, acaso Persona
naufraga solitario
entre tinieblas y bruma


del flotar hacia
adentro la fractura

eco
de abismo

sueña
la tripulación
ser-piedra

sucede
drama en gente,
no en actos


donde pensar es ver

y ver es asistir a la gran tragedia:
Tempestad;
ola y hundimiento.


2.

Un alma que se trasborda
en la mar
embriagada se derrumba

de esencias marítimas.


En la inmensidad de lo profundo
el navío es ya fantasma
y el respirar desaliento,
agua de sal.

Ahogados los silencios
y las desapariciones,
el capitán permanece
a bordo en sí

como el náufrago
lucero de cada mañana.



Personne

Nadie me llaman mi madre,
mi padre y mis compañeros, todos.

Odiseo le dice a Polifemo


Con ajeno pensamiento
hablo-yo-otro:

Mi nombre no interesa,
interesa la escultura
de la frase,
la entonación de la idea;
sinfónica
fractura del alma de la orquesta.

De tu vida pesquera red tejiste
para retener en flujo
a los peces de sueños
o la utopía de uno

disociado en ser todo
de todas las formas;

tú, uno y muchos hombres,
cual Proteo que
agua que en el agua
se perdía.


Él mismo, que no era,
engendró
personal humanidad
de onírica materia.

Íntimo laberinto
del nosotros, pronombre,
y ser ellos, ustedes;
y no ser ustedes,
ellos:

Compuestas vidrieras
de la negación.

    


* Estos poemas recibieron el 2º lugar del Premio José Emilio Pacheco, 2009

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