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portada-vida.jpg La vida de otro modo (Poesía, 1983-2008)
Ángel Campos Pámpano
Calambur Editorial

  Por Miguel Ángel Lama

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El conjunto de la obra poética de Ángel Campos Pámpano se materializó en forma de libro en octubre de 2008, pocas semanas antes de su muerte, en el volumen La vida de otro modo (Poesía, 1983-2008), publicado por Calambur Editorial. Este título constituye hoy la última creación de su autor, ya que no se trata de una recopilación de su obra, sino de un libro nuevo, pensado nuevamente, con su estructura nueva, y con variaciones significativas con respecto a las ediciones originales de las ocho entregas poéticas incluidas en él, desde La ciudad blanca (1988) hasta Por aprender del aire (2005).

La vida de otro modo
es pues, un nuevo libro con una nueva cronología: la que obedece al inicio de la obra poética visible de Ángel Campos Pámpano, que se fija en la fecha de 1983; la de los más tempranos poemas de La ciudad blanca; y la de 2008, con los últimos poemas inéditos hasta ese momento. El conjunto permite distinguir los tres grupos, desiguales pero bien definidos, que conforman la trayectoria poética de Campos Pámpano. Por un lado, sus libros principales, los cuatro más difundidos del autor, publicados por la editorial Pre-Textos (La ciudad blanca, Siquiera este refugio, La voz en espiral y La semilla en la nieve), y que son la base textual que define las claves poéticas de Campos. La secuencia temporal de aparición de estos libros da idea de una producción que ha crecido pausadamente a lo largo de quince años, entre 1988 y 2004, con un intervalo entre uno y el siguiente, de unos cinco años.

En un segundo grupo cabe distinguir la producción poética motivada y editada en relación con artistas plásticos (Caligrafías, de 1989, El cielo sobre Berlín, de 1999, Jola, de 2003 y Por aprender del aire, de 2005), que refleja su constante inclinación hacia otras expresiones creativas. La comunicación artística con los pintores (Javier Fernández de Molina, Luis Costillo) es preeminente en su obra y se incorpora a ella, se mezcla, como un registro más de la voz poética, como pueden mostrar secciones enteras incluidas en los libros citados: Siquiera este refugio o La voz en espiral. Otras veces la imagen de partida es de naturaleza distinta, y la palabra se vierte sobre la fotografía, de autores como Antonio Covarsí, que se concreta en un libro completo (Jola), o como Ceferino López, en un texto aislado. La esencialidad de gran parte de la poesía de Ángel Campos Pámpano formalmente expresada en el poema corto, en la estampa fugaz, en la pincelada breve, es paralela como recreación a la naturaleza de la imagen plástica y se explica por este diálogo.

Y, por último, en un tercer grupo se encuentran los ‘poemas de familia’ que fueron apareciendo desde 1993 en entregas como De Ángela, o antes, en Como el color azul de las vocales; ambos presentan un tratamiento especial dentro del conjunto de la obra, que se confirma en su agrupación junto a nuevos poemas en un libro de reciente factura. ‘Libro de familia’ como El cielo casi, que publicó la Editora Regional de Extremadura en 1999. Se trata de textos dedicados a sus dos hijas, Paula y Ángela, y a la madre de éstas, Carmen, que presentan la característica formal de ser tankas (un haiku, con sus diecisiete sílabas, y dos heptasílabos finales), cuyas iniciales forman un acróstico que desvela los nombres de sus destinatarias, además de las cinco vocales y el nombre del propio autor, en un juego que se completa en El cielo casi.

En otros momentos, también, fuera ya de este grupo de poemas, nuestro autor ha frecuentado estas formas de la poesía oriental, como en la sección En el lugar del padre, de Siquiera este refugio, o en Por aprender del aire, como una forma de búsqueda de la palabra esencial, y un nuevo homenaje en el árbol de la literatura, que vertebra y da unidad de referencia –la literatura por encima de todo- a toda su producción poética.

La lectura de los grandes autores es otra forma de mirar el mundo en la poesía de Ángel Campos Pámpano. Esta mirada de los textos complementa la que el poeta aplica sobre una realidad, o la que se ensimisma en la meditación del hombre y sus sentimientos, y se precisa igualmente en otra de las recurrencias de su obra: la reflexión metapoética. Desde su primer libro, La ciudad blanca, está presente la atención al propio hecho de la escritura a través de la evocación de autores como, en ese caso, el mexicano José Emilio Pacheco (“Las palabras ocupan / su sitio en la memoria. / Vocación de lo leve. / Materia del olvido”); o de la presencia constante del referente portugués en un libro que trasciende su exaltación lisboeta, y que se erige en el emblema de la dedicación de Ángel Campos a la literatura portuguesa, tan viva también en otros libros de sus libros, en los que se homenajea a poetas portugueses. Desde los títulos generales, así, en Siquiera este refugio (Camões) o en El cielo casi (Carlos de Oliveira); hasta la sugerencia de algunas secciones de otras obras, como en La voz en espiral (Al Berto).

El poeta es hijo, amante, padre, ciudadano, amigo; pero, singularmente, es poeta, es escritor, y vuelve una y otra vez sobre ese gesto suficiente para salvar el día que es la escritura, y entonces surge la indagación en torno a la luz de las palabras en Siquiera este refugio, o la mirada circular de La voz en espiral, o la contenida convicción en lo escrito como expresión del pensamiento, que es garantía certera de la imposibilidad del olvido. Así, con “mientras pueda pensarte / no habrá olvido” arranca la sentida elegía La semilla en la nieve, en la que, a pesar de la notoriedad de la motivación de los versos, sigue estando muy activa esa voluntad de Ángel Campos Pámpano de volver, una y otra vez, sobre las palabras.





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