Periódico de poesía en la Fiesta del Libro y de la Rosa 2010

Por Claudia Sánchez


espacios-fiesta.jpg

Colectivo Entrópico presentó su sexta producción editorial: La siembra del verbo, muestra poética de varia aproximación a la experiencia estética. Los resultados son desiguales según corresponde a cada poeta; no obstante, trasciende una motivación sincera y la necesidad de expresarse de cada uno.

La presentación se realizó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Allí, el poeta José Francisco Conde Ortega, en afinidad con el título de la obra, cuestionó los frutos. Dado que no siempre la tierra y el clima son adecuados, ni la semilla lo es para la tierra, el poeta debe reconocer cuándo es el momento para sembrar. La metáfora sirvió para explicar la disciplina que el proceso creativo exige, tanta como capacidad autocrítica. El poeta debe reconocer “cuándo el surco y la semilla están a tono con el ritmo interior”, apuntó el ensayista.

Periódico de poesía
en la Fiesta del Libro y
de la Rosa 2010

 

Por Claudia Sánchez

libroyrosa-01.jpgEn toda fiesta que se brinde en honor de los libros y de las rosas, la poesía es una invitada obligatoria. El pasado 23 de abril el Centro Cultural Universitario fue el regio escenario de la segunda edición de esta celebración literaria en la Ciudad de México, eco del festejo que Cataluña rinde a su patrón San Jorge cada año. La Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM organizó diversos eventos en torno al cine, al teatro, la música, la danza y la literatura. Hubo cuentos y cuenteros, gente lectora y gente leída, liberación y subyugación de libros y libreros, subastas, hojas de papel, pétalos y un mar de rosas. (Una ciudad en donde esto es posible, es una ciudad que ha enloquecido irremediablemente).

En este marco, el Periódico de Poesía abrió el espacio correspondiente para los versos. Pedro Serrano, editor, y Ana Franco, coordinadora editorial, congregaron a un nutrido número de poetas y artistas que compartieron con el público algo de su voz, de su música, su danza o su canto.

libroyrosa-02.jpgPor principio de cuentas, en el vestíbulo de la sala Miguel Covarrubias, en un ambiente lounge, hubo dos mesas de lectura poética; Odette Alonso abrió la mesa diurna –llamémosla así, viene al caso porque empezó a las 12:00 p.m.–, la poeta cubana se refirió en sus versos al sentido tardío de las cosas, a la reminiscencia cruda de la realidad más inmediata: “compro baratijas para ti en los aeropuertos”; lo lejano y lo inmediato en indiferente comunión, en un no lugar: “el mar trae la ponzoña de una luna menguando”. Fue el turno, luego, de Kalu Tachisavi, quien leyó tanto en español como en mixteco; dos musicalidades, una sola voz, una sola soledad: “hay que entender la quietud/porque estoy sin afuera”.  Argel Corpus leyó poemas argumentativos, con dos líneas narrativas en cuya temporalidad y espacio un personaje ficticio y real: Alfredo Ríos Galeana, habitaba los nombres, las estaciones y las ciudades. La poeta canadiense Françoise Roy se adentró en una búsqueda profunda de las sensaciones mediante la palabra: “hablabas, de mariposas, plumas”; la fragilidad, el vuelo y el recuerdo imborrable de lo dicho en un segundo atroz. Después, Ricardo Pozas Horcasitas expresó un mundo contemporáneo inmerso en el delirio del tiempo: “el tiempo se me fue en buscarlo”. “Somos la obsesión del polvo por volverse aliento”. Eduardo Mosches dedicó su lectura a Rosina Conde y a Rocío González; llenó el recinto de escenas urbanas, vitales, naturales. “los barrotes de la ventana/fragmentan en varios/a un pájaro sin vuelo”. Y al final, Eduardo Casar puso una seria nota humorística al evento, dijo, un poco por recordar a Esquilo, “Ando instalado en la tragedia/me hace falta sentido del humor”, y otro poco por recordar el honor perdido “palabra, ten palabra/ vive al pie de la letra”.

Ana Franco afirmó que “el país de la poesía no existe, lo construimos todos nosotros, todos los días...”

Karen Villeda abrió la mesa vespertina, con una poesía joven, en busca del hallazgo iluminador, con algunos versos afortunados como “sólo el cadalso prevalece/la ejecución es extensa”. Eduardo Lucio Molina presentó poemas tanto de autoría propia, como de sus compañeros del proyecto Floricanto. A continuación fue el turno de Paula Abramo, quien hizo una magnífica lectura de su traducción del poema “Plátanos podridos”, de Ferreira Gullar:

Como un reloj de oro lo podrido
oculto en las frutas
sobre la barra (todavía miel
adentro de la cáscara
en carne que se hace agua) era
todavía oro
el turbio azúcar
venido desde el suelo
                             y ahora
ahí: plátanos negros
                como bolsas blandas
                donde llega una abeja
                y gira
                y gira manecilla en universo dorado
                (parte nimia de la tarde)
en abril
        mientras vivimos
 
Y detrás de la urbe
(de la gente en la sala
o remendando)
a espaldas de la gente
frente a ella
a su derecha o
(tras de las palmas de los cocoteros
alegres
y del viento)
como un cinturón azul
y ardiente
el mar
golpeando su tambor...


libroyrosa-03.jpgLlegó luego la regiomontana Jeannette Clariond, quien leyó una parte de su traducción de la poesía de Alda Merini, escritora italiana que, a decir de la traductora, fue una mujer mística, erótica, cristiana, pagana y un poco de todo. Después, el poeta español Luis María Marina, con una poesía de fuerte componente histórico y mitológico, leyó, entre otros textos, una jarcha: “Di, perra mora/por qué me buscas/si no me tomas”. Posteriormente, el canadiense Pierre Yves Soucy habló de “una muerte demasiado joven aún/una muerte muy pálida”, “un mundo sin fin de contenido en una mirada cargada de desorden”. Habló del poniente y de las montañas; su traductor, Pedro Serrano, dio voz al poema Tu quemadura. Carmen Boullosa cerró la mesa; leyó sobre la niebla, sobre la ciudad que desconoce la niebla, sobre el hombre de piedra arisca; con una voz inconmovible llenó el recinto de su palabra y sus manos firmes.

En la sala Carlos Chávez, justo a las ocho de la noche, tuvo lugar el evento San Jorge y el dragón: el triunfo de la poesía. En ese recinto, Vicente Quirarte presentó la obra Retrato de la joven monstruo, dirigida por Eduardo Ruíz Saviñón. Teatro en atril que retrotrajo a “la terrible inventora del inventor del monstruo”, a la soberbia del hombre contra Dios, al amor a la libertad, a la hidromancia: lectura del pasado y el futuro en el agua, a una tal Mary Shelley, personaje central de la historia de una bestia.

A las nueve y diez, Pedro Serrano y Eduardo Ruíz Saviñón rindieron un ameno y cordial homenaje a Hugo Gutiérrez Vega, quién habló brevemente de su vasta trayectoria y leyó, para comenzar, un poema dedicado a Picasso: El mural de Guernica, el poeta comentó que en su momento entregó dicho texto a Rafael Alberti, para que a su vez lo hiciera llegar al pintor; pasó el tiempo, no hubo respuesta, pero en su siguiente encuentro con el escritor español recibió un dibujo firmado del artista: su única fortuna en la actualidad –a decir del poeta.

Dejad a ese caballo rumiando su agonía,
dejad que el toro negro empitone su muerte,
cuánto mejor la espada que esta muerte no vista
no esperada
que llega del aire envenenado...


libroyrosa-04.jpgTodos los recuerdos del quehacer artístico nacional que Hugo Gutiérrez Vega atesora en su memoria son dignos de un texto aparte. Sobra mencionarlo.

A continuación, el doctor en música Manuel Rocha y el intérprete Juan Pablo Villa ofrecieron un performance titulado La palabra y la música, realizado mediante un wii utilizado con una aplicación musical para lograr un sonido experimental manipulado electrónicamente, con acompañamiento de una improvisación de voz libre y medios electrónicos.

Posteriormente, Francisco Segovia leyó Tierra roja, 20 fragmentos con música de Manuel Velázquez. El contexto: Marte tiene dos pequeños satélites: Deimos y Fobos. Este último es la luna que gira más cerca de su planeta en el Sistema Solar. Desde la cara de Fobos que da a Marte no puede verse el cielo. Sólo se ve la masa pétrea del planeta:

1.
Tres meses en Fobos
bajo la lápida de Marte.

Tres meses abrumados por la mole
que deja sólo un respiradero al horizonte:
un aro negro a ras del suelo una rendija
donde es raro que se agache a husmear el sol.

Tres meses de vértigos y vómito
mirando pasar en vez de cielo
tres veces cada día las estrías de esta losa.

Cuánto amábamos entonces
las borrascas de polvo en que ocultaban
la cuchillada veloz y profunda
cicatriz ecuatorial del Valles Marineris.

Tres meses entrenando en Fobos
antes de saltar a la trinchera
y sentir de golpe el espacio abierto y el terror
de que nada nos contenga
de este lado de la lápida.


libroyrosa-05.jpgAl verso siguió la danza. Maratón de solos, siete bailarines ejecutando poemas de su elección: Vivián Cruz, Fragmentos de Kafka; Emir Mesa, La felicidad es una pistola; Florencia Sandoval, Cumbiera intelectual; Yuridia Ortega, Anecdotario de anotaciones urbanas; Fania Ballesteros, Nocturno muerto; Olivia Luna, Nómada; Carlos Martínez, Precipicio, con la colaboración de Tania Salomonov, Ignacio Velasco y Juan Manuel Torreblanca al piano.

Y, para cerrar la velada poético-literaria, Carmen Leñero presentó su espectáculo musical La perspectiva del gato.

Habrá quienes piensen que la ciudad de México ha enloquecido irremediablemente, y sí, tendrán razón. La poesía es una materia para los pocos locos sobrevivientes de un país cada vez más inexplicable, quizá por su ubicación interoceánica. Vivir entre la bravura de dos aguas no es sencillo, ya se sabe.



{moscomment}