Me llegué a la ciudad con el frío de las mañanas de viaje para ver los colores de las casas: la lentitud del rosa ensombrecido de sus fachadas, la luz blanca o dorada de las plazas vacías tras la lluvia, en la tarde. Buscaba mi lugar, perseguía un texto que había perdido (leído) en algún sitio. Anduve hasta el muelle. Lloviznaba. Y, allí, solo, en el muelle sin nadie, recordé en voz alta el comienzo de la Oda Marítima.
(De La ciudad blanca)
No sé si diga que el poema existe en la línea de sombra, en el rumor de límites que la imagen convoca y allí aguarda, incierto todavía, una mano de nieve que acierte en su lectura, que descifre su voz, que nos lo acerque y lo haga necesario, inútil como un dios, en la memoria.
CONFORME A LA COSTUMBRE
antigua de su oficio,
las palabras anuncian
el drama lentamente.
Ocupan los objetos
y enseguida los niegan.
Se dan al desamparo
de los nombres perdiendo
el tiempo si fabulan
historias que no existen.
No es casual que a veces
procuren el poema,
la vigilia, la muerte,
la idea de la rosa.
(De Siquiera este refugio)
La Nieve
sólo una vez viste la nieve
el blanco de la nieve su fulgor
una mañana juntos
en el umbral de casa
vino a posarse en las aceras
qué era ese frío
qué anunciaba
ya vestías de negro
y apareció la nieve
y te cegó los ojos
(yo había estado leyendo
entrada ya la noche
al chileno
Nicanor Parra
quien cuenta en un poema
que el joven Pushkin
poco antes de morir
asesinado
en las afueras de San Petersburgo
nos dejó la semilla
enterrada en lo blanco
de las palabras con las que el poeta
se despedía de la vida
Empieza
a
caer
otro
poco
de
nieve )
enmudeciste
entre el azul y el blanco de ese día
en la mañana
sólo el negro de tu ropa ahí
en medio de la calle
apenas si podías inclinarte
para tocar la nieve
desconocías el secreto
de tanta luz agolpada en tu puerta
no sentías el frío
bajo tus pies sólo el crujir del blanco
su transparencia
eras feliz
me tomaste la mano sonriendo
de vuelta a casa
y tu mirada ardió tan luminosa
que hizo brotar de nuevo la semilla
la sangre
las palabras de Pushkin
cubiertas por la nieve
(De La semilla en la nieve)
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