Viajera Editorial 

 

 


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Viajera editorial es un proyecto que se desarrolla principalmente en Buenos Aires. Presentan su concepto como ‘literatura gourmet’, y escogen el sello a partir de la idea de que es un espacio independiente de literatura en progreso, de ahí y del gusto por la exploración, el concepto de lo viajero. Así pues, la idea atiende a los placeres de la gastronomía y la maletita (su sello), y nos invita al encuentro con sus libros.

Viajera Editorial 
 

 



viajera-libros.jpgViajera editorial es un proyecto que se desarrolla principalmente en Buenos Aires. Presentan su concepto como ‘literatura gourmet’, y escogen el sello a partir de la idea de que es un espacio independiente, de literatura en progreso, por eso y por el  gusto por la exploración, el concepto de lo viajero. Así pues, la idea atiende a los placeres de la gastronomía y la maletita (su sello), y nos invita al encuentro con sus libros.

Sus catálogos se basan en el descubrimiento, la exploración y el “acompañamiento”: descubren primeros libros de autor, exploran a sus autores contemporáneos, y continúan con proyectos anteriores: Poesía portátil y Colección Valijita (que siempre acompañaron a sus lectores). Si bien la descripción que propone su ‘chef’ Karina Macció, no está del todo definida (hace falta acercar la página a lo literario, y sumar la intención gourmet y los viajes), es evidente que las ediciones han sido cuidadas.

Cuatro volúmenes nos hicieron llegar al Periódico de Poesía; en tres de ellos predomina la tendencia experimental de los autores que juegan con la organización de los versos y la tipografía. Clin caja, de Aníbal Iliguisonis, es un libro evidentemente onomatopéyico que, en la recurrencia, problematiza una caja registradora y su relación con el sistema económico de una subjetividad en clara decadencia. La poética de La Pérdida o La Perdida, de Karina Macció, se encuentra inicialmente en el nivel del morfema como parte mínima de la estructura significante, que se reacomoda en el juego de su multiplicidad. Entra y sale del sentido, y a partir de ello, de las posibilidades dicotómicas de sentirse libre o atrapada. Cecilia Maugeri, con malapalabra, nos invita también al cuestionamiento por insistencia. Hemos visto muchos juegos así en la tradición argentina del siglo xx (Leónidas Lamborghini, etc.), aunque un poco más tímidos en Maugeri.

Contrario a los libros referidos, La cajita de Pandora, de Virginia Janza, destapa un universo humano que se justifica en la cosmogonía clásica de occidente; inicia con la síntesis de tres mitos originarios: el andrógino, Prometeo y Pandora, con los que dialoga de manera metafórica, y trata de responder a los cuestionamientos propios del ser.

Con estos ejemplos, celebramos la existencia de Viajera editorial, de la misma manera en que celebramos la existencia de tantas editoriales independientes que luchan, literalmente, por ganar un lugar más para la poesía en este mundo tan distraído en el problema de lo útil, lo comercial y lo conveniente.



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