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Sexta entrega



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Priscila Vallone
(Rosario, 1993; reside en Río Grande, Tierra del Fuego)








C.alma

Será un espacio de velas encendidas. Será por ánimo hambriento un jirón de universos de ecos distantes. Una danza dentro del mar, el grito impreciso de un bosque rojo todo rojo; Una espalda desnuda. Vendrán a buscarme por tierra de mi íntima vendrán a hablarme de cosas inciertas van a decir mi nombre tres veces y no entenderán mi manera de sumergirme en esta garganta, en este ojo que tiene tristeza, en este pez boca arriba. Yo no sé ya de almas que se miran que se tocan, será un espacio de velas que se apagan por donde se deslizan tres dedos que se hacen agua que se hacen cuerpos que se miran que se tocan y no entienden. No entienden esta manera de dejarse dentro de un viento rojo todo rojo, y hablar luego del fuego hablar de la lengua, vendrán a pensarme como un sonido frágil y yo habré hablado por entonces de las cosas entre las cosas, del silencio dormido en medio de este invierno que me vive. Yo no sé ya de mí, pero será un espacio de velas que tiemblan, de almas que danzan de mares de gritos de hojas que caen al borde de la respiración de un animal nocturno, y yo voy a tocar entonces por tierra de mi íntima por la belleza de este silencio muerto, las revelaciones acunándose en el cielo distante de lo que tanto amé; Ah eso que tanto amé. He acompañado a las noches superpuestas, he nacido de un semi círculo en el agua me he revolcado en la tristeza misma del invierno que me duerme, y terminé envuelta de luces en medio del desvelo, terminé siendo llovizna de sangre tenue; Tanto amé, tanto. Amé todas las cosas entre las cosas y luego; Pude partir como quien nunca estuvo, como quien no estará. Jamás




Es la verdad que transmite el sol

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(Es probable que te acuestes y llores si te acarician. Que grites una sola vez. Por entonces alguien más habrá dado cinco vueltas alrededor de la mesa mirando hacia arriba. Ambos estarían descalzos y entonces sé que te cortarías un dedo y lo esconderías bajo la cama.)

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(Dicen que no. Pero sé que el agua no se atrevería. Las mujeres del agua tienen su espíritu ido y acunan larvas para no llorar. Hay dos cerebros en una piedra. Un hombre los lame y cierra los ojos para tocarse una luna en la garganta.)

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(Creo que serían siete los minutos que te miré sin pestañear. Tu mano revolvía cabezas de peces en mi saliva. Nunca había pensado que las sombras fueran tan inútiles los días de viento.)

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(A veces me envuelvo en veinte sonidos tres manos mil pastos medio cielo un cuarto marítimo dos respiros medio exhalo una lengua violeta siete gustos de tierra algo de dolor por un dedo en la sien una jaula cuarenta ratas seiscientas piedras un sillón tres fotos media sombra y cinco metros de llanto sobre la nieve que ha dejado la madera en otoño. Acá estoy. Podría temblar y morderte los pies. )

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(Es imposible retener tantas voces y ruidos de ratas y pájaros y yo digo basta. Es imposible soportar tantos pequeños cadáveres y los vomito. Están esperando que me saque los ojos y los ponga en mi palma. Mañana a primera hora, me tendrán como un grito fúnebre rodando en sus gargantas.)

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(Me iba por un camino de tierra y no sabría jamás que dejaba en sus botas un nido de hielo. Caminé a paso de nube en una vereda gris al lado de paredes infinitamente blancas. Él ya lo había visto todo. Ahora espera verme capas de escaparme de mí; Dijo Jaula.
Mi cuerpo lloró tres veces. )

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(Voy a no decir nada porque es así como funcionan las cosas a través de las naranjas. Yo corría por donde no quería por cierto tema de papeles en su nuca. Me senté a esperar no se qué hasta que se me pudriera un dedo; el que tiene el ojo que mira la televisión de costado. Los comestibles acompañan el rolor ajeno cuando uno decide correr menos. No importa por donde. Dije que no iba a esperar más. Y llegaron los papeles a desangrar la nuca en mi living sin importar las alfombras ni los sucios envoltorios dispersos en la habitación. Todos lloramos sobre la mesa. Pero no tengo rencor. Ella debió haber amado su libertad mientras su mano se agitaba en el aire. )

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(Me despierto dos veces y he sentido el corazón en el estómago. Me siento y veo muchas cosas parecidas a las vocales repetidas por más de veinticinco bocas en los segundos posteriores a la indiferencia pero (anteriores de muerte) de lenguas por tal desperdicio hablando. Después ahogo mi garganta con el puño de mi mano. El día viene detrás, antes de comenzar, sé que los volcanes no suelen mudarse si hay una caricia de por medio. )

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(Aseguro estar muriendo. )




Démons et merveilles

De colinas y vientos
de cosas que se denominan para entrar
como árboles o nubes en el mundo

De enigmas revelándose en las lunas
rotas contra el aljibe o las arenas
yo he dicho y esperado

Creo que nada vale contra esta caricia
abrasadora que sube por la piel
Ni el silencio, ese desatador de sueños

Vivir
oh imagen para un ojo cortado
boca arriba perpetuo 

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