Duo Duo |
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No hay
No hay nadie para despedirme no hay nadie para despedirse no hay nadie para despedir a los muertos, cuando amanece no había confines limpios sino el idioma, vuelto hacia los confines donde la tierra desaparece sino la carne abierta de los tulipanes, vuelta hacia la ventana abierta en la noche tardía sino mi ventana vuelta hacia este idioma que no entiendo no hubo más idioma sólo había una luz punzante sin tregua, punzante este serrucho sin tregua manipulado a través del alba sólo había tulipanes confusos, hasta no serlo más no hubo más tulipanes sólo había luz, estancada en el corazón del alba luz estelar, sembrada en el dormido furgón del exprés que galopaba, la última luz, la que irradia el rostro de un bebé no hubo más luz con un machete corté la carne, oí el chillido del pastor a través del alba abrí la ventana, oí la luz y el hielo que se respondían a gritos son esos gritos que quebrantaron las cadenas de la bruma no hubo más gritos sólo la tierra sólo la tierra y los que transportan los cereales saben que sólo el pájaro que canta a medianoche ha visto el alba no hubo más alba
1991
Silencio En la ventana, esperando el temporal de nieve, está colgado tu retrato una bandeja negra llena de pan la mano se extiende hacia un lugar sin manos es silencio la nieve, en este instante cae a ti, te mira el caballo esta ladera nevada, es intención es tu silencio en el cementerio, silenciosos se desplazan los carneros en el cielo constelado de cuervos, ya despunta el alba un silencio autorizado en la tumba han grabado: meditar rompe el silencio el mundo más allá de la ventana guarda silencio en el paisaje blanco guarda silencio el reloj hace tictac, la aguja está inmóvil bajo la mano, en el papel, hay esta forma de ser: buscar la otra parte del hombre En otoño Otoño, delante de una casa occidental color crema Una vieja mujer francesa murió, lentamente en un lugar lejos, muy lejos de su patria unos niños vinieron juntos corriendo y apartaron a su perro fiel Ataron una cuerda alrededor de su cuello, lo colgaron de un abedul blanco en un lugar no lejos del cadáver de su ama lentamente, murió un perro francés de raza En esa tierra vuelta extraña había estos niños, que repartieron entre ellos los caramelos de la vieja mujer y juntos, apartaron a su perro fiel y lo colgaron de un alto abedul blanco Juntos, murieron, lentamente una vieja mujer francesa, un perro francés de raza algunos niños, algunos niños chinos delante de una casa occidental color crema, en otoño... Noche En una noche llena de símbolos la luna es como la cara demacrada de un inválido como un momento y una muerte trastocados, como un médico de pie ante la cama: ciertas emociones despiadadas ciertos cambios interiores que gritan El claro de luna en el vacío delante del cuarto tose suavemente el claro de luna que alude al exilio en el ojo... |
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