Peter Warlock
 

 

Por Jorge Fondebrider


musica-warlock.jpgJohn Peter Warlock (seudónimo de Philip Arnold Heseltine) es uno de los más interesantes y enigmáticos compositores británicos del siglo XX. La afirmación puede parecer desproporcionada, sobre todo si se considera la brevedad de su obra en comparación con las de sus célebres compatriotas Edward Elgar, Ralph Vaughan Williams, Frederick Delius o Benjamin Britten. Las grabaciones que hace algunos años editó el sello Hyperion demuestran lo contrario.

Nacido en el Savoy Hotel de Londres el 30 de octubre de 1894, Philip Arnold Heseltine provenía de una familia acomodada de agentes de bolsa. Su padre murió en 1896 y su madre, Edith Covernton, siete años más tarde volvió a casarse, instalándose en Gales.

Del joven Heseltine se esperaba un destino ligado al comercio. Sin embargo, en la escuela secundaria descubrió su interés por la música. Más tarde, en Eton, fue alentado por Colin Taylor, su profesor de piano, quien en 1911 lo llevó a un concierto de Frederick Delius (1862-1934). La música del compositor de Brigg Fair produjo un profundo efecto en el joven, quien llegó a obsesionarse con ella. Algo después y luego de conocer personalmente al muchacho, Delius se transformó en su mentor y, más tarde, en su amigo de toda la vida.


Peter Warlock

 

Música y poesía
por Jorge Fondebrider


musica-warlock.jpgPeter Warlock (seudónimo de Philip Arnold Heseltine) es uno de los más interesantes y enigmáticos compositores británicos del siglo XX. La afirmación puede parecer desproporcionada, sobre todo si se considera la brevedad de su obra en comparación con las de sus célebres compatriotas Edward Elgar, Ralph Vaughan Williams, Frederick Delius o Benjamin Britten. Las grabaciones que hace algunos años editó el sello Hyperion demuestran lo contrario.

Nacido en el Savoy Hotel de Londres el 30 de octubre de 1894, Philip Arnold Heseltine provenía de una familia acomodada de agentes de bolsa. Su padre murió en 1896 y su madre, Edith Covernton, siete años más tarde volvió a casarse, instalándose en Gales.

Del joven Heseltine se esperaba un destino ligado al comercio. Sin embargo, en la escuela secundaria descubrió su interés por la música. Más tarde, en Eton, fue alentado por Colin Taylor, su profesor de piano, quien en 1911 lo llevó a un concierto de Frederick Delius (1862-1934). La música del compositor de Brigg Fair produjo un profundo efecto en el joven, quien llegó a obsesionarse con ella. Algo después y luego de conocer personalmente al muchacho, Delius se transformó en su mentor y, más tarde, en su amigo de toda la vida.

Concluidos sus estudios, Heseltine pasó algunos meses en Colonia, perfeccionándose en el piano y estudiando alemán. En octubre de 1913 entró en la Universidad de Oxford, donde apenas permaneció por un año. Igualmente fallida fue su tentativa de estudiar en la Universidad de Londres. Sin una carrera universitaria completa y sin aptitudes para convertirse en concertista, en febrero de 1915, Heseltine comenzó a trabajar en el periódico Daily Mail, pero pronto se aburrió. A partir de entonces, decidió emplear todo su tiempo disponible —que era mucho— en sus dos mayores pasiones: la literatura y la música isabelinas. Empezó entonces a frecuentar la biblioteca del Museo Británico, donde pasaba largas horas dedicándose a copiar antiguas partituras de la música del período. Allí conoció al novelista y poeta D.H. Lawrence, quien lo integró por un tiempo a su círculo de amigos.

Mientras la Primera Guerra continuaba en la Europa continental, Heseltine se negó a cumplir su servicio militar, declarándose objetor de conciencia, mientras proyectaba, junto con Lawrence, establecer una vaga colonia utópica en algún lugar de América. A principios de 1916 ambos viajaron a Cornualles y, durante un breve lapso, Heseltine actuó como agente literario Lawrence. Poco después, sin resultados a la vista y por razones no del todo claras, ambos discutieron y se distanciaron. De vuelta en Londres, ese mismo año Heseltine conoció al compositor y crítico musical Cecil Gray, con quien comenzó a llevar una vida bohemia y a "planificar" una renovación del panorama musical británico. Hacia junio, Heseltine conoció al compositor de origen holandés Bernard van Dieren y, luego de estudiar sus técnicas contrapuntísticas, se transformó en defensor a ultranza de su música. Su entusiasmo lo llevó a escribir y en noviembre publicó su primer artículo, firmado bajo el seudónimo de Peter Warlock.

Luego de casarse con la modelo Minnie Lucy Channing, Heseltine retornó a Cornualles. Allí volvió a frecuentar a Lawrence quien, sin que ambos esposos lo supieran, los describió en los términos más desagradables en su novela Women in Love. Al descubrir la verdad, Warlock amenazó a Lawrence con acciones legales, pero el libro se publicó de todos modos.

En agosto de 1917, alertado de que, a pesar de su condición de objetor de conciencia, iba a ser llamado a filas por el ejército, Heseltine huyó a Dublín, donde pasó un año entero. Ese año sabático en Irlanda le sirvió para decantar las influencias recibidas y se tradujo en la escritura de diez canciones que, más adelante, le valdrían el favor del público y de la crítica. No obstante, durante ese lapso productivo alternó la composición con las prácticas ocultistas que, según su amigo Gray, le ocasionaron un serio daño psicológico.

De vuelta en Londres, cargando con una módica reputación de revoltoso y la antipatía de buena parte de la comunidad musical londinense, en agosto de 1918 envió siete de sus composiciones —firmadas por Peter Warlock— al editor Winthrop Rogers. En lugar de sacar inmediato partido del éxito obtenido, Heseltine interrumpió su carrera de compositor y, entre 1919 y 1921, se dedicó al periodismo. Así, fue editor de The Sackbut, una revista publicada por Rogers, abocada a la crítica musical y a la publicación de poesía. Como no podía ser de otra manera, Heseltine consiguió indisponerse con una enorme cantidad de personas y, al cabo de nueve números, su agresiva política editorial llevó a que lo reemplazaran en su cargo. Económicamente arruinado, se refugió en el hogar materno en Gales, donde permaneció durante los próximos tres años escribiendo un libro sobre Delius —publicado en 1923—, transcribiendo un gran número de canciones isabelinas y escribiendo sus propias composiciones; entre ellas, The Curlew, el ciclo de poemas de William Butler Yeats convertidos en canciones para tenor, que la crítica considera su obra maestra.

Luego del paréntesis pasado en Gales, Warlock se instaló en Chelsea en 1924, y allí tomó contacto con John Barbirolli y John Ireland, entre otros, al tiempo que recorría las editoriales musicales para vender sus canciones y transcripciones. Un año más tarde, junto con sus amigos Moeran y Collins, se fue a vivir a Eynsford (en el condado de Kent), en uno de cuyos pubs fijó su estudio. Allí fue repetidamente visitado por el eminente Constant Lambert para asistir a la composición de piezas inspiradas en la poesía isabelina. También allí escribió su famoso estudio sobre Gesualdo, un libro titulado The English Ayre  y la Capriol Suite, inspirada en Orchésographie et traité en forme de dialogue par lequel toutes personnes peuvent facilement apprendre et pratiquer l'honnête exercise des danses (1588), de un tal Thoinot Arbeau (anagrama de Jehan Tabourot, canónigo de la catedral de Langres, que por motivos políticos se vio obligado a usar un seudónimo). La obra de Arbeau, que como muchas del período, se presentaba en forma de diálogo, tiene por protagonistas al autor y al abogado Capriol. En 1925 Cyril Beaumont publicó una traducción del libro en Inglaterra y Warlock fue el encargado de transcribir las ilustraciones musicales. Luego, siguiendo el ejemplo de Otorino Respighi —quien en 1917 había orquestado Antiguos aires y danzas, una colección de piezas armonizadas según el estilo del siglo XVI—, Warlock escribió su suite basándose en las piezas de Arbeau.

Hacia 1928 su situación financiera le impidió continuar con su vida en Eynsford y Warlock volvió a Gales. Poco después, Thomas Beecham lo invitó a formar parte de la publicación de una revista que, se suponía, ayudaría económicamente a la realización del Festival Delius, que se realizaría en octubre de 1929. Éste tuvo lugar con gran éxito, pero, al cabo del mismo, Warlock quedó nuevamente desocupado.

En 1929 llegó la bancarrota financiera absoluta y la depresión. Para empeorar más las cosas, debido a la crisis económica mundial, el mercado de las canciones parecía definitivamente terminado. Endeudado y sin trabajo, durante 1930 intentó infructuosamente revertir su situación, pero murió el 17 de diciembre, a consecuencia de un dudoso accidente provocado por un escape de gas en su departamento londinense de Chelsea.

Como suele suceder, luego de muerto, Warlock fue debidamente considerado. Tenido en su tiempo como la gran autoridad en la música isabelina, usando su verdadero nombre transcribió a lo largo de su vida más de 570 canciones para voz y laúd, así como un gran número de piezas corales que, hasta el día de hoy, integran los repertorios especializados en el período. Como compositor, escribió las suites para cuerdas Capriol  y Serenade (ésta última, compuesta entre 1920 y 1922 y dedicada "a Frederick Delius en su cumpleaños sesenta"), el ciclo The Curlew, la pieza para orquesta reducida An Old Song y los Folksong Preludes para piano. Sin embargo, su nombre está indefectiblemente ligado a las canciones —unas 120—, que él mismo se ocupó de arreglar para distintas combinaciones de cámara y que se hallan reunidas en 8 volúmenes. Según el crítico Fred Tomlinson, Warlock "fue el compositor de algunas de las  más bellas canciones inglesas de todos los tiempos, notables por su intensidad, memorables por sus melodías y por su individualidad armónica". Para las mismas se valió de poemas de Charles d'Orleans, William Shakespeare, Thomas Dekker, Edward Young, Robert Herrick, Thomas Campion y, entre los contemporáneos, Robert Louis Stevenson, el poeta simbolista Arthur Symons, Hillaire Belloc y William Butler Yeats. Respecto de su labor como escritor, publicó 9 libros, más de 73 artículos y 51 críticas especializadas. 

Ausente de los catálogos durante muchísimos años, en 1994, el sello Hyperion editó Songs by Peter Warlock, una antología de 34 canciones interpretadas por John Mark Ainsley (tenor) y Roger Vignoles (piano), a las cuales, el mismo sello, sumó en 1997 las suites para cuerdas Capriol y Serenade, ambas interpretadas por The Nash Ensemble, con dirección de Martyn Brabbins. Asimismo, el disco incluye Songs for tenor and string quartet  (nuevamente con John Mark Ainsley en voz y un cuarteto compuesto por Leo Phillips, Elizabeth Wexler, Roger Chase y Christopher van Kampen)y The Curlew, para tenor (Ainsley), flauta (Philippa Davies), corno inglés (Gareth Hulse), violines (Leo Phillips y Elizabeth Wexler), viola (Roger Chase) y cello (Christopher van Kampen).


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